Según un estudio que elaboró en 2022 la Cámara Guatemalteca de la Construcción (CGC), la mayoría de los proyectos de vivienda en el país mantiene cuotas de entre Q2 mil 500 y Q7 mil 500 al mes. A las familias guatemaltecas solo les alcanza para pagar un poco más de Q1 mil 300, de acuerdo con estimaciones gubernamentales.
Si “arriba” es difícil conseguir una casa, “abajo” hay intentos de darla. Especialistas en política territorial y urbana subrayan que los asentamientos en zonas de riesgo surgen por la falta de esfuerzos empresariales y estatales de brindar acceso a viviendas dignas. Álvaro Gómez, un albañil y plomero que vive bajo el puente Belice, es un reflejo de esa poca acción.
Quedar expuesto a una tragedia como la del puente El Naranjo es un riesgo que muchos asumen para asegurar un techo y un piso. En este reportaje explicamos por qué para miles de personas tener una casa adecuada todavía es un sueño lejano.