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PMA: “No sirve promover una dieta saludable si las personas no tienen acceso a alimentos”

Mientras que la inseguridad alimentaria se acerca más a áreas urbanas y periurbanas, y continúa golpeando a departamentos más vulnerables, el fenómeno del Niño puede agravar la condición para las familias guatemaltecas.

Los efectos del cambio climático agravan la inseguridad alimentaria en países como Guatemala, que se dedican en gran medida a la agricultura. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Los efectos del cambio climático agravan la inseguridad alimentaria en países como Guatemala, que se dedican en gran medida a la agricultura. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

En el 2023 la inseguridad alimentaria alcanzó a 4.3 millones de guatemaltecos, con lo que uno de cada cuatro guatemaltecos enfrentó dicha condición, cifra que disminuyó a 3.1 millones a partir de septiembre, según la proyección de la Clasificación integrada de la Seguridad Alimentaria (CIF), y con esa cantidad de personas afectadas se comenzaría el 2024.

Tania Goossens, directora y representante del Programa Mundial de Alimentos en Guatemala, habla de las brechas de consumo de alimentos en los hogares vulnerables, de las acciones que es necesario seguir para apoyar a esta población, y la importancia de que las comunidades se vuelvan resilientes ante el embate del cambio climático, que cada vez más será más severo.

El ingreso del fenómeno del Niño este año, con sequía en unas áreas del país y en otras inundaciones debido a las intensas lluvias ¿podría haber aumentado esa cifra de 3.1 millones de personas en inseguridad alimentaria?

La CIF son datos oficiales y son proyecciones, esa cifra alta de 4.3 millones de junio a agosto es al final del hambre estacional, la proyección de 3.1 millones se basa en lo que se ve al final del año, que incrementa la demanda de mano de obra agrícola, más ingresos para las familias, hay una mejor disponibilidad de alimentos por la cosecha, por eso se ve una mejora en los números.

Pero no se ha medido aún el impacto del fenómeno del Niño, lo que sabemos es que sí ha habido algún impacto en la producción agrícola y un incremento en los precios en estos últimos meses.

Se prepara nuevamente la CIF (para publicar) entre abril y mayo de 2024, y ahí podremos tener más datos. Podría ser que se vea una cifra diferente de los 3.1 millones, pero siempre es una proyección.

Estamos frente a números que indican que hay población que reducen tiempos de comida, que no tiene acceso a se alimentos, que como consecuencia hay incrementó de niños con desnutrición aguda ¿se está abordando el tema como una emergencia a nivel nacional?

La inseguridad alimentaria, la desnutrición aguda y la crónica, se reconocen como una problemática en el país, eso se ha visto por los esfuerzos del Gobierno en los últimos años al invertir y tomar ciertas acciones, y la cooperación internacional, como el PMA, ha apoyado estos esfuerzos.

Si los hogares ya están en un punto de inseguridad alimentaria y de pronto pasan por un período de sequía, no tienen la cosecha que esperaban, los precios incrementan y no pueden comprar alimentos, entonces, aumentará la vulnerabilidad y ahí entra el tema de estrategias de afrontamiento, que optan por alimentos menos nutritivos o de repente venden activos productivos, ya no gastan o gastan menos en salud o en educación, es un factor atrás de otro, eso va a tener un impacto en la inseguridad alimentaria del hogar y en el estado nutricional de los niños.

La información de la CIF evidencia que cada vez más la inseguridad alimentaria se presenta en áreas urbanas , ¿Cuál es la razón de este comportamiento?

Eso es algo que se empezó a ver en la pandemia del covid-19, la vulnerabilidad de los hogares urbanos y periurbanos.

En las zonas rurales las familias tienen acceso a su propia producción, ese no es el caso de los hogares urbanos o periurbanos, que dependen de ingresos para poder adquirir alimentos. Entonces, cuando hay falta de empleo o dependen de empleo muy informal, ya no tienen como acceder económicamente a los alimento.

Por eso comenzamos a trabajar más en esas zonas, por ejemplo, actividades de empleo digno, de emprendimiento y empleo con jóvenes, porque vemos esta vulnerabilidad.

Otro tema es que cuando se habla de migración interna, hay hogares en la capital que vienen de zonas rurales, que dependen de empleo informal y no tienen el apoyo y la estructura familiar que se ve en las áreas rurales. Son personas que están en la capital, viven en situaciones muy precarias y dependen del pequeño ingreso que tienen para alimentarse.

Tania Goossens
directora y representante del Programa Mundial de Alimentos en Guatemala. (Foto Prensa Libre: Cortesía)

¿Qué tanto afecta el cambio climático en que más personas tengan limitaciones para tener acceso a alimentos?

