El destino del módulo Peregrine de Astrobotic, que debía llegar a la Luna en febrero, se mantiene incierto luego de los fallos que presentó horas después del exitoso lanzamiento del lunes 8 de enero desde Florida.
Esta nave se queda cada vez con menos combustible para alcanzar su meta, y además ya es un hecho que no podría tener un aterrizaje “suave” en la Luna debido a sus problemas en el sistema de propulsión, según Astrobotic.
A bordo de la Misión Peregrine Uno, que iba a ser el primer aterrizaje robótico lunar comercial estadounidense, hay una veintena de cargas de clientes que incluyen la NASA, con cinco de ellas para estudiar la superficie, la atmósfera y el entorno de radiación de la Luna.
Igualmente hay cinco ‘rovers’ autónomos en miniatura de la que sería la primera misión lunar de México, y otro pequeño vehículo explorador diseñado por estudiantes de la Universidad Carnegie Mellon, entre muchas otras cargas privadas, entre estas una de una compañía fúnebre espacial, informó EFE.
La República.pe resaltó que esta iniciativa, operada por la empresa privada Astrobotic Technology y parcialmente financiada por la NASA, pretendía llevar a la superficie del satélite los restos de más de 90 humanos (cenizas y muestras de ADN) y los mensajes de cerca de 80 mil niños de todo el mundo.
El Peregrine prometía ser un faro de conquista espacial y homenaje póstumo, pero a tan solo seis horas de su despegue, la misión lunar privada se topó con una barrera técnica que obstaculizó la orientación de sus paneles solares hacia el Sol.
Aunque los ingenieros lograron una maniobra para cargar sus baterías, un escape en el sistema de propulsión vació el combustible esencial para su alunizaje, programado para el próximo 23 de febrero, informó la compañía a través de sus redes.
Entre estos restos se encontraban las cenizas de pioneros de la literatura de ciencia ficción y personajes famosos de la televisión, como el escritor británico Arthur C. Clarke e integrantes del elenco de ‘Star Trek’, informó Scientific American.
En la nave también viajaban muestras de ADN de expresidentes de EE. UU. como George Washington y John F. Kennedy, e incluso los restos cremados de un perro.