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10 poemas cortos que hacen llorar para dedicar durante el Día del Padre
Desde el recuerdo de un hombre fallecido hasta anécdotas conmovedoras, compartimos algunos poemas capaces de estremecer cada fibra de nuestro corazón durante el Día del Padre y otras ocasiones especiales.
Compartir poemas cortos durante el Día del Padre puede ser un hermoso detalle para dedicar a un ser querido. (Foto Prensa Libre: Freepik)
Hablar del amor de padre es abrir una ventana que contiene diversas emociones, de acuerdo con las experiencias y vivencias personales.
En algunos casos, las memorias sobre la figura paterna son tan felices que no alcanzan las palabras para describirlas. Sin embargo, la ausencia voluntaria o involuntaria de un padre puede marcar el camino de quien ha experimentado esta situación.
En esta ocasión, traemos para usted estos poemas cortos elaborados por autores guatemaltecos que retratan distintas vivencias y sentires. Estos textos pueden dedicarse durante el Día del Padre o en cualquier otro momento.
La mayor parte de poemas compilados son inéditos, pero también compartimos algunos poemas y fragmentos poéticos que han sido publicados anteriormente en antologías literarias y poemarios.
Poemas cortos para dedicar este próximo Día del Padre
1. Esa parte que me hace falta
Vi a mi padre
la mañana previa
a que me dejara por siempre.
Lo abracé;
ya no estaba muy consciente que digamos.
Nunca lo dije antes,
pero lo sentí tan leve,
tan frágil
que podría haberlo levantado
con un pequeño fragmento
del pensamiento.
Algo en mí se destruyó
en ese momento.
Y desaparecí.
Hasta la presente fecha,
en este deplorable día,
aún no me encuentro.
Ruth Vaides
(Del libro Kudoku Shi - Muerte Solitaria, 2019)
2. Bicicleta
Los pasos que sigo
desde aquellas mañanas de domingo
y las primeras caídas en bicicleta.
Esos "Coman ustedes,
yo no tengo hambre"
Te veo y aquella silueta
se hace tan distante, lejana
Pero ahí está,
siguen siendo esos mismos ojos que
solamente han envejecido.
David Galicia Ardón
3. El roble
Desde pequeña te busqué entre árboles
imaginaba correr hacia ti
y los caminos se me hacían largos,
deseaba que se acortaran
para que llegaras pronto a casa.
Cada viernes era una espera
que muchas veces se prolongó hasta el sábado,
el tiempo siempre han sido tu mejor secreto.
La crucita de las cintas de los zapatos
la conocí a través de tus manos —cuando tenía apenas cinco años—.
En ese tiempo me ayudaste a amarrar,
luego tu especialidad fue ayudarme
a desenredar los nudos de la conciencia.
Ahora, me gusta sentarme en tu sombra,
saborear tus consejos, degustar tus palabras,
ser feliz con bromas y respirar tus caricias
tu presencia fortalece mis células, me ayuda a estar viva.
No quiero que llegue el día en que se difumine tu sombra
Marcela Dubón Quevedo
(Del libro Trayecto)
4. Heredero de su nombre (Fragmento)
Mi padre, él es quien me enseñó que,
si llegás a un lugar a la hora llegaste tarde,
se debe llegar unos 15 minutos o media hora antes,
uno nunca sabe los imprevistos.
Él fue quien me hizo valorar la educación
y siempre nos motivó a continuar,
para trabajar desde una computadora
y no con fuerza muscular.
Cada logro que alcanzo siento que es más de él
y mi mamá que mío, como cada diploma o título
al que él ya le tiene un marco listo.
Cada vez que lo veo, es un beso en el cachete,
una caricia en el cabello y escucharlo decir:
"Vos sos mi peludo va"
Y yo contestar con rostro de niño: ¡Sí!
Gerson González
5. Versos para la sombra de un padre
Te reconstruyo con cadáveres llamados memorias.
En mi mente tu voz resuena más que la mía.
Tus guantes aún guardan el calor de tus manos.
Busco en tus fotos aquel rostro tierno que besaba mi frente.
Y en tus lentes anhelo encontrar tu mirada.
