Guatemala

Cómo la inteligencia artificial puede ayudar en el proceso educativo

Es fundamental incorporar la inteligencia artificial (IA) de manera adecuada, crítica y ética al proceso aprendizaje-enseñanza, pues es una herramienta que podría beneficiar a toda la comunidad educativa.

La inteligencia artificial puede ayudar en el proceso educativo

La inteligencia artificial puede ser un asistente en la educación para ir cerrando la brecha entre la demanda laboral y nuevas generaciones de profesionales. (Foto Prensa Libre, Shutterstock)

Como muchos saben, la IA imita las capacidades humanas para producir textos, imágenes, videos, música y programas computacionales, por lo que hay que establecer cuál será el alcance de estas capacidades en la formación.

En el documento Guía para IA generativa en la educación e investigación, de Unesco (2023), se indica que el año pasado algunas instituciones educativas en el mundo prohibieron el uso de ChatGPT, y otros, le dieron la bienvenida cautelosa. Sin embargo, muchas escuelas y universidades han adoptado un progresivo acercamiento, al pensar que es mejor que, en lugar de prohibir su uso, los estudiantes y docentes necesiten del apoyo de estas herramientas, de manera ética y transparente. Pero ¿qué piensan los expertos guatemaltecos sobre esta controversial tecnología?

Beneficios

En el caso del estudiante, la IA puede adaptar el contenido del aprendizaje, según las necesidades individuales de este, al facilitar un enfoque más personalizado, refiere Juan Andrés Oliva, coordinador de la Comisión ITO de Agexport.

En cuanto a los educadores, la IA puede agilizar la gestión de tareas rutinarias, para que puedan dedicarle más tiempo a la enseñanza e interacción con los estudiantes. Asimismo, puede brindar retroalimentación inmediata sobre el rendimiento del estudiante, al promover un aprendizaje más efectivo, añade.

“La IA puede asistirnos en la formulación del contenido y descripción de la clase que queremos impartir, así como propuestas de actividades, crear diapositivas, redactar exámenes, hojas de trabajo o tareas y calificarlas, así como ser asistente de estudiantes”, señala Alí Lemus, director de Investigación y Desarrollo del Área de Sistemas de la Universidad Galileo, quien recuerda que cada alumno tiene su propio ritmo de aprendizaje y requiere de atención distinta.

La IA podría servir de intermediario: el catedrático podría dar su contenido y, luego, los estudiantes pueden interactuar con la IA, como tutor, que podría ayudarlos a resolver dudas de temas que no entendieron a cabalidad, pues, a veces, se apenan de preguntar frente a sus compañeros, agrega.

Juan Diego Chang, e especialista en Estadística en Catie, con maestría en Física y Modelación, indica que la primera recomendación para los catedráticos es conocer a detalle la IA: cuáles son sus limitaciones, sus alcances, sus utilidades y, sin entrar en aspectos técnicos, cómo funciona. De esta manera, es posible, incluso, generar ejercicios con la IA para aprender de sus aciertos y sus errores.

“Es un recurso maravilloso, para actualizar y desarrollar el contenido de cursos completos. No me parece que sean mejores que los de los expertos, pero puede proveer algunos temas o formas nuevas de explicar ciertos aspectos”, añade Chang.

Miguel Morales, doctor en Ingeniería de la Información y del Conocimiento y director del Área de Educación Digital, de Universidad Galileo, refiere que es esencial comprender y enfrentar los desafíos éticos inherentes al uso de la IA. Además, los educadores deben estar conscientes de los riegos relacionados con la dependencia tecnológica, que podría limitar las habilidades críticas de los estudiantes y la personalización de la enseñanza. Es necesario fomentar un entorno de aprendizaje más personalizado, inclusivo y adaptativo, al asegurarse de que la tecnología se utiliza para enriquecer y no reemplazar la interacción humana, esencial en este proceso, dice.

Además del diseño curricular, se puede emplear la IA para la creación de recursos de aprendizaje como pódcast, videos o mapas mentales, diseño de actividades y desarrollo de evaluaciones como análisis de datos y gráficas para brindar retroalimentación efectiva, añade.

