Los genes y la habituación desempeñan un papel, explica el médico alemán Ivo Grebe en una entrevista, en la que también aclara: “El alcohol es un veneno para las células”.
Dos personas tienen la misma edad y el mismo peso, una de ellas se siente mareada con una sola cerveza, mientras que la otra puede beber seis vasos y seguir sintiéndose bien. ¿A qué se debe esto?
En primer lugar, por supuesto, al sexo. La tolerancia al alcohol es menor en las mujeres, o mejor dicho, por término medio, metabolizan peor el alcohol que los hombres. En segundo lugar, influye una cierta habituación. Alguien que bebe alcohol regularmente tiene una tolerancia mayor que alguien que bebe esporádicamente.
¿Esto se debe al metabolismo? ¿Es decir, que se adapta?
No tiene nada que ver con el metabolismo, sino con las enzimas del hígado, que son las responsables decisivas de la rapidez y el grado de descomposición del alcohol.
El grado de actividad de estos sistemas enzimáticos está determinado genéticamente y varía de una persona a otra. Sin embargo, la habituación al alcohol puede conducir a que se forme un mayor número de estas enzimas y el alcohol se descomponga más rápidamente en el hígado. La mayor tolerancia también hace que los síntomas de intoxicación o embriaguez, como inestabilidad al caminar, mareos o balbucir al hablar, aparezcan más tarde.
¿Podemos decir que esos síntomas y la sensación de resaca al día siguiente son una especie de mecanismo protector natural del cuerpo, que nos dice: “¡Ten cuidado, lo que estás haciendo no es bueno para ti!”?
Está claro que es así, es una señal del cuerpo. El alcohol es un veneno para las células en el organismo, no hay que olvidarlo nunca. Y eso se aplica a todas las células, no solo en el hígado. El cuerpo humano no puede procesar bien el alcohol por sí mismo.
La resaca después de beber es una sensación muy diferente. Algunos la sienten más, otros menos. Pero siempre debe ser una señal de alarma para que, por favor, se mantengan las manos alejadas de grandes cantidades de alcohol.
El doctor Ivo Grebe trabaja como especialista en medicina interna desde hace unos 40 años y es miembro de la junta directiva de la Asociación de Internistas Alemanes.