Los ánimos en el Viejo Continente estaban muy tensos pero el show debía continuar. Los juegos Olímpicos de 1936 en Berlín habían tenido un torneo del fútbol, el cual quedó para Italia, alcanzando así su primera medalla dorada, y fue en esa ciudad donde se realizó la reunión de Comité Ejecutivo de FIFA que designó a Francia como sede mundialista para 1938.
Con 37 selecciones inscritas, cuatro más que le edición anterior, además de Francia como organizador e Italia como defensora del título, las eliminatorias clasificaron a Alemania, Suecia, Noruega, Polonia, Suiza, Austria, Hungría, Checoslovaquia, Holanda y Bélgica. Rumania, Brasil y Cuba entraron sin jugar un solo partido preliminar, al igual que las Indias Orientales Holandesas, selección a la que a partir de 1950 se convertiría en Indonesia.
A la final del torneo llegó Italia, que a diferencia del último juego de 1934, los italianos no pasaron mayores sobresaltos ante Hungría, ya que dominó las acciones de juego desde el primer minuto. Seis minutos después de comenzado el partido la Azzurra estaba ganando 1 a 0 y pesar de que los húngaros igualaron dos minutos más tarde, la primera mitad terminó 3 a 1. Italia retuvo la Copa tras el 4 a 2 final con Giusseppe Meazza conduciendo los hilos del equipo y los tantos de Colaussi y Silvio Piola. Terminaba el mundial en Europa y en Sudamérica esperaban ansiosos organizar su Copa en los siguientes cuatro años, pero la segunda guerra mundial pospuso todo hasta 1950, cuando el torneo llegó a Brasil.