Además, prepara a los estudiantes para un entorno laboral tecnológicamente avanzado, al asegurar que estén capacitados con las habilidades necesarias para el futuro.
Es importante considerar que la IA es una herramienta comparable con la calculadora para un matemático o una hoja de cálculo para el contador. Al abordarla de esta manera, se convierte en un valioso aliado en el camino hacia una educación más interactiva, personalizada y efectiva, indica.

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“Al integrar la IA a las aulas, esta debe complementar el trabajo del profesor, no sustituirlo. La IA debe optimizar su tiempo de enseñanza, al generar más interacción y permitir desarrollar otras competencias necesarias, así como la oportuna intervención ante un bajo rendimiento, al crear estrategias personalizadas, es decir, hacer eficiente el aprendizaje final del alumno; por ejemplo, con material interactivo y evaluación automatizada”, expone Byron López, jefe del Centro TIC’s, Intecap, zona 5.

“Una vez la IA esté en uso, se necesita un monitoreo cuidadoso y validado, por sus riesgos éticos, conveniencia pedagógica, rigor e impacto en estudiantes, maestros, y relaciones dentro de la institución y el aula”.
Guía para IA generativa en la educación e investigación, Unesco (2023)

“Al abordar la educación en IA de manera integral y práctica, se prepara a los estudiantes para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que ofrece esta tecnología de manera ética y efectiva, mediante programas educativos que integren casos de uso locales y ejemplos pertinentes a la realidad nacional. Fomentar la comprensión de términos técnicos actuales, como machine learning, y procesamiento de datos, facilita su aplicación práctica”, añade López.

“Los educadores no crecieron con este tipo de tecnología y están sobrecargados de trabajo, por lo no tienen tiempo de aprender usarla. Pero la IA va a ser fundamental en el aula como un cuaderno, pizarra o lápiz. La manera de integrarla a su trabajo es usarla todos los días como se hace con dichos enseres, para entenderla mejor y volverse expertos”, señala Lemus.

“La capacitación debe ser constante. Al docente le compete estar en alerta, leer y recibir cursos de IA, pues los jóvenes tienen conocimientos más avanzados en esta”, explica Diana Brown, directora ejecutiva de la Asociación de Colegios Privados de Guatemala. “La IA tiene que ser un apoyo y dirigirlo de manera positiva para que no sea un descanso informal del humano. No se puede confiar en ella al 100%, por lo que es importante el pensamiento crítico del alumno y del docente, y analizar la información que genera, añade.

“La IA ya está aquí y vino para quedarse, por lo que el docente no puede pedir a los alumnos que no la usen. Recuerdo que hace unos 10 o 12 años, cuando impartía clases a diversificado, los jóvenes hacían copy-paste de información de Internet para un ensayo. Yo no podía verificar cada uno de ellos, así que les pedí escribir un texto paralelo de la información que presentaron”, afirma.

“Los más optimistas suelen afirmar que la IA generativa jamás reemplazará a los docentes por autómatas. Sostienen que la IA les permitirá ganar tiempo, reducirá la carga de trabajo y asumirá una serie de tareas rutinarias. Pero, en realidad, la mecanización de la enseñanza exige un volumen adicional de trabajo y los maestros tendrán que adaptar sus enfoques pedagógicos para trabajar con las tecnologías automatizadas. Quizá los robots no lleguen a ocupar su lugar, pero la IA podría robotizar algunas de sus tareas, como la planificación de las clases, la preparación del material y la evaluación de los alumnos”, señala el informe La escuela en la era de la Inteligencia Artificial, Correo de la Unesco, octubre/diciembre 2023.

Habilidades en IA

Los estudiantes deben desarrollar habilidades en el manejo de herramientas tecnológicas y comprender los principios básicos de la IA. En resumen, demostrar una alfabetización digital avanzada.

