Tomó su motocicleta y se marchó. No supieron nada más de él hasta el 25 de marzo cuando las autoridades confirmaron que su cadáver había sido enterrado en un sector de aquella localidad.
Su cuerpo presentaba señales de violencia y quemaduras. Hasta ahora todo es confuso, y es el Ministerio Púbico (MP) quien ha iniciado las pesquisas para determinar qué ocurrió.
La familia pide justicia y hallar a los responsables del crimen del joven.
El cuerpo de Randy Fernando fue identificado por su padre, según contaron socorristas que apoyaron a la Policía Nacional Civil (PNC) y el MP a desenterrarlo en un área desolada cercana al cantón Rayos de Sol, zona 2 de Mazatenango.
Los familiares activaron la búsqueda y dieron parte de las autoridades. Lo primero que hallaron fue la motocicleta aparcada afuera de un establecimiento educativo en el cantón Rayos de Sol, cerca de donde fue enterrado Randy Fernando.
El joven, que según su perfil de Facebook disfrutaba de muchos momentos con amigos, así como de la música en una banda escolar de Patutul, Suchitepéquez, era originario del cantón La Lanza, Mazatenango.
En las próximas horas harán sus funerales y se espera que lo sepulten este domingo 26 de marzo.
El caso de Luis Solares Barillas
Entre los crímenes sin resolver en Suchitepéquez también destaca el asesinato de Luis Arturo Solares Barillas, de 56 años, fue hallado sin vida el 14 de junio del 2019 en el piso de su casa, ubicada en el interior de la finca El Rosario, San Bernardino, Suchitepéquez, una localidad ubicada a unos 100 km de la capital.
Una llamada al teléfono 110 de la Policía Nacional Civil (PNC), a las 14.30 horas, informó del crimen dentro de la citada propiedad, alejada del casco urbano y rodeada de cañaverales.
Familiares, horas antes del suceso, habían solicitado una exhibición personal en un juzgado luego de que detectaron movimientos en las cuentas de Solares Barillas que confirmaban un depósito, a través de un cheque personal, por Q900 mil a la cuenta de una persona en un banco situado en un centro comercial de Mazatenango.
A partir de ese día no supieron nada más de él y la angustia comenzó. Temían que algo malo le hubiera ocurrido, porque días antes les había advertido que recibió amenazas de muerte, aunque no identificó a quienes las habían proferido.
Solares Barillas se negó a vivir con familiares mientras pasaba el peligro, pese a que estos se lo habían propuesto. Creyó que no era para tanto, según dijeron, y en su casa en San Bernardino.
La PNC, en el parte, indicó que familiares manifestaron que Solares Barillas era prestamista, sin precisar la forma en que las personas que acudían a él le pagaban el dinero y los intereses. Tampoco dijeron desde cuándo se dedicaba a ello.
La investigación de la PNC y el MP de Mazatenango pusieron los ojos en un sujeto que sigue bajo investigación, pero hasta ahora no se le ha podido capturar. Tampoco se sabe si pesa sobre él una denuncia formal.
La sospecha es el depósito de Q900 mil que hizo Solares Barillas a la cuenta monetaria. Los registros del MP revelan que el sospechoso hizo un retiro de Q150 mil el mismo día que recibió el dinero que se supone le había prestado Solares Barillas.
El 13 de junio retiró Q400 mil en dos operaciones, y un día después hizo lo mismo, pero por Q105 mil y Q200 mil.
Hasta ese momento dejó la cuenta con Q45 mil, los cuales fue gastando entre restaurantes, centros nocturnos y tiendas en centros comerciales en Mazatenango, Quetzaltenango y la ciudad de Guatemala.
Antes de dejar su cuenta con Q39, el presunto homicida viajó a Xela y a la capital, donde gastó los últimos fondos de los Q900 mil en centros nocturnos y ventas de celulares.