La vesícula biliar concentra la bilis, un líquido que produce el hígado y que ayuda con la digestión de las grasas de los alimentos cuando pasan a través del intestino delgado. El hígado produce este líquido, pero cuando no se usa de inmediato se almacena en la vesícula biliar.
Cuando una persona come, la vesícula se contrae y va liberando bilis a través del conducto cístico que está conectado con el conducto hepático común, explica Alejandro Ramos, gastroenterólogo.
La colecistitis, o la inflamación de la pared de la vesícula biliar, es una de las consecuencias más comunes cuando se tienen cálculos dentro de la vesícula biliar. Si no se trata a tiempo puede causar problemas graves, que pueden llevar a la muerte, como la rotura de la vesícula biliar.
De acuerdo con su gravedad se divide en colecistitis aguda y crónica.
- Colecistitis aguda: empieza repentinamente y causa un dolor muy fuerte en la parte superior del abdomen. Suele aparecer cuando se tienen cálculos biliares, aunque hay casos en los que se genera después de una cirugía mayor, ayuno durante un largo tiempo y enfermedades graves.
- Colecistitis crónica: es cuando la vesícula biliar ha estado inflamada durante mucho tiempo. La causa es por cálculos biliares y por haber sufrido colecistitis aguda con anterioridad. Se diferencia porque los dolores son repetidos, el órgano se daña y presenta cicatrices.
Síntomas de colecistitis
En ambos tipos de colecistitis el primer síntoma es dolor biliar, es decir, una molestia en el área del estómago del lado derecho. El dolor alcanza su máximo después de 15 a 60 minutos, y luego se mantiene constante.
El dolor puede empeorar al presionar dicha área o con la respiración profunda, a veces se extiende hasta el hombro o hacia la espalda. Además, también se tienen náuseas y vómitos. Algunas personas presentan fiebre que tiende a aumentar hasta los 38°C y se acompaña con escalofríos.
“En las personas mayores, el primer o único síntoma de colecistitis puede ser bastante inespecífico. Por ejemplo, los ancianos pierden el apetito, se sienten cansados o débiles, o vomitan”, se lee en el Manual MSD.
Cuando se trata de una colecistitis aguda, el dolor se calma en tres días y desaparece en una semana. En caso de que el dolor persista, se vuelva más intenso y se presente fiebre y escalofríos, podría ser una señal de infección o perforación de la vesícula biliar.
En el caso de la colecistitis crónica el dolor será recurrente y causará molestia tocar la zona superior del abdomen, por encima de la vesícula biliar. El dolor es menos intenso que el de la colecistitis aguda y no dura tanto tiempo.
Causas de colecistitis
La colecistitis aguda se produce cuando la bilis queda atrapada en la vesícula biliar y no puede salir, lo que causa que este órgano se irrite e inflame. “La mayoría de las personas con cálculos biliares sufren de esta enfermedad, sobre todo las mujeres. También es frecuente en quienes tienen obesidad, tumores, enfermedades graves e infecciones y problemas en el conducto biliar”, dice Sergio Gómez, médico internista.
La bilis también se puede quedar atrapada en la vesícula cuando hay obstrucción del conducto biliar por un tumor, cuando la bilis es muy espesa o si hay cicatrices en este órgano. Asimismo, cuando hay infecciones víricas como el Sida, deficiencia del sistema inmunitario o se hace ayuno durante largo tiempo.
Tratamiento para colecistitis
En caso de que sospeche que tiene inflamada la vesícula biliar, es importante que consulte con un médico lo más pronto posible. El especialista podrá diagnosticar la enfermedad basándose en las molestias que presente y con los resultados de exámenes como ecografías, tomografías, pruebas de función hepática o gammagrafía biliar.
Cuando se diagnostica un caso de colecistitis, el tratamiento requiere hospitalización porque se realiza una cirugía para extirpar la vesícula biliar.
Debido a que la mayoría de los casos de colecistitis aguda se asocian a los cálculos biliares, los especialistas señalan que la forma de prevenir esta enfermedad es llevando una alimentación saludable y hacer actividad física. Comer alimentos ricos en fibra, grasas saludables como el aceite de pescado y aceite de oliva, evitar los carbohidratos y el azúcar refinada.