La película sobre la Primera Guerra Mundial es parte del catálogo de Netflix, que contaba con cintas más costosas y con más posibilidades de ir por los premios de la Academia, como la introspectiva “Bardo”, del oscarizado Alejandro González Iñárritu, o “Glass Onion. Un misterio de Knives Out”, con un elenco repleto de estrellas.
Pero, la producción alemana emergió de las trincheras poco a poco para convertirse en una de las principales competidoras de los premios Óscar, con nueve nominaciones, incluyendo la codiciada estatuilla a mejor película, la primera en esta categoría para un film en alemán.
“Realmente es como que nos ha bañado una ola de alegría y suerte”, dijo a AFP el director Edward Berger, antes de la ceremonia de los premios británicos BAFTA, en la cual la cinta ganó siete premios, incluyendo mejor película.
“Estamos muy agradecidos por esto (…) ¡Es una película de guerra alemana!”.
La cinta de Berger es la tercera adaptación a la pantalla de la novela de Erich Maria Remarque sobre los ingenuos soldados alemanes confrontados con los horrores de la guerra, pero es la primera filmada en su lengua nativa.
Berger dice que “habría dicho inmediatamente que no” si le hubiesen pedido filmar otra versión en inglés.
La exitosa expansión de Netflix en el mercado global, con producciones subtituladas como “El juego del calamar”, contribuyó a este paso.
El costo de la película, 20 millones de dólares, era relativamente pequeño para la gigante del streaming, pero una suma importante para la industria del cine de Alemania.
“Hace cinco años no habríamos podido tener el presupuesto que necesitas para hacer esta película”, explicó Berger.
Sin héroes
Irónicamente, la producción ha sido mejor recibida fuera de casa, donde fue blanco de algunas críticas.
Uno de los puntos más cuestionados es la decisión de Berger de alejarse de la novela de Remarque, que con 50 millones de copias vendidas mundialmente y el legado de haber sido prohibida por los nazis, mantiene un estatus sagrado en Alemania.
A diferencia del libro, esta versión muestra tensas conversaciones de paz con los generales franceses. Omite además la parte en la cual uno de los héroes de guerra vuelve a casa pero no consigue volver a adaptarse a la vida civil.
“No seguí el libro muy de cerca (…) Es parte del trabajo de un periodista observar y criticar”, señala Berger sobre las reseñas.
“Me sentí con derecho a cambiar esas cosas (…) ¿Por qué hacerla igual?”, añadió.
Berger ejemplifica la “diferencia física” en la recepción de la película dentro y fuera de casa con una dura escena casi al final en la cual un personaje es fatalmente herido con una bayoneta.
El director buscaba transmitir la brutalidad y dolor del momento, aunque la escena no es inesperada dada la fama de la novela y la lamentable tasa de muerte de la guerra.
Aún así, Berger recuerda que durante el estreno en Toronto el año pasado “se escuchó un fuerte grito ahogado en la audiencia”.
“Me sorprendió tanto porque no fue algo planeado (…) En Alemania eso no pasó”, dijo.
“Como alemanes -en una película alemana de guerra- no esperamos que haya un héroe. No puede haber alguien que triunfe en esta misión. Casi que no puedes tener a un soldado que sobreviva”, comentó.
En contraste, “en Estados Unidos, están acostumbrados al héroe. Quieren que salgan de la situación de forma positiva y se aferran a las esperanzas de que su héroe cambiará el mundo”.
Sin patriotismo
Berger no se enlistó en el proyecto siguiendo un deber patriótico. La película, al igual que la novela antibélica, no abrazan ninguna bandera.
“Queríamos hacer una película muy alemana, pero no por el país”, dijo.
“No soy un patriota. Los alemanes tienen una relación difícil con el patriotismo, el orgullo o el honor, sobre su historia o el país. No me meto con eso”.
Filmar en alemán le confirió a la película “un sello externo de autenticidad” y un sentido más profundo de la “vergüenza y responsabilidad y culpa” que muchos alemanes sienten sobre su historia, dijo Berger.
Independientemente de lo que ocurra el 12 de marzo en la ceremonia de los premios Óscar, “Sin novedad en el frente” ya ha dejado un efecto indeleble en los votantes de la Academia estadounidense.
Es vista como una candidata segura para la mejor película internacional, una competidora fuerte en la categoría de mejor película, en tanto que con sus nueve nominaciones, quedó a una del récord para una cinta de lengua no inglesa.
“¿Estamos sorprendidos? Claro”, dijo Berger. “No te esperas algo así”.