EDITORIAL
Prosigue improductiva inercia del Parlacén
La noche del 14 de enero de 2020 fue notoria la oficiosidad del Parlamento Centroamericano para sesionar en un hotel capitalino a fin de dar posesión como diputados al expresidente Jimmy Morales y al exvicepresidente Jafeth Cabrera el mismo día que entregaron los cargos y, por ende, perdían la inmunidad. Aquella medianoche recibieron otros cuatro años de fuero especial y de salarios que conlleva, por tratado constitutivo, la pertenencia a ese organismo. No son los primeros exmandatarios en llegar a tan improductiva, anodina y cuestionada entidad, cuya invención se basó en un arquetipo desfasado, disfuncional y, a la luz de los tiempos, improcedente.
En 32 años de andanza, el Parlacén no ha producido absolutamente nada, excepto dispendio de los Estados. Son prácticamente irrelevantes sus pronunciamientos, opiniones o resoluciones por el simple hecho de que no son vinculantes ni existe compromiso alguno de los gobiernos de atender sus ponencias. En algunos casos las iniciativas aprobadas suenan bien, aparentan buena intención y hasta podrían ser tema de discusión regional en otras instancias con mayor posibilidad de incidencia, pero he ahí precisamente su pecado y condena original a la irrelevancia. Quizás no estaría mal como grupo consultivo, como instancia de diálogo, pero sin pago a cargo de la ciudadanía y sin inmunidades que solo generan dudas.
Quienes defienden al Parlacén suelen tener conflicto de intereses, ya por pertenecer al mismo o por afán de ser parte de su rosca de beneficios. En las elecciones del 25 de junio último, la papeleta de dicho ente acumuló votos en blanco y nulos con consignas críticas. Aun así hubo diputados electos, incluyendo del actual partido oficial y también del próximo. ¿Qué cambiará?
Debido a la pandemia, desde 2020 se modificó el tratado constitutivo del Parlacén para permitir sesiones virtuales, y para el próximo 14 de enero se tiene prevista una en la cual se juramentará a los 20 nuevos integrantes de la bancada Guatemala, en la cual se incluyen diputados de Vamos, UNE, Semilla, Viva, Todos, Unionista y Vos. Podrían ser 22 si el presidente Alejandro Giammattei y el vicepresidente Guillermo Castillo deciden asumir los cargos, opción que no se ha revelado pero que ha sido la tendencia general de exmandatarios de toda la región.
El 14 de enero de 2019, cuando aún era presidente electo, Giammattei ofreció que elaboraría una propuesta de cambios a los Estados integrantes del Parlacén para hacer vinculantes sus decisiones. “Es un órgano que nos está costando bastante dinero para tener recomendaciones”, declaró. “Si los países centroamericanos no consideran que se deba poner en funcionamiento al parlamento con esa supremacía sobre los congresos nacionales, creo que estaré en la disposición de denunciar el tratado y retirar a Guatemala del Parlamento Centroamericano”, agregó en ese entonces.
Quizás esa declaración tampoco era vinculante porque nunca hubo tal recomendación, o si existió careció de efecto. En todo caso, según sus reacciones recientes durante la crisis política, el mandatario se ha mostrado como acérrimo defensor de la “soberanía” y ello haría altamente improbable una moción como la ofrecida en 2019. Además, las propias realidades la imposibilitan. Basta ver la intransigencia despótica de la dictadura nicaragüense, cuya bancada en el Parlacén se opuso a resoluciones críticas que no lograron nada. Guatemala debe salir del Parlacén. Existen previas instancias como el Sistema de Integración Centroamericana (Sica). El Parlacén murió prácticamente al nacer y es un fantasma deambulante.