Dentro de la charla indicó que EE. UU. está preocupado por el deterioro democrático y que de no concretarse la toma de posesión del presidente electo Bernardo Arévalo podría imponer sanciones económicas que terminarían por afectar a la economía del país.
¿Cómo se analiza la situación de Guatemala en EE. UU.?
Aquí en Washington hay mucha preocupación de lo que está pasando en Guatemala, en el Congreso en los diferentes departamentos del Gobierno de Joe Biden y en embajadas internacionales que están en esta ciudad. Creo que la respuesta de la comunidad internacional ha sido bastante fuerte, han condenado las acciones del Ministerio Público (MP) de Consuelos Porras, de Rafael Curruchiche y de las cortes y han presionado al presidente —Alejandro— Giammattei para asegurar la transición pacífica de Bernardo Arévalo, porque el presidente Giammattei dice ‘sí voy a ayudar’, pero en realidad no está haciendo mucho, o nada, por eso.
¿Cómo ve la posibilidad de incrementar las sanciones hacia actores guatemaltecos?
Son necesarias sanciones más fuertes por parte del Gobierno de EE. UU. y de la Unión Europea, como la Ley Global Magnitsky y otras sanciones económicas, o congelar los activos de actores corruptos del sector privado que están detrás del MP, del Gobierno, de Rafael Curruchiche y del juez Fredy Orellana.
¿Cree que la situación ya da para que el Gobierno de EE. UU. piense en sanciones económicas al país?
El presidente Biden puede emitir una orden ejecutiva para sancionar sectores de la economía, como al azúcar, textiles, cemento… no sé… Yo creo que ellos deben explorar esta oportunidad y debe hacerlo ahora, porque si llegamos al fin de octubre, al final del proceso electoral, podríamos ver más vicios en contra de Bernardo Arévalo o de Semilla el 1 de noviembre.
¿La preocupación que hay en Washington es porque se pueda perder la democracia en el país y caer eventualmente en un régimen como el de Nicaragua?
Absolutamente. Lo que está haciendo Giammattei y los poderes fácticos y corruptos es casi igual que el señor —Daniel— Ortega en Nicaragua, solo que la forma es diferente. Pero la preocupación es porque, Bernardo Arévalo no ganó por poco porcentaje, sino hubo una diferencia de bastantes puntos. Es algo preocupante porque en Nicaragua podemos ver cierre de universidades instituciones religiosas de oenegés de instituciones de derechos humanos, medios de comunicación la expulsión de más gente.
¿En Washington hay confianza de que Bernardo Arévalo asumirá el cargo el próximo 14 de enero?
Bueno, yo creo que todos entienden los riesgos que hay hasta después del 31 de octubre y lo que podría pasar. El presidente electo estuvo aquí en Washington y fue obvio el apoyo que está recibiendo de diferentes departamentos del Gobierno de EE. UU. y del sector privado, quienes se comprometieron a ayudar a que asuma el 14 de enero. En su discurso, Arévalo dijo confiar en que va a llegar el 14 de enero. No sé si tengo tanta fe, pero él dice que sí asumirá y creo que la comunidad internacional está dispuesta a ayudarle en este momento.
¿De no asumir, cómo cree que reaccionaría el Gobierno de EE. UU.?
Sanciones más fuertes en contra de actores corruptos o buscar cómo limitar las relaciones comerciales con el Gobierno de Guatemala porque los Estado Unidos es el socio más fuertes en términos de comercio con Guatemala, y revisar relaciones comerciales tendría un impacto para el país, pero no habría otra opción por lo que veo.
Esta semana hay una reunión del Consejo Permanente de la OEA, algunos creen que Guatemala, de seguir las acciones del MP, podría en algún momento ser expulsada de organismo. ¿Cómo mira esto y qué impactos podría tener para el país?
Honestamente, no tengo la información suficiente. Lo que puedo decir es que Nicaragua ha acusado a la Carta Democrática y han expulsado a Nicaragua de la OEA, y no veo algún impacto, es más nada ha detenido a Ortega y sus acciones antidemocráticas, —pero— seguramente si excluyen a Guatemala de la OEA se va a enviar una señal fuerte a la comunidad internacional y me imagino que eso sí podría tener un impacto en términos de asistencia humanitaria.
Pero también habría un debilitamiento —de la cooperación— a Guatemala a nivel internacional y eso sería muy peligroso porque no es el momento de abandonar al país, sino el de asegurar que haya un cambio más democrático, sostenible y justo.
¿Qué espera de aquí al 14 de enero próximo?
Yo creo que vamos a ver más acciones judiciales en contra de todos los integrantes de Semilla. Es alarmante la falta de voluntad del gobierno actual y de los corruptos a reconocer la voz del pueblo. Además, y a mí me preocupa que, con el fallo de la CC —en donde ampara al sector privado organizado para despejar los bloqueos—, hay más oportunidad de utilizar la violencia por parte de la Policía y del Ejército en contra de la enorme cantidad de gente que está protestando en el país.
Lo que he visto del 20 de agosto hasta hoy es que los guatemaltecos están hartos de la corrupción y de la ingobernabilidad del país. Quieren, y merecen, desarrollo, acceso a la salud y educación. Quieren un cambio verdadero.