la experta expone la visión del papa sobre diversos temas
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“La política es la forma más alta de caridad”
Emilce Cuda es la primer mujer latinoamericana en ocupar un alto cargo en la Santa Sede.
Emilce Cuda conversa sobre diversos temas relacionados a la Santa Sede. Foto Carlos Hernández
Es secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina de la Santa Sede y la primera mujer latinoamericana en ocupar un alto cargo en la curia romana. De nacionalidad argentina y teóloga, ha sido conocida a nivel internacional como “la mujer que lee al Papa”, en referencia a una publicación que hizo en el 2016, en la cual habla de las posturas políticas, económicas y sociales del pontífice. Conversamos con ella durante su visita a Guatemala, que visitó por invitación de la Facultad de Teología de la Universidad Rafael Landívar.
¿Qué significa el cargo que usted representa?
Soy parte de la Santa Sede. Toda la curia romana, es decir el gobierno de la Iglesia, está al servicio del papa Francisco. Por lo tanto, estoy al servicio del Sumo Pontífice.
¿Cómo llegó a ese cargo?
El único continente que tiene una comisión dentro de la Santa Sede es América Latina. Nació a mediados del siglo XX y se relaciona con que la Iglesia latinoamericana es la primera que asume una nueva configuración. Todos los obispos y las conferencias episcopales nacionales se unen en una entidad regional, que es el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam).
Esto captó la atención de la Santa Sede. Por ello se abrió dentro del Dicasterio de los Obispos una comisión especial para América Latina.
El Papa llamó a dos secretarios: uno varón, desde México, y una mujer, desde Argentina, que soy yo.
Un hombre y una mujer. ¿Considera que el Papa pensó en la equidad a la hora de decidir?
La verdad es que no lo sé. Habría que preguntarle al pontífice. No es habitual que haya dos secretarios en la Santa Sede. En este caso, el papa Francisco, en su nueva visión de la Iglesia a nivel estructural, lo hizo así.
¿Es por la importancia de la región?
Eso es muy interesante. A veces se generaliza América Latina como si fuese todo lo mismo, y no es así. La tarea que yo me he propuesto y que apoyó el papa Francisco la llamamos Construyendo puentes.
¿De qué se trata?
Es poner en comunicación a las universidades, los sindicatos, las cámaras de empresarios y las comunidades organizadas en general, para que aquellas personas decididas a emigrar a Estados Unidos, que no quieren ir a vivir a otro país sino que están forzadas a hacerlo por desempleo, sean bien recibidas, integradas y acogidas.
¿Qué le preocupa al Papa?
Que la gente está sufriendo. La gente está sufriendo por distintos motivos: por una crisis ecológica y socioambiental que pone en peligro la vida del planeta por los cambios climáticos, pero que no se origina en que un meteorito chocó contra la Tierra, sino por un sistema productivo y económico que mata. El Papa lo dice en uno de sus documentos, el Evangelii gaudium. Solucionar estos problemas implica intervenir de manera directa y participativa en los modelos productivos.
¿Cómo sería esa intervención?
El Papa dice que hay que hacer política. Y la política hay que entenderla como la forma más alta de caridad. La palabra caridad significa amor. Hay tres virtudes teologales para los católicos: fe, esperanza y caridad. Por amor somos capaces de hacer cosas que no imaginamos. Para salvar a las personas amadas hacemos mucho. Entonces, la política es la forma más alta de amor, porque hacemos mucho por personas que no conocemos.
¿Cómo hacen ese trabajo?
Nos duele el sufrimiento de las personas. Salimos a la calle, las acompañamos en sus organizaciones populares, las ayudamos a presentar recursos ante los Estados para obtener políticas públicas y financieras que respeten sus necesidades y las reconozcan como derechos. Eso es hacer política. Claro, hay otras maneras de hacer política, como desde lo totalitario, lo autoritario o lo represivo; pero, desde luego, no son esos los tipos de política de los que habla el sumo pontífice.
¿Cómo describe la política de la región?
