Pluma invitada
Comprar local: estrategia contra el hambre que fortalece la economía rural
Impulsar las compras a productores locales es una estrategia para vencer el hambre, activar la economía y generar empleos.
Imaginemos la siguiente escena: trabajadores agrícolas recogen espinacas que crecen junto a otros cultivos como frijoles, repollo, cebollas, camote y plantas de banano.
Cada millón de dólares de compras locales en Guatemala y Honduras creó el equivalente a 255 puestos de trabajo a tiempo completo por año, lo que confirma el papel de las adquisiciones locales como motor del empleo y el crecimiento económico.
Una vez empacadas, las espinacas son llevadas en motocicleta hasta una cooperativa local, donde se comprobará su calidad para llevarlas a los mercados locales para venta y consumo. Desde allí irán directamente a las escuelas cercanas donde los cocineros preparan almuerzos para los alumnos.
Acabo de describirles el exitoso modelo de cultivo y compras locales que el Programa Mundial de Alimentos implementa en las zonas rurales de América Latina y el Caribe en estrecha cooperación con las comunidades.
Con esta imagen mental visualicemos las compras locales a gran escala no como un gasto sino como una inversión. Alentar a los pequeños agricultores a producir más, fortalece la economía local, conduce a una mayor seguridad alimentaria para las comunidades y mejora la vida de las personas. También genera empleos.
A lo largo de los años, el WFP ha aumentado la proporción de alimentos que compra localmente, fortaleciendo el papel de cada actor en el sistema alimentario, del campo a la mesa: desde quienes cultivan los alimentos, los transportan, los venden, los compran y hasta aquellos que los comen. De hecho, la mitad de los productos de WFP distribuidos para mejorar la seguridad alimentaria de los más vulnerables se localmente. En 2023 hasta el 77 % de los alimentos que adquirimos en todo el mundo procedieron de los mismos países a los que brindamos asistencia.
Los impactos positivos de los sistemas de compras locales en nuestra región se evidencian en un nuevo estudio publicado conjuntamente por WFP y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Medimos el impacto económico observando cuántas personas consiguieron empleo, cuánto dinero ganaron los productores locales y el alcance de los efectos cuando el Programa Mundial de Alimentos compró alimentos producidos localmente. Esto nos ayuda a estimar cuántas personas se benefician indirectamente de las compras y transferencias de efectivo de WFP.
Cada millón de dólares de compras locales en Guatemala y Honduras, en promedio, benefició a casi 400 agricultores con un aumento del margen bruto anual de 1.865 dólares por agricultor (equivalente a 2,4 veces la línea de pobreza internacional del Banco Mundial). Esto creó el equivalente a 255 puestos de trabajo a tiempo completo por año, lo que confirma el papel de las adquisiciones locales como motor del empleo y el crecimiento económico, particularmente en regiones que luchan contra la pobreza y el desempleo.
El impacto ambiental se midió a través de la huella de carbono generada por los productos importados al no tener que moverlos por vía marítima hasta el país de destino. Con la compra de 1.000 toneladas métricas de productos locales, se ahorran cada año emisiones equivalentes al uso promedio de 32 automóviles, un testimonio de la eficacia ambiental de comprar localmente.
Este estudio utilizó una metodología sólida replicable en todos los programas de adquisición de alimentos y puede ser un punto de inflexión para las instituciones públicas o privadas que quieran demostrar que comprar alimentos locales no es sólo gastar dinero, sino invertir en la comunidad.
Además, es una hoja de ruta para enfoques innovadores que integran compras con entregar una canasta de alimentos diversificada para mejorar la nutrición de las personas, desarrollar la resiliencia de las comunidades y capacitar a las personas de la agricultura familiar a generar ingresos.
El estudio WFP-CEPAL es un testimonio del potencial transformador de la compra local de alimentos con un enfoque sostenible e inclusivo de los sistemas alimentarios, que nutre tanto a las personas como al planeta.