En el caso de Guatemala mucho, es un país altamente vulnerable. Estamos en los primeros 10 países del mundo con más impacto por el cambio climático, que afecta el rendimiento de los cultivos, las economías locales, y eso provoca inseguridad alimentaria cuando la región depende de la agricultura.

Vemos que hay una reducción, un desplazamiento de las áreas aptas para el cultivo, hay pérdidas de cosechas, un aumento de plagas. Este año en el país se vivió una gran sequía y eso tiene un impacto en los cultivos, en la disponibilidad del agua.

Entonces, sí hay un impacto fuerte, primero en la disponibilidad de alimentos, pero también el acceso a estos.

Vivimos con el cambio climático, y tenemos que adaptarnos, mitigar, construir la resiliencia.

El próximo año se vislumbra que el impacto del fenómeno del Niño continúa, ¿Qué se debe hacer ante esta amenaza?

Es momento para revisar los programas sociales y seguir invirtiendo en la protección social.

El Gobierno tiene un programa de microseguros, y cuando hay un fenómeno como una sequía o lluvias excesivas, se activa un seguro y las familias tienen cómo recuperar las pérdidas. Esto es una inversión y hemos visto un gran crecimiento en los últimos años en Guatemala, y hay interés de las comunidades, de las autoridades, de seguir invirtiendo.

En el otro lado de la moneda está lo que llamamos acciones anticipatorias, cuando ya tenemos las tecnologías y sabemos que va a haber una sequía, entonces en vez de pagar un seguro, hay que tomar acciones anticipatoria, como adaptar los cultivos, usar semillas resistentes a la sequía, las familias pueden hacer un emprendimiento para prevenir que su situación se empeora.

¿Cuál es la razón por la que en departamentos como Alta Verapaz, Huehuetenango y Chiquimula la población es más vulnerable?

Afecta la condición geográfica, pues lo que vemos es un corredor seco extendido, que va hacia Quiché, las Verapaces, Huehuetenango, y no era así. Hemos tenido que adaptar nuestros programas y trabajar en esas otras áreas, porque ya se puede hablar de un corredor seco extendido.

El otro tema es la inequidad. Alta Verapaz, por ejemplo, es de los departamentos más pobres del país y eso es un factor, y también que son departamentos altamente vulnerables al cambio climático. En estos lugares la producción agrícola de granos básicos y el acceso a estos alimentos son una limitante. Están en una situación donde no hay un empleo, hay una falta de diversificación de medios de vida, dependen de la agricultura, y eso los hace más vulnerables.

¿La inestabilidad política ha contribuido a agravar la emergencia alimentaria?

La inestabilidad política la estamos viviendo a nivel mundial, hay incremento en los precios, la guerra en Ucrania y el impacto que tiene en los fertilizantes, combustibles, y de otros servicios. Por eso alertamos que a nivel mundial hay un incremento en la inseguridad alimentaria. Al final eso tiene un impacto en las economías de las familias.

Se debe reconocer que a pesar de la situación en el país hay estrategias, hay esfuerzos, hay inversiones en los temas de inseguridad alimentaria y nutrición del Gobierno actual, y del Gobierno electo hay indicaciones de que será una prioridad seguir con estos programas y con esas inversiones.

Como PMA seguiremos apoyando esos esfuerzos, se debe resaltar lo que ha funcionado, siempre hay áreas por mejorar, tomar en cuenta esas lecciones aprendidas. Lo importante es seguir invirtiendo y poniendo el tema de inseguridad alimentaria y nutrición como una prioridad en la agenda política del país.

¿Cómo volver a las poblaciones resilientes para frenar la inseguridad alimentaria?

Seguiremos apoyando esfuerzos humanitarios, por esas emergencias urgentes es tan importante trabajar con las poblaciones y fortalecer su resiliencia para frenar esta inseguridad alimentaria.

Como Guatemala es una población muy activa en el tema de la agricultura hay que seguir trabajando en proyectos justamente de agricultura más resilientes al cambio climático, pero también fortalecer la diversificación de medios de vida, creación de empleo formal, eso es sumamente importante. Fortalecer capacidades a todo nivel, invertir en la educación, fortalecer los sistemas de protección social, enfocados específicamente en poblaciones muy vulnerables.

Al final es tener políticas incluyentes, hay que reconocer que hay poblaciones muy vulnerables, hay que definir cuáles son, desarrollar actividades según su contexto y tener un abordaje muy integral. No sirve promover una dieta saludable si las personas no tienen acceso a esos alimentos o no están disponibles. Es importante tener una mirada integral, para tener impacto justamente en crear esa resiliencia.

ESCRITO POR:
Ana Lucía Ola
Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.