A CONTRALUZ

El rechazo ciudadano a la partidocracia corrupta

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En las elecciones del pasado domingo hubo dos grandes sorpresas: el alto número de votos nulos, superior a cualquiera de los candidatos y el ascenso de Bernardo Arévalo, del Movimiento Semilla, que le aseguró su pase a la segunda vuelta. Es la primera vez que 966 mil 389 personas anulan su sufragio, para alcanzar el primer lugar con el 17.39% de los votos. Si se agregan los 388 mil 442 votos en blanco (6.99%) estamos frente a un rechazo mayúsculo al sistema político, así como a la manipulación del proceso electoral que hizo el presidente Giammattei, por medio del Tribunal Supremo Electoral y las cortes. Los votos nulos y en blanco, el 24% del electorado, dejan claro el hartazgo popular a la clase política, que ha devenido en una vorágine de corrupción e impunidad. Ese quizá haya sido un factor importante para la estrepitosa caída de Zury Ríos, aliada de Giammattei y candidata favorita del sector empresarial, que solo alcanzó 6.5% de votos, para el 6º. lugar.

' Torres asume la defensa del statu quo y Arévalo apuesta a las transformaciones sociales.

Haroldo Shetemul

La encuesta de Prensa Libre, publicada tres días antes de las elecciones, apenas le daba a Bernardo Arévalo el 2.9% de preferencias para un discreto 8º. lugar. Sin embargo, el germen del descontento popular hacia el sistema político ya se venía cuajando en silencio y se cimentó en la figura de este diputado que abandera la lucha contra la corrupción, hasta alcanzar los 654 mil 534 votos, para el 11.78% del total. Esta es una indudable proeza para un partido de reciente creación, pero a la vez es un duro reto porque solo triunfó en cuatro departamentos (Guatemala, Sacatepéquez, Chimaltenango y Quetzaltenango). Frente así tiene a la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) con una maquinaria electoral que triunfó en 17 departamentos y cuyo trabajo clientelar es su principal soporte. En menos de un mes, Semilla tendría que aceitar su estructura a nivel nacional para hacer frente a su contrincante, que empleará a fondo la campaña negra para socavar la credibilidad de Arévalo, como ya lo ha evidenciado.

Esta es la tercera vez que Sandra Torres llega a una segunda vuelta. En las dos primeras fue derrotada por Jimmy Morales (2015) y Giammattei (2019). En las elecciones del pasado domingo, la presidenciable de la UNE si bien alcanzó el primer lugar entre los candidatos, lo hizo con un resultado débil. En los comicios de 2019 obtuvo un millón 122 mil 909 votos, para el 25.53% del total. En estas elecciones solo consiguió 881 mil 592 votos, para el 16.86% del total, lo que significa que en cuatro años su caudal electoral bajó un 8.67%. Su ventaja está en que la UNE tiene experiencia en la arena electoral, es fuerte en el área rural y ha hecho alianzas con caciques de la clase política tradicional que le asegurarían acarreo de gente en los próximos comicios. Su desventaja es el alto nivel de antivoto que genera Torres, el cual se habría profundizado por su alianza con Giammattei y su silencio sobre la desbordada corrupción que lo envuelve.

¿Cuál es la diferencia entre la UNE y Semilla si ambos son socialdemócratas? En una reciente entrevista con el periodista Ben Kei Chin, Sandra Torres renegó de esa ideología. Dijo que eso fue en el 2008 y que ahora su ideología es “Guatemala”. Por conveniencia, Torres se ha corrido hacia la derecha conservadora y acuerpa las posiciones sobre la familia, la diversidad sexual, busca acercarse al empresariado y rechaza la labor de la Cicig en su lucha contra la corrupción. Torres ha adoptado las posiciones del partido Valor, de Zury Ríos. Por el contrario, Bernardo Arévalo reafirma su posición socialdemócrata, reivindica la lucha contra la corrupción, la justicia social, la igualdad de oportunidades y la protección de los derechos sociales. Entonces, frente al electorado hay dos posiciones definidas: la de Torres que defiende el statu quo y la de Arévalo que apuesta a las transformaciones sociales.

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.