SI ME PERMITE

Debemos ser selectivos para alcanzar la meta

|

“La gente con metas triunfa porque sabe a dónde va”. Earl Nightingale

Es normal que cada uno de nosotros tenga sueños y que los empiece a visualizar como metas para alcanzar. Esto implica que hay otras cosas que habrán de quedar a un lado, no porque no nos interesan, sino porque las metas nos demandan priorizar el orden de las cosas que queremos alcanzar. Cuando tenemos esto definido, dejamos algunas situaciones de nuestro interés a un lado.

' El evaluar con quiénes escogemos estar finalmente habrá de reflejar la medida de nuestra madurez.

Samuel Berberián

La vida siempre nos ofrece algunas cosas que a nosotros nos gustan y por lo mismo también nos distraen, pero la fuerza de voluntad habrá de definir si podemos mantener la intención para avanzar hacia la meta, dejando a un lado las actividades que no están compaginadas con lo que nos hemos propuesto lograr.

Debe ser claro que nuestras metas no son del interés de todos, sino que son muy personales. Las metas son definitivamente asuntos muy propios y por ello ni se publican y mucho menos se pueden negociar. Sobre nuestras metas debemos tener presente ponerles la etiqueta de “no negociable”.

Con una determinación de saber que tenemos metas claras, no sería nada extraño que en nuestro círculo inmediato algunos no se sientan muy cómodos. Es nuestra tarea darnos la debida libertad de tomar otro rumbo que favorezca nuestros intereses y no están muy bien sincronizados con los de ellos.

El establecer metas es muy semejante al emprender un viaje. La meta es el destino donde nuestra travesía habrá de finalizar. Por ello, con muchos con los que hemos caminado debemos definir cuál será el destino o la meta que se habrá de escoger y qué camino habremos de tomar.

Allí se verá con toda claridad si el mismo camino nos lleva al destino trazado o si será un punto de separación, pero que esta sea armoniosa y de máxima comprensión porque el rumbo que nos hemos trazado no es exactamente el mismo.

Es admirable cuando podemos ver el establecimiento de una meta, es como un motor que se activa, y dependiendo en muchos casos de nuestra personalidad, así será la velocidad con la que nos habrá de llevar a donde nos hemos propuesto llegar. Es muy posible que en el camino tengamos ajustes y enmiendas que hacer, pero no por ello el destino se ha cambiado.

Es lo mismo cuando nos transportamos para trasladarnos a un lugar y cuando en el camino nos encontramos con obstáculos e impedimentos, cambiamos la ruta o tomamos por otro rumbo, pero eso no implica que cambiemos el destino.

No se puede negar que en nuestro derredor hay quienes aparentemente, por lo que hacen y dicen, están divagando y no tienen meta clara.

Cuando ya tenemos una meta clara y nos hemos propuesto como sea posible lograrla, podremos ser muy amables y muy corteses, pero nunca a los extremos de dejar de avanzar en la dirección que nos haga llegar a la meta trazada.

Es sorprendente cuánta capacidad tiene el ser humano para soñar y visualizar. Para ello se toma el tiempo necesario, para poder planificar y calcular todas las alternativas que la vida nos ofrece para alcanzar la meta trazada, y la verdad es que no importa cuánto se habrá de tardar y mucho menos lo que habrá de costar. Lo que importa es llegar y así tener la mayor de las satisfacciones por lo que se ha podido lograr.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.