Los republicanos críticos con esta estrategia afirman que estos acusados no tienen derecho a las protecciones del sistema legal estadounidense.
Abu Jatala hizo su primera aparición en un tribunal estadounidense en medio de fuertes medidas de seguridad, dos semanas tras ser capturado en Libia por las fuerzas especiales estadounidenses durante una redada nocturna, y después trasladado a un barco de la marina para su interrogatorio y transporte. El sábado por la mañana fue trasladado por aire desde el barco militar a Washington y llevado ante un tribunal federal, un edificio situado apenas a unas cuadras del Capitolio de Estados Unidos.
Una acusación del gran jurado divulgada el sábado acusa a Abu Jatala de participar en una conspiración para ofrecer apoyo material y recursos a terroristas en los ataques del 11 de septiembre del 2012, en los que murieron el embajador Chris Stevens y otros tres estadounidenses. El departamento de Justicia dice que espera presentar más cargos.
El acusado, que se mostraba muy hablador en Libia ofreciendo entrevistas a la prensa y ganando popularidad e importancia en los círculos extremistas de Bengasi, apareció poco expresivo durante su comparecencia de 10 minutos ante un juez federal. Sólo dijo dos palabras, ambas en árabe, en respuesta a preguntas superficiales, miró impasible durante la mayor parte de la vista y se sentó con las manos detrás de la espalda.
Abu Jatala permanecerá bajo custodia —aunque el juez no indicó dónde— y tendrá que presentarse ante el tribunal la semana que viene.
Es probable que el caso ponga sobre la mesa nuevos detalles sobre el violento suceso —sucedido en el undécimo aniversario de los ataques contra el World Trade Center y el Pentágono— que sacudió Oriente Medio y dominó la retórica política estadounidense.
En los casi dos años que han pasado desde el ataque, se han celebrado docenas de sesiones informativas y audiencias en el congreso y se han publicado decenas de miles de páginas en documentos sobre el tema, pero sigue habiendo una disputa sobre lo que ocurrió.
Los republicanos acusaron a la Casa Blanca, conforme se acercaban las elecciones presidenciales del 2012, de haber desinformado de forma deliberada al público sobre lo que provocó los ataques al presentarlo como una de las muchas protestas por un vídeo antiislámico grabado en Estados Unidos, en lugar de como un atentado terrorista planificado. La Casa Blanca dijo que los republicanos estaban politizando una tragedia nacional.