Para Lorena de Luna, presidenta del Comité de Plantas Ornamentales de Agexport, pese a que el sector tiene un acervo por la rica diversidad que hay en el país, todavía “hay algunas barreras en cuanto a la agilidad para aprobar nuevas variedades, muchos trámites. Por ejemplo, un Análisis de Riesgo de Plantas, que es un estudio para certificar que la planta no produce riesgo para el país tarda meses, si no años, para que admitan una nueva especie”.
Según la ejecutiva, si bien admite que este año el Ministerio de Agricultura ha acelerado algunos procesos, “no ha sido con la agilidad que necesitamos para traer semillas y plantas necesarias”, que como nunca han sido importadas se usa un criterio que hace lento el proceso pese a que algunas de estas ya existen en el país. En este punto, señala que es necesario que el ministerio tenga mayor presupuesto y personal para cubrir la demanda a la que el sector aspira escalar.
Una fábrica para viveros especializados
Tanto las plantas como los follajes y las flores guatemaltecas tienen años de ser cotizadas en Estados Unidos, principalmente.
Especies que se exportan a EE. UU., como el Antirrhinum —dragones—, se adaptan a ciclos de cultivo para producir colores según la época del año. Al portafolio se unen las rosas, gerberas, aves del paraíso y otras flores de corte exóticas y follajes para arreglos, como el helecho de cuero y el helecho arborescente.
Guatemala también se consolida como exportador de plantas de corte para empresas grandes, plantas de jardín como crisantemos, que se van a sembrar en los viveros en EE. UU. para luego comercializar como ornamentales. Desde la óptica de De Luna, el país puede ser “una maquiladora de producto para viveros muy especializados”.
Pero hoy, el sector se siente listo para buscar admisibilidad en otras latitudes, como los mercados sudamericanos. Con el apoyo del Maga han impulsado la reducción y facilitación de los requisitos para importaciones de materia vegetativo, logrando nuevos productos como dianthus, callas minis y solanáceas, para los que se tramita la admisibilidad en el mercado estadounidense y de Europa.
Del mismo modo, se busca que la sanseveria sea admitida en Chile; los kalanchoes en Perú y Bolivia, y gyphsophilia en Ecuador.
Sin embargo, al reto de la velocidad para la admisibilidad se une una gran limitación logística que tiene el país. “Costa Rica y El Salvador son más ágiles para exportar una planta y enviarla a otro país —pese a que están más lejos que Guatemala—. Si proyectamos duplicar el volumen, necesariamente tenemos que ir a Estados Unidos, la Unión Europea y Sudamérica, que este último tiene una población alta y la economía no está sufriendo tanto como otros países”, remarca de Luna.
Su visión es que, por no tener el volumen suficiente, “no somos competitivos para gozar de buenas tarifas marítimas y aéreas. Costa Rica paga hasta US$500 o US$1 mil menos por contenedor, pero por su volumen pueden negociar mejores tarifas”.
Un mensaje del sector a las autoridades electas es que exista un verdadero lobby entre gobiernos, de manera que se abra el mercado no solo individualmente, por el lado privado, si no con las autoridades del Maga y su contraparte bilateral.
“La migración a Estados Unidos también ha afectado la disponibilidad de mano de obra”, prosigue de Luna, ya que “el sector emplea a mujeres por trabajo en invernadero (hasta un 80% del personal) y también se requiere personal para hacer agricultura de precisión”.
Buenas prácticas
Brigitte Obrock, coordinadora de la Comisión de Plantas Ornamentales de Agexport añade que hay potencial en productores de pony y de rosas para aumentar el volumen y la calidad para alcanzar mercados internacionales. Pero, se requiere de aplicar tecnologías, acceso a créditos bancarios, capacitación y asistencia técnica para lograr que se abran pasado como exportadores, indicó.
Es un reto que las personas se capaciten en buenas prácticas agrícolas para lograr cumplir las verificaciones del Maga con respecto a los temas fitosanitarios, dijo Obrock.
Para Lizzy Montero, gerente de mercadeo y ventas de Sunfresh Farms, empresa que recibió el Galardón al Exportador del Año en la ceremonia realizada recientemente, las autoridades deben enforcarse en apoyar a los productores para mejorar la calidad de las flores y garantizar que apliquen buenas prácticas, así como promover su participación en ferias internacionales con sus productos.
