FUERA DE LA CAJA
A los valientes del marketing
Nunca he trabajado del lado del cliente, pero imagino que ha de ser más fácil encontrar esa “gran idea” que decidir sacarla al aire en contra de todas las apuestas… Y eso que las grandes ideas no se piensan, se paren.
' Generalmente lo más creativo da de qué hablar. Es bueno para algunos y no tanto para otros.
Sergio Marroquín
En las agencias de publicidad hay muchos departamentos, todos con un alto nivel de importancia y muy diferentes entre sí.
Un departamento de medios, con el sello clásico de los profesionales en la materia, que son negociadores hábiles. Siempre manteniendo una relación cordial con los medios de comunicación, logrando beneficios, espacios, notas, mejores tarifas, almuercitos por ahí y entradas gratis por allá… Siempre les va bien.
Un área digital, con todos los términos nuevos y en inglés, generando estrategias con material sencillo y entendible, que enganche en segundos para que no los escroleen.
Ejecutivos de cuentas, siempre sonrientes ante el cliente, organizando el trabajo solicitado. Un día felices con los creativos y al otro queriéndolos matar por no entregar a tiempo.
Otra área de tráfico (que aún existe y es muy valiosa), que genera el orden de entregas, presupuestos, tiempos y cotizaciones.
Así, el departamento de investigación, diseño, conta, entre otras áreas, no son menos importantes. Lo cierto es que, en cualquiera de sus áreas, siempre pensamos en sorprender al cliente haciendo algo nuevo y diferente. Una estrategia, un nuevo pedazo de propiedad intelectual que destaque en los medios, una nueva matriz digital, una gran idea creativa. Todos, absolutamente todos, trabajamos para que al presentar logremos sacarle esa sonrisa de satisfacción al cliente y notar ese brillo de felicidad en sus ojos, pues encontró el camino, la solución que buscaba. Todo le encantó y le urge ponerlo al aire.
Pero (¡¿?!) Entonces, viene a su mente el profundo pensamiento: “La idea está buenísima, pero no me la van a topar…”. Y, emocionado, nos dice: “¡Buen trabajo, muchachos! Lo presento mañana, y pasado les doy noticias”. Lo vemos partir con nuestro hijo bajo el brazo, esperando que todos allá lo vean tan bonito como nosotros y que algún día salga al aire…
Aquí empieza el gran reto del cliente, que es el responsable de las ventas, el posicionamiento de su marca y de hacerla fuerte. Empieza el pulso contra medio mundo y contra él mismo, pues no hay nada que garantice que, aunque sea la mejor idea del mundo, esta sea exitosa.
Generalmente lo más creativo da de qué hablar. Es bueno para algunos y no tanto para otros, pero ¿quién fuera monedita de oro para caerle bien a todos? Lo cierto es que las marcas que se atreven son las que destacan. Los ejecutivos de marketing que van en contra de lo convencional, de romper barreras y toman el riesgo como propio son los que hacen grandes cambios en esta industria. Sin ellos, las agencias no podríamos brillar. No podríamos demostrar nuestra esencia, ni ser respetados. Mucho menos reconocidos.
Esta nota va a nombre de ellos, quienes junto a nosotros se fajan y deciden, pues dignifican la industria y son responsables de los cambios, de activar las categorías y las inversiones y de hacer temblar al mercado. En su ejecución, todos salimos ganando: las marcas venden más y crecen. Ellos son premiados por su valor, garra y fe. Nosotros, las agencias, con más trabajo, pues el talento y el esfuerzo siempre trae nuevos clientes.
A ellos y a nuestros clientes, muchas gracias por creer en nosotros. ¡Que viva la publicidad!