POR LA LIBERTAD
Reflexiones sobre la Propiedad Comunal
Bernardo Arévalo, de Semilla, habló de la tierra de uso colectivo o comunal. Su idea es que se fortalezca este tipo de propiedad. A mi entender, Arévalo quiere promover la agricultura con la intención de que mejore el nivel de vida de los guatemaltecos que viven en interior del país. Pero las consecuencias serán contrarias a su intención.
' No se logrará por medio de la agricultura colectiva ni de pequeñas parcelas un mayor bienestar para los más pobres.
Ramón Parellada
La agricultura en los países desarrollados representa cada día un menor porcentaje del PIB (producto interno bruto). En Estados Unidos, en 2022 la agricultura, la alimentación y las industrias relacionadas representaron alrededor del 5.4% del PIB. La producción de las granjas estadounidenses sin el resto de las industrias fue apenas del 0.7% del PIB. Una nada en comparación con los sectores de industria y servicios. En Guatemala, la producción agrícola anda alrededor del 10% del PIB. En los países más pobres aún que Guatemala, la agricultura podría alcanzar hasta el 25% del PIB.
Si bien es importante la agricultura en nuestro país, la tendencia mundial es a ser más productivos. Producir en masa para las masas hace que las mejores prácticas para ser más productivos utilicen mayores tecnologías en menores extensiones de tierras cultivables. Para ser rentables, las fincas deben tener ciertos tamaños óptimos que sean mecanizables, utilicen riego por goteo, acolchados, nutrientes que van con el riego, mallas contra insectos, pesticidas eficientes, semillas genéticamente mejoradas, y mucha automatización. Las pequeñas parcelas ya no son competencia contra las grandes extensiones cultivables.
Al hablar de capital, uno de los tres elementos de una empresa (los otros dos son el empresario y la mano de obra), no necesariamente hablamos de tierra, aunque es una pequeñísima parte de este. Apostar por que el país salga adelante a base de parcelas o propiedades comunales es apostar a la economía de subsistencia. Abrirse a mayores inversiones extranjeras de capital, es decir, fábricas con máquinas y herramientas que incrementen la productividad, es la forma más rápida de mejorar el bienestar de los guatemaltecos.
Al hablar de propiedad comunal, si no está bien regulada por los mismos propietarios, será improductiva. Garret Hardin lo había explicado muy bien en una publicación titulada La tragedia de los Comunales, allá por 1968. Si no hay una regulación por parte de los propietarios en común, el resultado será una sobrexplotación del recurso. Los escolásticos españoles tardíos, descendientes de la línea de Santo Tomás de Aquino, escribieron mucho sobre este tema. Ellos veían que cuando no había propiedad privada, sino comunal, y cualquiera podía hacer uso de ella sin ningún control, el resultado era negativo para la productividad. Domingo de Soto, un fraile dominico y teólogo español de inicios del siglo XVI, escribió al respecto: “Si quisieran que los terrenos fueran comunes, los hombres tomarían motivo de aquí para la desidia y flojedad, porque es indecible el amor ardiente que se tiene por las cosas propias y lo desidioso y flojo que es para las comunes”. Se han realizado muchos experimentos para tratar de generar riqueza en propiedades comunales sin normas y el resultado ha sido negativo (New Harmony, por ejemplo).
El tema importante es que promover la agricultura de pequeñas parcelas, minifundios, o en propiedades comunales, no es más que condenar al pobre a una economía de subsistencia. Me parece un grave error. Debemos apostar a una mayor industrialización atrayendo capitales abundantes y frescos al país. No se logrará por medio de la agricultura colectiva ni de pequeñas parcelas un mayor bienestar para los más pobres.