La propuesta, llamada Apis Ferrugo, es una exposición impulsada por el curador y director de la galería Os-mo-sis, Waseem Syed, y en donde se pretende llevar a los visitantes por un recorrido “genuino” a través de la particular forma de creación que Ada ha desarrollado durante más de veinte años.
En la pulcritud de los muros blancos de la galería, sus obras no esconden dramatismo ni silencio. Al contrario, su abundante interlocución a partir de las texturas da forma a un lenguaje que podría ser interpretado únicamente por Ada, quien para la presente exposición defiende su proceso creativo nombrándolo como ‘apis ferrugo’.
Además de servir como título para la exhibición, el concepto se convierte en símil de la técnica con la cual Ada suele oxidar con hierros lienzos de fibras naturales, como algodón o lino, para luego intervenirlos con bordados hechos a mano, así como con elementos de la naturaleza que van desde hojas de árboles hasta conchas.
Este gran “collage textil”, más allá de nacer por una técnica tan singular, metaforiza el ensimismamiento y la desconexión de Ada frente al mundo. En las piezas, no se encuentra únicamente el resultado del aislamiento, sino que permanecen entrecruzados varios capítulos donde el dolor, la ausencia y la tristeza, pero también, la naturaleza han parte del relato de la artista.
Para cuando había alcanzado los 18 años, Ada ya era una mujer con esposo. Había migrado desde Jutiapa para encontrarse con una nueva vida en las colonias de la zona 6, donde junto a su marido formaron un hogar que vio nacer cinco hijos.
En su día a día, como trabajadora de casa, y a más de 130 kilómetros de su mapa rural, Ada siempre mantuvo un vínculo con la naturaleza a pesar de la distancia. Cuenta que siempre solía pensar en la tierra, los ríos, las hojas y los árboles de mango que trepaba durante su adolescencia para subirse a leer.
Las memorias de la naturaleza pueden ubicarse de forma explícita en la obra de la artista quien busca priorizar materiales orgánicos: desde las fibras de los textiles que utiliza como base, hasta el proceso de transformación con materiales corrosivos y la consecuente intervención con hilos o retazos del planeta.
En Os-mo-sis, las primeras obras de su exposición vienen dadas de ese vínculo medioambiental. De esa cuenta, el primer grupo de piezas responde a una serie de hojas secas intervenidas con diferentes hilos que plantean la unicidad de las raíces y el brote multicolor.
Justo a la par de las hojas, se presenta un manto que remite al tiempo de confinamiento durante la pandemia en 2020. La pieza, titulada Cartas de amor y esperanza, se forma a partir de un conjunto de telas acompañadas de elementos a base de bambú, concha de nácar, entre otros materiales textiles.
“Usar estos materiales responde a una conexión que me lleva a pensar en cómo sentimos que somos parte del planeta, aunque todas las personas seamos distintas”, cuenta Colocho respecto a las obras que expone, creadas entre 2020 y 2022.
Hablar sobre el tiempo también parece una necesidad dentro de Apis Ferrugo. El peso de la memoria ha llevado a que Ada se conecte con otros momentos cruciales de su historia como la niñez.
Dicha época guarda un lugar incuestionable dentro de la exposición de Colocho: Un pequeño vestido quemado y bordado remite al caso del Hogar Seguro Virgen de la Asunción, mientras que otra pieza, intervenida con hilos que crecen en forma de raíces habla sobre la época en que el hijo mejor de Ada padeció cáncer a los 2 años.
Todo remite a la transformación explica la artista al hacer referencia a las posibilidades que recibe del hilo como metáfora de unidad.
A sus 54 años, luego de haber criado a sus hijos, y de haber cuidado a su familia, Ada se comprende como una nueva persona que, al no ser formada por la academia, puede tejer sus emociones y vincularlas con el mundo.
“El arte nació en mí el día que yo nací. Es solo que no lo había descubierto. Ahora tengo otra visión, otros sueños y la libertad y el tiempo de crear mis obras de arte sin problema alguno. Estoy en una etapa de transición donde la Ada que decía ‘sí a todo’, ya no busca esconderse, sino que busca gritar a través de su obra”, puntualiza Colocho.
De formación autodidacta, la artista originaria de Jutiapa ha llegado a compartir sus creaciones en espacios artísticos locales como Juannio o Fundación Rozas Botrán.
Colocho, quien además trabaja como docente, busca con su práctica artística generar una poesía donde las personas espectadoras puedan habitar sus mundos de hilos y en donde puedan encontrar ya sea una pregunta o un afecto para sí mismas.