CATALEJO
Argentina: Milei inicia una nueva etapa política
Una nueva etapa política o una era se abrió ayer en la Argentina con la entrega de la banda presidencial a Javier Milei, cuyo conocimiento en la escena internacional era modesto hasta su triunfo menor a lo esperado en la primera vuelta y luego contundente en la segunda, realizada hace apenas tres semanas. El primero de sus retos es demostrar capacidad de obtener resultados a pesar de su falta de suficiente apoyo político de ciudadanos hastiados, exigentes de cambios en mucha de la estructura del país, pero en especial de la corrupción, el amiguismo y demás lacras de los descendientes políticos de Juan Domingo Perón, quien poco a poco se desvanece en la historia tanto latinoamericana como de ese importante país sudamericano, alguna vez considerado el granero del mundo.
Tiene historial político, pero es poco al compararlo con el de los pseudoperonistas actuales. En los pocos días entre la victoria y la toma de posesión se ha informado de algunas decisiones y actividades sin duda derivadas de haber comenzado a darse cuenta de la diferencia entre la posible irresponsabilidad de ser candidato y la responsabilidad de ser un candidato y ser El Presidente, sobre todo cuando se carece de respaldo suficiente en el Congreso. Aunque otorga tranquilidad la diferencia de tres millones de votos sobre su adversario, debe recordar ese 45% de votantes por el perdedor. A causa de su propia lógica de realizar acciones novedosas, debería comenzar por reducir ese incómodo espacio.
Desde la lejanía centroamericana, sus acciones recién pasadas parecen indicar su conciencia de las múltiples realidades argentinas, todas muy complejas. El descenso de su violencia verbal, al tomar conciencia de su debilidad política para poder cumplir promesas de campaña, de la necesidad de abandonar la confrontación directa y personal, el lenguaje soez y confrontativo. El siguiente paso debería ser buscar apoyo de quienes piensan como él en lo económico, pero no consideran a este factor el único digno de tomar en cuenta, para lo cual también debe hacer con ellos las paces, como es el caso del expresidente Macri, cuyo paso por el cargo sin duda le debe haber significado lecciones dignas de ser tomadas en cuenta para evitar la repetición de los mismos errores.
' La llegada de Javier Milei a la presidencia de Argentina, abre una nueva etapa en la política de ese querido y atribulado país.
Mario Antonio Sandoval
El discurso de ayer dedicó mucho a lo económico, poco a lo social y al admitir los innegables y serios efectos de las políticas de shock, lo hizo de manera abstracta sin mencionar algún plan de ayuda a los sectores necesitados. Lo considero un error porque el apoyo a una victoria electoral no significa hacer lo mismo con las decisiones y su forma. La sociedad no es economía; es sociedad, un conglomerado humano y por tanto tomar en cuenta tanto a quienes votaron por él, como a quienes votaron contra el otro. No es lo mismo. Encontrar y ver las razones del voto favorable —cansancio, hastío, desesperación, convencimiento de que ese país merece algo mejor— más una buena asesoría le ayudarán a entenderlas y con ello llegar a la mitad de las soluciones.
Ya es el presidente de todos los argentinos y lo será cuatro años. Necesita tender puentes, aunque sea delgados, con sus adversarios paleoperonistas. Están golpeados pero vivos, son pacientes y experimentados en la politiquería, fuertes en el congreso, donde pueden estar escondidos, cuasi visibles, toda clase de sentimientos de venganza para hacerlo fracasar, y listos para magnificar los cambios o ausencia de las promesas durante la campaña. Todo esto le dificultará mantenerse al menos con esos tres millones de votantes favorables. Lo positivo al comparar el caso con Guatemala, es la aceptación inmediata de los resultados, el poco tiempo entre las elecciones. Como sea, ganó sin arrugas, limpiamente, y ahora, como a cualquier mandatario, le toca ganar la presidencia.