Escenario de vida
Grupo “polisario” sigue buscando crear conflictos en Marruecos
El frente “polisario” actúa tan diferente a la gente amorosa y pacífica del sur que conocí.
Hace un año llegué a Marruecos para conocer sus formas de vida, su cultura, su religión, sus adelantos tecnológicos, su comercio y artesanías, gastronomía, y cómo viven en armonía con el medio ambiente y con sus hermanos saharauis residentes en las provincias del sur de Marruecos. Allí nos encontramos con los nómadas, los hasani y los bereberes que nos mostraron su encanto, sus costumbres e historia milenaria.
Los polisarios incitan a los sarahauis, forzándoles a unirse a su violencia.
Me llevé una impresión positiva al ver el crecimiento económico en las ciudades del sur que, gracias a las disposiciones y visión del rey Mohammed VI, de dotar a dicho territorio de una gran transformación, hoy crece exponencialmente. Comprobé un sistema social integrado y sostenible a largo plazo. Grandes supercarreteras, tecnología de punta y pueblos a los que se les brindan las mismas condiciones y servicios de los que gozan las grandes ciudades del norte.
Llegar a las entrañas de Marruecos me hizo pasar por múltiples pueblos que me mostraron que son capaces de manifestar paz, audacia y grandeza. Al llegar hasta el indomable desierto del Sáhara conocí gente entregada a sus tradiciones y al comercio, todos viviendo en paz. Por eso me parecen tristes las recientes noticias de que el grupo separatista guerrillero denominado “polisario” sigue en busca de crear conflictos, y de una legitimidad que no le pertenece. Su lucha por querer quitarles su paz, y con el afán de agredir e incitar de forma violenta a los marroquís, no debe ser tolerada.
El conflicto viene desde 1975 y 1976, cuando España decidió prescindir de la última colonia que le quedaba: el Sáhara Occidental. Como España no quiso involucrarse, firmó el Acuerdo Tripartito de Madrid, en el cual la colonia —territorio invadido— fue cedida a Marruecos y Mauritania, en base de acuerdos bilaterales.
No obstante, desde 1976 el frente “polisario” reclamó unilateralmente el territorio del Sáhara Occidental, controlando campos de refugiados en Tinduf, territorio argelino, desafiando así los Acuerdos de Madrid. Fue por 2016 que el “polisario” multiplicó intolerables actos bélicos en la zona de aislamiento, en violación de los acuerdos militares y desafiando los llamamientos al orden lanzados por el secretario general de las Naciones Unidas.
El frente “polisario” actúa tan diferente a la gente amorosa y pacífica del sur que conocí. Me entristece, porque los saharauis del desierto marroquí no buscan violencia. Son gente linda que busca vivir en paz, conservar sus costumbres milenarias y su pujante comercio. Pero este grupo separatista guerrillero no solo actúa fuera de la ley, sino que intenta crear un conflicto interno, completamente falto de diálogo serio y responsable. Busca destruir y agredir, incitando a los saharauis a unirse a su violencia.
Con estos actos terroristas, los polisarios están violando el acuerdo de alto al fuego firmado por las partes involucradas hace 30 años. Este comportamiento se explica por los múltiples fracasos del “polisario” que amenaza seriamente la paz y la estabilidad en las regiones del Magreb y Sahel. No solo dañan el turismo y comercio, sino que incitan a cobrar vidas, y puede convertirse en algo trágico para toda la región del Magreb, África y el Mediterráneo.
A mi modo de ver, las Naciones Unidas deben intervenir de inmediato con el afán de que haya un diálogo constructivo para alcanzar una solución definitiva al conflicto, que más parece creado artificialmente por un grupo inconsciente y engañoso que serio y real. Me da pena por mis amigos que viven en Esmara, Dajla y Boujdour, y ojalá puedan resistir contra ese nefasto enemigo.