EDITORIAL

Industria turística también padece golpe

Según datos de la Organización Internacional de Turismo, el año pasado el sector de viajes y turismo de Guatemala creció un 38.8% en comparación con el 2021, con una generación económica de US$4 mil 700 millones, equivalente a un 5% de la economía guatemalteca. Los empleos directos e indirectos llegaron aproximadamente a 401 mil en todo el país. Los cálculos para 2023 eran que se alcanzarían los 419 mil puestos de trabajo en esta rama productiva, pero el panorama de incertidumbre a causa de las acciones del Ministerio Público en contra del proceso electoral, y las manifestaciones ciudadanas, que devinieron en injustificables bloqueos viales, han ensombrecido dicha proyección.

Aunque la mayoría de bloqueos se ha levantado, a excepción de los promovidos por alcaldías indígenas de Sololá, el daño ya está hecho a la llamada industria sin chimeneas. Viajes suspendidos, eventos internacionales cancelados y trasladados a países vecinos; visitantes extranjeros que quedaron varados en la provincia e imposibilitados de abordar vuelos a sus países de regreso se combinan para crear una lamentable imagen negativa del país.

El gran problema de fondo es que nada ni nadie puede reponer los ingresos perdidos en negocios de alojamiento de todo tamaño, traslados, guías turísticos, restaurantes, entretenimiento, ventas de artesanías y proveedores de insumos para este mercado. Eso, a la vez, significa despidos o al menos salarios no cobrados, lo cual en la economía de la provincia acarrea complicaciones a los hogares para los cuales el turismo es la principal vía para poner pan sobre la mesa. Ello no implica culpar solo a los ejecutores de bloqueos, sino a la tozudez de las autoridades.

En efecto, la Cámara de Turismo de Guatemala ha sido una de las muchas entidades empresariales del país que han pedido absoluto respeto a los resultados electorales y a la democracia en el país. Apenas se reponía este sector de los impactos de la pandemia cuando se configuró esta tormenta política de incertidumbre jurídica y discrecionalidad institucional.

También existen factores atávicos que limitan de por sí un mayor crecimiento del mercado turístico en el país: la mala infraestructura vial y los recientes daños en carreteras, por la falta de mantenimiento y supervisión; la inseguridad, que es motivo de advertencias de varios países a sus ciudadanos acerca de riesgos en determinadas áreas de Guatemala; la falta de inversión en infraestructura, capacitación y equipamiento para el mejoramiento del turismo comunitario, que es uno de los grandes potenciales desperdiciados del país.

Fueron el turismo y el comercio internos los que propiciaron el inicio de la recuperación económica en la segunda mitad de 2020. Bloquear vías como protesta contra acciones u omisiones de funcionarios y autoridades es como querer poner zancadilla a esos personajes, pero quienes caerán al suelo son ciudadanos que luchan por sobrevivir. La Vuelta Ciclística, que promueve una intensa actividad mercantil y difusión de destinos nacionales, fue pospuesta. Se vienen conmemoraciones del 1 y 2 de noviembre, cuyo colorido en varios pueblos atrae a visitantes, pero este año se verán limitadas a causa de la incertidumbre de locomoción. Es constitucional la protesta pacífica y también el derecho de petición, pero ello no justifica quitar oportunidades a los negocios locales, que dependen de los visitantes nacionales y extranjeros.

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