Depende. Si entendemos por política solo las estructuras gubernamentales, le diría que en algunos casos los gobiernos han sido tomados por lo que el Papa llama “los falsos profetas”, que son aquellos que le hablan al pueblo, que tocan su sensibilidad, que se apropian de su esperanza, y que gracias a esas falsas promesas llegan a los espacios de gobierno y luego, una vez ahí, no gobiernan a favor de las grandes mayorías, que siempre son pobres, sino de una pequeña minoría que ni siquiera es nacional, ya que por lo general es la de los intereses extranjeros.
¿Se refiere al populismo o a otras corrientes?
Bueno, el populismo hay que definirlo. Empecemos por aclarar que no es una forma política, sino un modo de llegar al gobierno. A veces por medio de la demagogia, que es lo que hoy caracteriza a estos populismos, que en general son de derecha, aunque algunos aparecen como enmascarados como de izquierda. No obstante, hablar hoy de derecha o izquierda ya no aplica, porque son categorías del siglo XX. Tampoco podemos decir ahora que todos los gobiernos de Latinoamérica son corruptos, porque ese es el eslogan que se utiliza fuera de América Latina para señalar que la situación terrible en que se encuentran nuestros pueblos es culpa de nuestros propios gobernantes.
Entonces, la política es la forma más alta de amor, porque hacemos mucho por personas que no conocemos.
¿Entonces?
Hay gobiernos de todo tipo en América Latina. Por supuesto que hay gobiernos corruptos, algunos golpistas, pero también los hay elegidos por una voluntad popular, a veces de manera honesta y en otras, traicionando esta esperanza popular. Pero, bueno, eso es hoy el mundo, no solo América Latina.
¿Y cómo ve el papa Francisco a Guatemala desde esa perspectiva?
Habría que preguntarle.
Pero me imagino que usted tiene una visión, como secretaria de la Santa Sede.
Ahora veo muy bien a Guatemala. Me parece que es un país donde las instituciones están funcionando. Eso es muy importante en una Centroamérica que está en crisis en varios países. Creo que en Guatemala, por lo que leo y por el contacto que tengo con la Iglesia local, sobre todo con el cardenal Álvaro Ramazzini, el pueblo se ha organizado y ha logrado poner a sus candidatos, enfrentar a ciertas instituciones. Veremos si puede controlarlo.
¿Qué significa eso?
Una vez elegido un gobierno, la comunidad sigue organizada para fiscalizar que esas personas que asumieron cumplan. Así que tengo la esperanza de que esta Guatemala que se organizó para hacer un cambio de gobierno también siga activa a través de la participación y que nuestros países en Sudamérica puedan imitar ese ejemplo. Mi prioridad es conocer América Latina. Guatemala es un país donde nunca estuve.
¿Por qué?
Bueno, porque no me habían invitado antes. En general no hago turismo, sino que viajo como académica desde hace más de 30 años.
¿Viene por invitación o por solicitud del Papa?
Vengo invitada por la Universidad Rafael Landívar, a dar una conferencia en su Facultad de Teología. Para mí es un honor, porque soy teóloga y es una universidad de prestigio.
¿Cómo ha sido ese trabajo?
Estuvimos en estos puentes que estoy construyendo entre universidades. La Universidad Landívar participó con sus jóvenes estudiantes en encuentros con el papa Francisco y después con cursos norte-sur en dos idiomas, que estuvimos impartiendo de manera conjunta con universidades del Norte, Centro y Sur de América, sobre Iglesia y sinodalidad, que funcionó muy bien.
¿Cuáles son las prioridades para un país como Guatemala?
Siempre conectar al pueblo y a la Iglesia local con el pontífice, para poner en marcha lo que en cada momento es el magisterio social y pontificio de la Iglesia.
Esa es mi función, el desafío que asumí y aquello en lo que el papa Francisco me apoya. Explicar y aclarar muy bien lo que significa ser católico, porque muchas veces se confunden los cristianismos en general con el catolicismo.
¿Qué significa ser católico?
A diferencia de otras denominaciones cristianas, el catolicismo es una palabra pública, es un actuar en la vida pública. Hay algo que tiene el catolicismo que no tienen otras denominaciones cristianas, y es la doctrina social de la Iglesia, un corpus doctrinario frente a los conflictos sociales, económicos y políticos
¿Cómo se ve eso en el día a día?
