EDITORIAL

Gastos reveladores

Guatemala es un país en el cual los elementos culturales de raigambre rural o urbana se combinan de una manera peculiar. Hasta en finos restaurantes se venden tortillas, porque el cliente lo pide, aunque no cuesten lo mismo que en la tortillería del mercado cantonal. Esas circunstancias, entornos y realidades varían no solo por área de población, sino también a lo largo del tiempo, sobre todo si se dan factores extraordinarios como la pandemia, que obligó a una acelerada transformación tecnológica en ámbitos laborales, educativos y también de ocio.

Por otra parte, las adquisiciones de alimentos, bebidas, combustibles, servicios educativos, útiles de oficina, telefonía y comunicación digital forman parte del día a día de prácticamente todos los hogares guatemaltecos, por lo cual es relevante el monitoreo de sus costos, influidos por oferta, demanda, inflación, logística y sucesos mundiales. A finales de 2023 el Instituto Nacional de Estadística presentó una nueva metodología de medición, con adición o salida de determinados productos.

La comunicación de tal cambio fue insuficiente y generó desgastes innecesarios. Parecía más un intento por reducir aparentemente el impacto inflacionario. A la vez, dicha medición sirve como uno de los criterios para calcular el salario mínimo para el trabajo urbano o de campo. No obstante, queda claro que la nueva gama de rubros y productos busca reflejar de mejor manera el desafío que afrontan los hogares para sufragar el costo de vida. En todo proceso estadístico se toman decisiones basadas en criterios de representatividad matemática a fin de presentar un cuadro comprensible de múltiples situaciones de la vida humana.

Solo el tiempo comprobará el acierto de la nueva lista de compras, pero resulta muy interesante observar, por ejemplo, el crecimiento del consumo de alimentos para mascotas, el mayor gasto en gasolina en la etapa pospandemia y la tendencia creciente a contar con conectividad desde el hogar, debido a las clases en línea y a los trabajos en modalidad híbrida o en completo home office. Ello refiere una importante evolución de conductas y hábitos.

Por otro lado, era injustificable la ausencia de las tortillas de maíz como uno de los productos para el cálculo de costo y monitoreo de la canasta familiar. Se trata, de hecho, de una adquisición cotidiana que llega a abarcar Q3.90 de cada Q100 gastados; le siguen, en proporción, Q3.01 en carne de pollo; Q2.43 en carne de res y Q2.07 en huevos de gallina. La radiografía estadística del gasto refleja la continuidad en el consumo de verduras, legumbres y frutas, cuya compra y precio varían también según estacionalidades.

El aumento en el consumo de alimentos fuera de casa, al menos durante el almuerzo en días hábiles, es otra tendencia que se refleja en el gasto familiar y que a su vez tiene un efecto en la generación de empleos en negocios dedicados a proveer ese servicio. De igual forma, los retos de salud están presentes y uno de esos reflejos numéricos está en los 28 centavos de cada Q100 que se destinan a la compra de medicamentos para la diabetes: una necesidad ineludible para la cual muchos guatemaltecos no cuentan con suficientes recursos. Es allí donde las cifras hablan de vidas y dramas diarios reales.

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