Cuando ocurre un corte del servicio eléctrico con el que funcionan, se debe estar presto para poner a funcionar la planta alterna, afirmó.
Tres cosechas
Castillo relató que se cosecha cada tres meses, pero como no cultiva en noviembre y diciembre, solo obtiene tres por año.
En cuanto a pérdidas, dijo que de un millón de larvas que se siembran se logra aproximadamente el 80 por ciento, ya que el resto se pierde porque esta especie es vulnerable a cambios de temperatura.
Además, este crustáceo practica el canibalismo, por lo que se reduce la cosecha.
Aunque el tamaño de los estanques no es tan determinante, los que él tiene son de unos cinco mil metros cuadrados, indicó Castillo, quien se provee de larva de camarón en la empresa local.
En cuanto al precio de venta, agregó que depende del peso
y tamaño del crustáceo, de la cantidad cosechada y de la demanda que haya de este producto. La libra varía
entre Q15 y Q30, señaló.
Muchos camaroneros tratan de abrirse mercado en el extranjero; sin embargo, Castillo refirió que para él es suficiente la demanda interna.
“La gente ya nos conoce y nos viene a buscar. No tenemos necesidad de salir fuera del área”, comentó.
Turismo
El empleado José Rolando Castillo contó que los compradores llegan a Monterrico y se convierten en turistas, pues son invitados a ver el lugar y conocer acerca de la crianza de este crustáceo.
Ubén Castillo señaló que el oficio y los estanques son herencia de su abuelo, de quien también aprendió a ayudar a la gente de escasos recursos, por lo que no es raro encontrar invitados de Taxisco, que pese a ser de ese municipio no conocen el mar ni los diferentes platillos que se pueden preparar con camarón y pescado.