En el banquillo rival, el argentino Simeone, de 44 años, que llevó a su actual club a ganar la Europa League en 2012, pero que jugará su primera final de la Champions League.
La experiencia de uno y otro es por tanto incomparable, con clara ventaja para el italiano. Tan sólo parecen tener en común su pasado como centrocampistas de corte defensivo.
Ancelotti llegó hace un año al Real Madrid, procedente del París Saint-Germain, y pronto recibió como encargo llevar la tranquilidad al vestuario del equipo, tras tres temporadas con el polémico José Mourinho, que había iniciado varias guerras internas.
“No creo que el Real Madrid necesite un pacificador”, había estimado el italiano en su primera conferencia de prensa en Madrid.
Pero con su sangre fría, su dominio rápido del español y su particular humor, el Míster inició una nueva etapa y supo dirigir bien la llegada de Gareth Bale, el hombre de los 100 millones de euros, a un vestuario repleto ya de estrellas. También gestionó bien su decisión de relegar a Iker Casillas a la suplencia, que tantos problemas le había dado a Mourinho un año antes.
Desde el punto de vista deportivo, su primera temporada madrileña dependerá mucho de la final del sábado. Ha ganado ya la Copa del Rey, pero si su equipo se queda con ese único trofeo, el balance no podrá ser positivo.
En la Liga, su equipo ha conseguido muchos goles, pero sólo ha podido ser tercero, tras un pésimo final de temporada.
Por ello la conquista de la Décima parece vital para el bienestar de Ancelotti y su proyecto.