REGISTRO AKÁSICO

La hipocresía mata

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Está prohibido con penas de cárcel calificar esas acciones como guerra. Los informadores y hasta alumnos en las escuelas tienen que denominarla operación militar especial, a pesar de los miles de muertos entre los militares rusos y ucranianos, para no mencionar a los civiles muertos por misiles cuando dormían en sus habitaciones. Hace 78 años, partido y partidarios nazis desaparecieron; sin embargo, ahora se invade a Ucrania, bajo la excusa de derrotarlos.

La manera como se concibe e informa lo sucedido en el mundo manifiesta el espíritu de los tiempos: la hipocresía busca volver equívoca a la realidad. A quienes ejercen el derecho humano de viajar, contenido en el artículo 13 de la Declaración Universal de Los Derechos Humanos, se les arresta. Está prohibido decir que los recluyen en una cárcel. Los presos no lo son, sino están asegurados en un albergue. Claro, en un lugar con rejas y puertas bajo llave. La ergástula debe ser referida como un lugar de cuidados humanitarios. Donde son llevados los migrantes, después de haber sido rescatados. Afuera queda una parte de la familia libre y el aprendido sujeto a protocolos de protección de la vida y derechos civiles.

Sucede el incendio de colchones de material sintético, el lunes 27 de marzo, en la denominada Estancia Provisional de la migración mexicana. Los carceleros, en medio de la deflagración, no abren la puerta para salir de una construcción que parece búnker. A la mitad de los detenidos sin haber cometido delito, falta o alterado el orden público, se les abrasan los pulmones y fallecen en una espantosa agonía; la otra mitad, dañados de por vida. Para aligerar el caso en la opinión pública se recuerda Ayotzinapa. Suerte, no juntaron la noticia de los migrantes a deportes.

' No hay porvenir si se acepta que se cambien los hechos con falsedades y palabras engañosas.

Antonio Mosquera Aguilar

A ciertos personajes de la vida política de la federación mexicana les cuesta decir Guatemala. Por la mañana, en una conferencia de prensa, se indica que los fallecidos son venezolanos. Los encabezados de las agencias francesas, con la misma cantaleta de nacionalidad, solo agregan, el pésame de AMLO y Biden. No lo fueron, son 28 guatemaltecos y 13 hondureños; suman 41. Además, 26 heridos con los pulmones dañados: 12 salvadoreños, 12 venezolanos, un ecuatoriano y un colombiano mueren poco a poco. El número de detenidos carece totalmente de exactitud y veracidad.

Cuando se pide repitan las nacionalidades, se les agolpa la palabra en la garganta y espetan: centroamericanos. Allí, si hay que agradecer, somos centroamericanos a pesar de la ruindad de los gobiernos del istmo. Se sabotean todos los organismos de integración, la Sieca, la Corte Centroamericana de Justicia, para no hablar del Parlacen. Solo el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) está a salvo. Pues para eso son los negocios de las corruptas oligarquías centroamericanas. Egoístas al máximo y sin más mira que la calle de enfrente.

Para un observador extraviado, esa quema se parece mucho a un Hogar Seguro bajo advocación de la Virgen. Igual: colchones y bajo llave. No se identifica al carcelero. Se prefiere la palabra niñas, no adolescentes. Lo que varía es el señalamiento de culpables. En un caso, toda la línea administrativa; en el caso de Ciudad Juárez se señala a un viajero y no se quería subir. Cierto, después se señaló a los carceleros privados y públicos, pero hasta allí. En nuestro país se quiso llegar hasta el presidente. O ya se olvidó. Y allí están, carteles y veladoras en el parque central. Ahora ni para eso alcanza; en su lugar, un consejo inhumano deleznable: no se arriesguen en sus viajes.

ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.