Deben tener una comprensión básica de qué es la IA, sus mecanismos de funcionamiento y sus aplicaciones prácticas. Las habilidades críticas y analíticas son fundamentales para evaluar la información generada por sistemas de IA, al identificar sesgos y limitaciones inherentes. Además, un fuerte entendimiento de la ética en la IA es crucial, al abarcar aspectos como privacidad de datos y la equidad, expone Morales.

Es necesario que desarrollen el pensamiento crítico, al tener la capacidad de evaluar la información generada por la IA y tomar decisiones informadas, coincide Oliva.
“No solo hay que dudar de la veracidad de lo que nos dicen, sino hacerlo con base en evidencias y conocimientos básicos previos sólidos. No todo se puede resolver adecuadamente con IA o, hasta hace unos años, con Google”, refiere Chang.

Los seres humanos siempre se han adaptado a las nuevas tecnologías y a mejores formas de hacer las cosas. El pensamiento crítico y ético, la literacidad digital, habilidades de programación, adaptabilidad y aprendizaje continuo, así como habilidades colaborativas son fundamentales para utilizar la IA generativa de manera responsable y eficaz en el entorno actual y futuro, señala Pedro Angulo, gerente regional de Marketing de ManpowerGroup.

¿Trampa para las tareas?

Es comprensible el temor de educadores y padres de que las habilidades tecnológicas de niños y jóvenes pueden llevarlos a utilizar la IA para presentar tareas completas como si fueran de su autoría. Lemus indica que algunos videos o imágenes tienen un “sello de agua”, casi imperceptible, que también se puede aplicar a otros formatos como audio. Estos “sellos de agua pueden” ser reconocidos por software y determinar si fueron generados por IA.

Otra manera es analizar el vocabulario habitual que emplea el alumno. Así como se expresa verbalmente, puede ayudar a definir el estilo de redacción, señala Brown. “Sugiero que se haga un ejercicio en el aula, al formar un grupo de alumnos o club de tecnología. Se les propone hacer una investigación con la IA, mediante una experiencia guiada por parte del docente especializado en Tecnología, junto con educadores de otras materias, y así elegir el mejor insumo. También, para que aprendan a citar correctamente, cuando se toma la información de otras fuentes y a discernir los puntos de vista sesgados”, agrega.

“Errores como la falta de análisis y plagio, así como usar información sesgada, deben ser enseñados desde etapas tempranas de la educación formal y aún más, en educación técnica orientada al trabajo”, señala López.

“Es necesario fomentar un entorno de aprendizaje más personalizado, inclusivo y adaptativo, al asegurarse de que la tecnología se utiliza para enriquecer y no reemplazar la interacción humana, esencial en este proceso”.
Miguel Morales, director del Área de Educación Digital, de Universidad Galileo

Chang indica que ya existen herramientas en el mercado para verificar si las tareas fueron generadas con IA; por ejemplo, Undetectable, que, asevera, tiene una certeza del 90%, con un costo de US$5 al mes. “La IA facilita las trampas, pero el reto, creo, está en la innovación de las tareas y de los exámenes. La IA mejora nuestros textos y corrige los errores gramaticales, pero si no conocemos las reglas ortográficas y gramaticales, no aprenderemos nunca a escribir bien”, dice Chang.

“Plagio no es basar un procesamiento de información en una preexistente, sino apropiarse de las conclusiones a las que llegó alguien más, sin reconocer su fuente. Si vemos a la IA como una herramienta, no deberían sacarse las conclusiones de razonamientos directamente de ellas, sin interpretarlas”, dice.

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Morales expone que hay herramientas para detectar el uso de textos generados o fuertemente influenciados por modelos de IA en las tareas como GPTzero y GPTkit, al evaluar aspectos como la uniformidad y coherencia del texto. Estas son un apoyo para los docentes para mantener la integridad académica.

La IA puede ofrecer sugerencias de redacción, ayudar en la estructuración de ideas y proporcionar ejemplos y recursos para la investigación. Sin embargo, el valor real radica en el uso crítico y reflexión de la IA, al integrarla como un apoyo y no como sustituto de la creatividad. La IA puede ser un complemento para desarrollar habilidades de escritura más robustas, al fomentar un aprendizaje más robusto, dice Morales.