Frente a los conflictos sociales, políticos y económicos, los católicos salen a buscar soluciones que fueron pensadas en otros contextos, algunos liberales, más de izquierda o derecha; otros, populistas. Sin embargo, no debería ser así, porque la Iglesia tiene corpus propio.
¿Cómo dar respuesta a eso?
Con dignidad humana y acceso universal a los bienes. Creo que a veces se mezcla y es importante volver a definir en ciertos países donde otras denominaciones cristianas avanzan, a veces, en detrimento de la política, diciendo, sobre todo, que la religión no se mete en política, que si uno hace religión no hace política. Bueno, eso es muy válido y es el discurso y la postura de muchas denominaciones cristianas, pero no la del cristianismo católico.
¿Cree que se está perdiendo el catolicismo en América Latina?
No, de ninguna manera. Creo que el catolicismo es muy fuerte. De derecha a izquierda, el catolicismo siempre sigue siendo fuerte, en específico en Guatemala. En Latinoamérica sigue teniendo mucha presencia, puesto que muchos de sus gobernantes y empresarios siguen siendo católicos, y eso es un desafío, porque si en un país con tantos católicos tenemos gente que quiere irse, emigrar a países donde el catolicismo es minoría, como Estados Unidos, significa que los católicos, que estamos a cargo de las instituciones académicas, eclesiales y gubernamentales, no estamos organizando la esperanza de nuestro pueblo.
¿Qué le preocupa de Guatemala?
No voy a hablar en particular de Guatemala porque no soy guatemalteca. Lo que hago es traer la palabra del magisterio pontífice, del magisterio social actual y decir que la forma para solucionar los problemas climáticos no es utilizando soluciones que vienen de manera ficticia. No es ir al supermercado con una bolsa de tela en lugar de una de plástico, o cambiando una botella de plástico por una de metal. La verdadera solución es hacer sentar a la mesa de las decisiones empresariales a los trabajadores, y que todos participen de las decisiones.
¿Qué piensa de la ideología de género?
La palabra ideología de género es una categoría que no uso porque no es de la Sociología. Es una construcción que se hace desde los lugares conservadores. Por lo tanto, no puedo ponerme a defender ni a criticar una ideología que fue creada por un sector conservador, no me hago cargo de eso.
Sé que el papa Francisco la ha utilizado, como utiliza muchas otras categorías, pero no por ello es una persona que esté en el terreno de la lucha progresista, así que habría que preguntarle a él qué entiende por eso.
Creo que el catolicismo es muy fuerte. De derecha a izquierda, el catolicismo siempre sigue siendo fuerte, en específico en Guatemala.
Entonces, ¿cuál es su postura?
Él no nos habla a nosotros de ideología de género, sino que está en contra de las ideologías, y esto es muy importante. La ideología es lo contrario de la teología. La gran lucha que tiene la teología es contra las ideologías, que son construcciones que se hacen “balconeando la vida”, como dice el Papa, desde espacios académicos y laboratorios políticos. Luego se confunden con una realidad. El catolicismo nace para combatir las ideologías. La usan los sectores conservadores, y creo que si seguimos preguntando sobre esa categoría estamos abonando el terreno enemigo.
¿Cómo cree que se debe abordar?
Soy una mujer laica, madre de dos hijos, casada, argentina, del sur de Latinoamérica, y el Papa me pone ahí, en la curia. Hace dos mil años que no hay mujeres ahí. El Papa ya nombró a tres mujeres dentro de la curia romana. Yo estoy ahí porque el Papa me nombra, no solo porque hay 200 años de lucha de mujeres por los derechos laborales. Soy académica, sigo dando clases en Latinoamérica y en Estados Unidos. Cobro un salario y puedo ayudar a que mis hijos vayan a la universidad.
Si el Papa, después de dos mil años, está nombrando a una mujer con estas características, es porque se está haciendo eco de esa lucha femenina. Y no puede ser que esos feminismos, encima, cuestionen al único pontífice que está designando mujeres, porque entonces se usa una categoría que además es creada por los sectores enemigos al papa Francisco.