“Ochenta y siete ratas siguieron entonando la melodía del flautista genocida, pero se les estrella por la cara la verdad de los muertos y sus vidas truncadas”, dijo la activista Iduvina Hernández en un mensaje frente al Congreso, en alusión a los diputados que votaron a favor del Punto Resolutivo y su afinidad con el ex dictador José Efraín Ríos Montt, acusado y procesado por genocidio.
La decisión del Legislativo desató una ola de críticas especialmente de las víctimas, que calificaron la decisión de ofensiva, racista e ilegal.
Contrario a lo sucedido en las redes sociales, donde miles cuestionaron el Punto, apenas algunas decenas de personas participaron de la protesta callejera.
Flor de María Calderón, de 30 años, dijo que se sentía indignada por la pretensión del Congreso de negar el genocidio. “Con la negación del genocidio no desaparece el hecho, solo afrontando los hechos y buscando la justicia podremos resolver la situación”, dijo Calderón, sobrina de una desaparecida durante la guerra en 1982.
El Punto Resolutivo del Congreso fue propuesto por el diputado Luis Fernando Pérez, amigo del exdictador Ríos Montt, quien fue condenado en mayo de 2013 a 80 años de prisión por genocidio y delitos contra los deberes de humanidad por la muerte de 1 mil 771 indígenas ixiles a manos de soldados del ejército guatemalteco durante su gestión como presidente de facto entre 1982 y 1983.
La sentencia fue luego anulada por la Corte de Constitucionalidad.
Guatemala vivió una cruenta guerra civil entre 1960 y 1996. El informe de la Memoria Histórica, elaborado por Naciones Unidas, dio cuenta que entre 1981 y 1983 en el país se cometieron actos de genocidio. El informe detalló que unas 245 mil personas murieron o desaparecieron en ese período.