“Si se automatizan cada vez más las tareas repetitivas, y más trabajos requieren capacidades mentales de orden superior, aumentará la presión sobre las instituciones educativas para que desarrollen dichas capacidades. Si las tareas por escrito dejan de ser indicativo del dominio de determinadas competencias, los métodos de evaluación tendrán que evolucionar. Si la tutoría inteligente sustituye al menos ciertas tareas de la enseñanza, la preparación y las prácticas de los docentes tendrán que cambiar en consecuencia”, señala la Unesco.

Precauciones

Entre las múltiples preocupaciones que la IA está despertando es la seguridad, privacidad de datos y derechos de autor y manipulación. Hay que estar conscientes de que la IA generativa es capaz de desplegar materiales ofensivos y antiéticos. debido a la ausencia de regulaciones estrictas y mecanismos efectivos de monitoreo. Esto es muy importante porque los materiales generados por IA pueden parecer demasiado precisos y convincentes, cuando, a menudo, pueden contener errores o ideas sesgadas, lo cual representa un alto riesgo para jóvenes que no tienen conocimiento sólido previo sobre el tema a tratar, señala Unesco.

Es un riesgo para la educación futura el hecho de que IA no ha tomado en cuenta circunstancias del mundo real, aspectos de método científico ni está alineada con los valores humanos o sociales. Como se sabe, IA puede producir textos inexactos o no confiables. Maestros y estudiantes deben ser conscientes de que IA no entiende el texto que genera, y que puede cometer errores, por lo que necesitan un acercamiento crítico a todo lo que esta tecnología produce y nunca aceptarla como exacta, dice.

Asimismo, deben comprender que cualquier imagen que compartan en Internet puede ser incorporada dentro de los datos entrenados de IA y pueden ser manipulada y utilizada de manera antiética.

La IA en la educación de la niñez debe ser utilizada bajo un monitoreo cuidadoso y validado. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

La mayoría de aplicaciones de IA están básicamente diseñadas para usuarios adultos, pues representan a menudo riesgos para niños, que incluyen exposición a contenido inapropiado así como potencial para manipulación. Actualmente, los términos de uso para ChatGPT requieren que los usuarios tengan al menos 13 años de edad, y los menores de 18 años deben tener el permiso de padre o tutor legal para usar sus servicios.

Una vez la IA esté en uso, se necesita un monitoreo cuidadoso y validado, por sus riesgos éticos, conveniencia pedagógica, rigor e impacto en estudiantes, maestros y relaciones dentro de la institución y aula.

Es importante implementar medidas robustas para garantizar la privacidad de los datos, al asegurarse de que la IA no infrinja la confidencialidad de la información personal y establecer sistemas de monitoreo constante para identificar posibles sesgos y problemas éticos a medida de que la IA evoluciona, y garantizar ajustes oportunos, refiere López.

“El miedo es que las IA han aprendido de las cosas hechas por los humanos, por lo que en unos años podría haber tanto contenido de IA, que esta no va a aprender de conocimientos humanos, sino de los generados por ella misma”, advierte Lemus.

El profesor en Estudios Digitales y crítico Matthew Kirschenbaum, de la Universidad de Maryland, EE. UU., ha imaginado lo que sería un escenario de “textapocalypsis” si la web se inundara de informaciones falsas. El uso de esas tecnologías podría contaminar el material pedagógico o exigir a los profesores un enorme gasto de tiempo para verificar y corregir la exactitud de los datos.

Según una reciente encuesta mundial de la Unesco, realizada en más de 450 escuelas y universidades del mundo, menos del 10% dispone de políticas institucionales y/o de orientaciones formales sobre el uso de aplicaciones generativas de la IA, debido, en gran parte, a la ausencia de normativas nacionales.

¿La IA es un plagio? 