Junio es una tormenta de recuerdos y me inunda
un huracán que me avienta a un gran vacío.
Todo era caos en mi vida, menos tu amor.
Si estuvieras, tu amor sería mi mayor consuelo.
Te recordaré con el mismo cariño que me dabas desde mi primer aliento
Gracias por ser el mejor hombre de mi vida.
Alejandra Chanchavac
6. A mi padre (fragmento)
Eres ese caminito infinito que me gusta recorrer
para sentirme seguro y confiado.
Sé que los ángeles existen porque tú estás a mi lado;
hasta el día de hoy no he conocido a alguien tan especial como tú.
Quisiera ser el hijo que te hace sentir orgullo en todo momento
pues tú me haces sentir orgullosa a cada instante
y aunque a veces me enfurece ser buena persona,
los obstáculos son difíciles de transitar.
Cuando entristeces me duele tanto papá
y no sabría qué hacer sí un día no estás a mi lado.
Eres ese puerto al cual me gusta regresar,
eres mi fortaleza y manantial de sabiduría.
No me alcanzará la vida para agradecerte
todo lo que has hecho por nosotros.
Te admiro tanto papá y realmente quisiera ser como tú,
pero mi temperamento es distinto al tuyo.
Ten presente que mantendré tu legado vivo
que siempre estaré orgullosa.
Ivette Monney
(Del libro Ritos de Soledad, 2020)
7. 5 de febrero 2022 (adiós papá)
Busco correr en contra de las manecillas del reloj,
correr lo más lejos posible,
huir de esta fecha,
que me atraviesa como flecha,
con los sentimientos desechos,
y la abertura de mi camino.
Correr lo más lejos de aquel reloj amarillo.
El instante estancado en aquel último suspiro.
Aquel día dejé de ser niño,
y quizás fue el detonante de lo que hoy soy,
ya son 22 años, es el mismo día: 5 de febrero,
Día sábado, son las 10:30 am
y yo apresado en un teclado.
Mis lágrimas deseaban salir,
pero salieron hasta el almuerzo,
sin querer aún vivo en ese bucle, apresado.
Pero a quién diablos le importa,
solo sé que la muerte usa tenis,
porque ya viene corriendo tras de mí,
a cada minuto, a cada segundo.
Tengo que ser un muy buen atleta
Para que no me alcance.
Alfredo Rac
8. Al padre ausente
El vino de la sociedad
embriaga esta soledad.
Un vagabundo errante
detiene el trote del recuerdo
perplejo y sumido reacciono
aturdido con el sí del desquite.
Acaece el conticinio diario
el vago errante irrumpe
abrupto y despabilado
entablamos un vino
sabor recuerdo añejo.
Padres de los cigarros,
hijos del guaro,
cada uno con su vicio
él extraña a su pequeño;
yo lo odio por su abandono.
Manuel «Voiltez» Téllez
9. Otro 17 más
Mis ojos fueron los últimos que te vieron
Y yo fui lo último que tus ojos pudieron ver
Ese es un recuerdo que ni arrancándome los ojos
con mis propias manos ensangrentadas en llanto
o que estos mismos ojos ya comidos por gusanos
después de todos estos años…
podrán olvidar.
Otro 17 más… sin ti.
Estas letras nunca llegarán a ti,
pero te escribo como si estuvieses aquí,
porque tu amor, tu esencia, tus recuerdos
siguen aquí en casa, siguen aquí conmigo…
Feliz día al cielo, papito.
Merary Chay
10. Homenaje (fragmento)
Mi mayor homenaje es recordarlo.
Recordar como reían sus ojos,
recordarlo con sus sentidos agudos,
con su mirada de tormenta silenciosa,
con su sonrisa como sacada de una tienda de regalos.
En definitiva, un hombre de corazón enorme.
Un día, hace 7 años, un paro respiratorio terminó con él,
dejó de respirar, para entonces yo rondaba mis 21 años,
ese mismo día en el que muy de mañana,
muy digno, muy de hombre sabio le dijo a mi madre:
“Eva, estoy cansado…” y así sin ningún berrinche… se fue.
Ernesto Estrada Aguirre. Mi otro gran amor.
Roque Estrada
(Del libro Ausencias, 2018)