Salud y Familia

Bomba de tiempo hepática

Hoy se celebra el día mundial contra la Hepatitis C.

CIUDAD DE GUATEMALA – Cada 19 de mayo se conmemora a escala mundial el Día contra la Hepatitis C, el tipo de infección hepática más agresiva y difícil de tratar, pero curable, por lo que es fundamental conocer cómo se desarrolla y cómo prevenirla, puesto que es asintomática.

Millones de personas padecen de enfermedades del hígado, sin siquiera saberlo, ya que este es un órgano tan benigno que aun solo con el 10 por ciento de su funcionamiento puede mantener la vida de una persona, lo cual dificulta en muchos casos la detección temprana, explica Jorge Salazar, presidente de la Asociación Guatemalteca de Hepatología (AGH).

Las hepatitis virales se manifiestan con ictericia —color amarillo de piel y ojos—,  orina oscura, náuseas y vómitos.

Sin embargo, la mayoría de personas infectadas no lo saben hasta que se presentan los síntomas. Mientras que para otros tipos  (A —la más común en Guatemala— y B) existen vacunas disponibles;  contra la  hepatitis C —considerada por la Organización  Mundial de la Salud (OMS)  una “bomba de tiempo viral”— no hay inmunización, pero puede prevenirse. En esta, a diferencia del tipo B, el cuerpo es incapaz por sí solo de eliminar el virus, el cual     deteriora el hígado y puede   producir cirrosis o cáncer hepático después de 20 o 30 años, afirma la AGH.

La incidencia de esta afección en el país es  de alrededor  de 0.2 a 2 por ciento, según el grupo de población.  Quienes tienen mayor riesgo de padecerla es  el personal de la salud, individuos que recibieron transfusiones sanguíneas antes de 1992, personas que se hicieron  tatuajes, usan pírsines o drogas intravenosas.  Además, si se sometieron a cirugías  con equipo no esterilizado o jeringas reutilizadas, explica el médico Manuel Antonio Gatica, de la Asociación Guatemalteca de Gastroenterología, Hepatología y Endoscopia  Gastrointestinal.

COMPLICACIONES

Las hepatitis tipos B y C  constituyen la causa más común de cirrosis —54 por ciento—, falla hepática aguda, cáncer de hígado —78 por ciento— y de trasplante de este órgano, explica la OMS. Sin embargo, el trasplante  se efectúa solo en  casos de cirrosis hepática avanzada, aclara Gatica. Además de que en Guatemala no se efectúa esta cirugía, el costo es elevado —entre US$100 mil a US$500 mil—, y hay poca disponibilidad de órganos.    

El diagnóstico prematuro —mediante análisis de sangre— ayuda a evitar la progresión de la hepatitis C o minimizar los daños, ya que se recurre a  tratamiento medicamentoso, que ha resultado efectivo. A escala mundial, se emplea la biterapia  y  triple terapia, refiere Gatica.  En la primera, se usa el interferón pegilado  más  ribavirina durante seis a 12 meses. En la segunda se incluyen estos fármacos más  el telaprevir o el boceprevir —inhibidores de la proteasa—, los cuales se administran durante seis o 12 meses.

TESTIMONIO
“Me hicieron  trasplante de hígado”

En  1980, a Jorge Salazar, presidente de la Asociación Guatemalteca de Hepatología, le hicieron una transfusión de sangre. Pasó 28 años sin saber que había sido infectado en esa ocasión del virus de hepatitis C.

En el 2008 le detectaron la enfermedad, la cual todavía no había presentado síntomas, aunque sentía fatiga. Como el daño en el hígado estaba avanzado,  dos años después le fue trasplantado un hígado. “Si lo hubiera descubierto de joven, hubiera podido erradicar la enfermedad”, asegura Salazar, de 56 años, quien ahora asegura que  goza de buena salud.

Fuentes consultadas: Jorge Salazar,  Jjsalazar58@gmail.com, y Manuel Gatica, gati2329@hotmail.com.

ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.