  •  La crítica de algunos expertos sobre la IA, de calificarla como “el mayor plagio del mundo”, resalta una preocupación legítima sobre cómo estos sistemas recopilan y utilizan enormes cantidades de datos, incluyendo textos, imágenes y audios, de internet, señala Miguel Morales, director del Área de Educación Digital, de Universidad Galileo.
  • Esta práctica plantea serias cuestiones éticas y legales, especialmente, en relación con los derechos de autor y de la propiedad intelectual, señala. “Al entrenarse con contenido protegido por derechos de autor, la IA puede infringir la legalidad y ética de la autoría original. Esto pone en peligro la originalidad y autenticidad, aspectos críticos en campos creativos y académicos”, agrega.
  • Además, la transparencia y el reconocimiento adecuado de las fuentes originales se convierten en temas centrales. Para enfrentar estos desafíos, es esencial establecer directrices éticas y legales claras en el uso de datos para la IA, respetando los derechos de autor y fomentando el desarrollo de sistemas que promuevan la innovación, sin comprometer la integridad y los derechos de los creadores, destaca.
  • “Es importante definir qué se puede hacer y qué no se puede hacer con la IA. En nuestro país, se hace necesario contar con una entidad o centro que apoye en la regulación de su uso e implementación”, refiere.

IA en el campo laboral

Con la rápida e imparable evolución tecnológica, en especial de la IA, hay que tomar en cuenta las especialidades que demanda el mercado laboral en la actualidad y futuro próximo. Oliva indica que entre las carreras que se requieren para el desarrollo continuo de la IA están Ingeniería en Inteligencia Artificial, Ciencia de Datos, Desarrollo de Software. Investigación en Aprendizaje Automático y Deep Learning. En el mercado laboral guatemalteco tienen alta demanda, además de las mencionados, los especialistas en Desarrollo de Algoritmos y consultores en Implementación de Sistemas de IA.

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Oliva destaca que “la implementación de la IA en Guatemala puede generar oportunidades significativas en sectores como la salud, educación, agricultura y servicios financieros, al contribuir a la creación de empleos especializados”.

“Todas las carreras de STEAM —ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas, en inglés— son las que están en auge actualmente, pues fueron neurocirujanos, matemáticos e ingenieros en Computación quienes crearon la IA”, dice Lemus. Agrega que cualquier área donde un humano trabaje, puede ser mejorada mediante la IA; por ejemplo, en el campo de la medicina, esta tecnología ha optimizado el diagnóstico y tratamiento de enfermedades, y en la banca, ha ayudado a detectar fraudes.

El desarrollo continuo de la IA ha generado un interés significativo en diversas carreras como ciencias de la computación, en bachilleres, todas las ingenierías y técnicos en informática, robótica, negocios y administración con enfoque tecnológico, así como diseño de experiencia de usuario (UX) y experiencia de usuario (UI), señala Angulo.

En cuanto a la previsión del Foro Económico Mundial sobre que el alcance de la IA podría crear 97 millones de nuevos empleos para el 2025, Angulo opina que esta predicción es optimista y sugiere un aumento significativo en la demanda de habilidades relacionadas con la tecnología en todo el mundo. Sin embargo, la adopción y crecimiento de la IA en Guatemala dependerá de varios factores, como infraestructura tecnológica, inversiones en educación/formación y políticas gubernamentales.

“Aunque cada vez la tecnología cobra relevancia, la necesidad real actual es que las personas mejoren sus habilidades humanas. Así lo indica la Encuesta de Expectativas de Empleo de ManpowerGroup, que nos advierte que vivimos la escasez de talento más alta de los últimos 17 años”, añade.

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De acuerdo con el estudio The New Human Age, de ManpowerGroup, la gente está empezando a reconocer cuánto ha mejorado la tecnología y la innovación en el mundo del trabajo; ya no es correcto pensar en “humanos contra la automatización”. Las organizaciones ahora necesitan usar el poder de la tecnología “para rehumanizar, no para deshumanizar el lugar de trabajo”, señala Angulo.