Las fincas productoras trabajan por mantener los estándares, Sunfresh Farms cuenta con la certificación Rainforest Alliance —de buenas prácticas agrícolas, ambiental y social—, y otras están en proceso de certificarse, indicó Montero al explicar que no se trata de un requisito para ingresar a mercados como el de Estados Unidos, pero hay clientes que lo requiere para hacer la compra.
Cada año se tienen auditorías para mantener la certificación por lo que se hace una labor fuerte para su cumplimiento, lo que representa retos importantes agregó Montero.
Radiografía en cifras
Más de 55 mil hectáreas en siete países de América Latina, incluyendo Guatemala, se destinan al cultivo de flores y plantas ornamentales, según datos que reporta el sitio especializado MetroflorColombia, que reconoce las ventajas que tiene la región para desarrollar este importante negocio.
En Guatemala, la Comisión de Plantas Ornamentales, Follajes y Flores de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport) señala que aproximadamente se tienen 3,50 hectáreas de producción, lo que permite generar ventas al exterior por más de US$100 millones anuales, tanto en flor de corte, como en plantas ornamentales y follajes.
El año pasado, la Dirección de Política y Análisis Económico del Ministerio de Economía informó que el sector exportó en flores y follajes 30 mil 677 toneladas métricas; y en raíces, bulbos, semillas y plantas ornamentales, la cantidad fue de 17 mil 798.4 toneladas métricas a destinos como Estados Unidos, Países Bajos, Alemania, El Salvador, Honduras, Japón y Colombia. En total, representaron US$142.3 millones en divisas generadas.
Los productos de mayor demanda en este sector son la leather leaf, yucca, beaucarnea (Pony), dracena, rosas, chamadorrea SP, asparagus SP, thillandsia, sansevieria y croton plant.
Colombia y Ecuador, son los países de la región que destacan como exportadores de rosas, y según refiere una nota del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), representaron en 2020 US$975 millones, el 34% del total global.
La calidad y durabilidad que tienen las rosas que exporta Guatemala son comparables con la oferta colombiana de estas flores, explicó Montero.
El tamaño de la flor y el largo del tallo son parte de las características que se deben cuidar para que cumplan los estándares de las rosas de exportación, explicó.
Horizonte promisorio
La Comisión de Plantas Ornamentales, Follajes y Flores estima un cierre de US$142 millones para este año y proyecta crecer 8.5% en 2024 con las ventas a los destinos europeos, Estados Unidos, Canadá, Hawái y Japón, entre otros.
Además de fortalecer la cadena de producción del sector y darle valor agregado a la oferta exportable, con los bouquets y diversificando las variedades para entrar a nuevos mercados, dijo Montero. Buscamos cambiar el mercado, ya estamos posicionados, pero hay que aumentar la producción para atender la demanda, agregó.
Guatemala participa en foros, ferias internacionales, revistas especializadas e incursionan en el turismo floral con visitas a jardines botánicos y campos, festivales de flores paraque los viajeros que gustan de estos recorridos y para incentivar el mercado local.
El sector se suma a las tendencias más importantes que se alinean con la producción plantas que contribuyan a reducir la contaminación del aire; los colores que marcan una moda, por ejemplo, Pantone Color Institute designó para 2024 como color del año el Peach Fuzz, una tonalidad pastel que combina con una amplia paleta de colores desde los rojizos, fucsias hasta azules y verdes, que darán grandes posibilidades para el diseño, decoración y variedades de colores en flores que serán tendencia.
Desde Guatemala se surte la demanda de supermercados y clientes que son distribuidores y decoradores, entre otros y se requiere de una buena logística para llegar en vuelos de carga, contenedores marítimos o terrestres con puntualidad y calidad.
El ciclo de crecimiento de las flores es de 16 semanas y las cosechas se dan todo el año.
En la temporada actual la demanda crece 300%. Sin embargo, la cobertura del mercado depende de la producción. En los últimos tres años, el clima ha sido muy frío entre noviembre y enero, y eso ha retrasado la producción, comentó Álvarez.
Se cortan en promedio 40 mil tallos a la semana, y en las temporadas más altas, como San Valentín y el Día de la Madre, se duplica la cosecha.
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