PLUMA INVITADA
Hace más de 30 años se condenó la aviación comercial de Guatemala
En 1992, la Autoridad Aeronáutica de Estados Unidos (FAA) auditó por primera vez a la Dirección General de Aeronáutica Civil de Guatemala (DGAC), y en 1994, ya en su primer informe, evidenció la incapacidad de la DGAC para supervisar efectivamente la seguridad aérea en Guatemala. Treinta años más tarde, este problema solo se ha superado momentáneamente durante un período aproximado de siete años, sin lograr una solución permanente. De hecho, Estados Unidos ha excluido a Guatemala de su lista de países certificados, descalificando completamente al país.
La repetición de los mismos errores se ha demostrado como una receta para el fracaso. A pesar de mis encuentros con cada presidente guatemalteco desde entonces, la autoridad aeronáutica del país ha mostrado una falta de decisión crítica, salvo por una breve época de recuperación de la categoría aérea, gracias a la construcción de la nueva terminal aérea La Aurora bajo la administración del presidente Berger.
Durante estos treinta años, la confusión de roles al unificar las funciones de regulador de Aviación Civil con las de administrador de aeropuertos ha minado la supervisión y la seguridad aérea en Guatemala. Esta estructura ha restado independencia al regulador, comparándolo con un zorro en el gallinero, y ha contribuido al deterioro del aeropuerto La Aurora, situándolo en la peor condición de su historia en comparación con otros aeropuertos regionales.
Hemos insistido en la necesidad de un modelo de operación y un plan de inversiones para el Aeropuerto Internacional La Aurora y otros aeropuertos clave, que asegure tanto la seguridad aérea como la sostenibilidad económica de una autoridad de aviación civil independiente.
' El presidente Bernardo Arévalo se enfrenta a una oportunidad única e histórica: revertir más de tres décadas de atrasos que han limitado grandemente a la aviación comercial de Guatemala.
Enrique Beltranena
Es imperativo para Guatemala considerar modelos alternativos de gestión aeroportuaria que mejoren la competitividad del país, aprovechando experiencias internacionales para modernizar su sistema aeronáutico.
Es esencial nombrar un director de la DGAC con un perfil técnico, no político, comprometido con la seguridad aérea y la eficacia administrativa, siguiendo los estándares de la OACI. Esto es fundamental para atraer inversiones sostenibles y revitalizar la categoría aérea del país.
Además, es crucial potenciar el talento técnico-aeronáutico en el istmo centroamericano, promoviendo licencias operativas regionales y marcos legales que faciliten la movilidad laboral. Guatemala debe liderar en la eliminación de políticas que frenan el desarrollo, como la imposición del IVA al combustible de aviación, aun cuando su utilización se dé fuera del territorio nacional y la simplificación de los procesos migratorios.
El presidente Bernardo Arévalo se enfrenta a una oportunidad única e histórica: revertir más de tres décadas de atrasos que han limitado grandemente a la aviación comercial de Guatemala. Este período de declive se intensificó especialmente en los últimos ocho años, marcados por un deterioro acelerado de la autoridad de aviación civil. Ahora se presenta la posibilidad de inaugurar una nueva etapa de aprovechamiento óptimo de los beneficios del transporte aéreo, con el potencial de impulsar significativamente el turismo y el desarrollo económico del país.
Llegó la hora de cambiar la aviación comercial de Guatemala.
Nota: los comentarios vertidos en esta columna son únicamente responsabilidad del autor y el mismo los vierte con independencia total de las instituciones para las que trabaja.