En Guatemala, este tema ha avanzado progresivamente, dice Morales, con un creciente interés en la adopción de la IA en diversas industrias. Se ha observado un aumento en la oferta de programas educativos y capacitaciones centrados en IA, así como en la inversión de empresas en tecnologías, basadas en IA. Sin embargo, el país aún está en las etapas iniciales de esta transformación tecnológica, al enfrentar desafíos como más formación especializada de aplicaciones de la IA para la mejora de productividad.

La colaboración entre instituciones académicas, empresas y gobierno puede impulsar aún más el avance de la IA en el país, al crear oportunidades para el desarrollo de talento e innovación en este campo, destaca.

Para incorporar la IA al CNB se necesita

  • Desarrollar un plan de estudios que aborde aspectos técnicos como éticos.
  • Incorporar conceptos fundamentales en asignaturas como matemáticas, ciencias e informática.
  • Los proyectos prácticos y actividades interactivas que utiliza deben ser parte integral en el plan de estudios.
  • Debe abordar la compresión y uso responsable de las tecnologías. Incorporar módulos como específicos en ética digital, alfabetización tecnológica y aplicaciones prácticas.
  • Personal capacitado para apoyar al estudiante en clase.

Inequidad tecnológica

Esta tecnología aún está lejos de ser accesible para todos, especialmente, en la provincia de Guatemala. “Uno puede estar construyendo cosas geniales, pero si las personas no tienen acceso a la tecnología, de nada sirve, especialmente, en áreas remotas”, dice Lemus, quien refiere que es responsabilidad del Gobierno darle acceso a Internet a quienes más lo necesitan.

“Es un reto, pero cada centro educativo, sin importar el sector, debería tener acceso a tecnología con laptop, tableta o computadora personal. Es una tarea que en el sistema educativo debe ponerse como prioridad y cumplirlo, pues es una ventana al mundo”, dice Brown.

Los chatbots de inteligencia artificial pueden ser un apoyo para los educadores y estudiantes, pero deben utilizarse de manera ética, crítica, inclusiva y adaptativa. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

“Cómo ciudadanos, hemos normalizado no tener una educación pública de calidad y nos hemos resignado, quienes tenemos posibilidades, a pagar por educación privada que, muchas veces, tampoco es de calidad. Nos toca exigir educación pública de calidad, con instalaciones adecuadas, y es obligación del Estado de proveerla”, destaca Chang.

Morales considera importante resaltar que en últimos informes se ha identificado que 98% de la población joven tiene acceso a celulares y una proporción significativa a internet. Una estrategia clave es el desarrollo y la implementación de soluciones educativas basadas en dispositivos móviles, para incluir aplicaciones de aprendizaje que utilicen elementos de IA, adaptadas a conexiones de Internet de baja velocidad o modalidades offline. Es crucial fomentar asociaciones entre el sector público, organizaciones no gubernamentales y sector privado para mejorar la infraestructura básica como suministro de electricidad e internet en escuelas, agrega.

Es clave el plan de banda ancha para el 2024 y, por supuesto, también una legislación que proteja a los usuarios digitales, destaca Zaghi.

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Enfoque en el humano

Ante el rápido crecimiento de los sistemas de IA generativa, la Unesco pide a los gobiernos que regulen su uso en las escuelas, con el fin de garantizar un enfoque centrado en el ser humano.

Oliva señala que hay que priorizar la ética en el diseño de sistemas de IA para garantizar que se respeten los valores humanos, incluir la participación activa y la supervisión humana en el desarrollo y la implementación de tecnologías generativas.

“La IA es una herramienta creada por humanos para humanos, y somos nosotros quienes definimos en qué se enfocará la IA y qué tipo de problemas nos ayudará a resolver”, añade Lemus.

Es importante incluir a expertos humanos en todas las etapas del desarrollo de la IA, desde la conceptualización, para asegurar decisiones informadas y éticas, así como diseñar sistemas que empoderen a los usuarios, al permitirles comprender y controlar las interacciones con la IA. Por último, considerar las diferencias culturales y sociales en el diseño de la IA para que se adapte de manera efectiva a diversas comunidades sin imponer valores o perspectivas, indica Boche.

ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.