Los investigadores señalaron que el deshielo general del lado inferior de una parte de la plataforma del glaciar Thwaites en la Antártida occidental era menor de lo esperado según los cálculos arrojados por modelos informáticos. Pero también descubrieron que el rápido deshielo estaba ocurriendo en lugares inesperados: en una serie de terrazas y grietas que se extendían hacia el interior del hielo.
Estos hallazgos no cambian el hecho de que el glaciar Thwaites sea una de las plataformas de hielo menos estables, de más rápido retroceso en la Antártida y una de las más preocupantes en relación con el aumento del nivel del mar. Tampoco cambian los pronósticos de que el desplome de la plataforma y del glaciar del cual forma parte dé lugar a una elevación de aproximadamente 0,60 metros a lo largo de varios siglos.
Esta investigación “nos está proporcionando mucha más información acerca de los procesos que dan origen al retroceso del Thwaites”, señaló uno de los científicos, Peter E. D. Davis, un oceanógrafo que trabaja en la Prospección Antártica Británica. Estos descubrimientos, publicados el miércoles en la revista Nature, se usarán para perfeccionar los modelos que pronostican el futuro del Thwaites a largo plazo.
El estudio es parte de una investigación más grande, la Colaboración Internacional del Glaciar Thwaites, patrocinado por Estados Unidos y el Reino Unido, que tiene el propósito de entender mejor lo que está ocurriendo en dicho glaciar.
La plataforma de hielo es una lengua flotante del glaciar Thwaites, un río de hielo del tamaño de Florida que ayuda a sujetar uno de los dos enormes mantos de hielo de la Antártida. Las aguas que rodean la Antártida se están calentando debido al cambio climático y conforme el agua tibia corre debajo de la plataforma, el hielo se derrite desde abajo y la plataforma se adelgaza. La llamada línea de conexión a tierra, el área donde el hielo flotante llega al lecho rocoso, ha estado retrocediendo a medida que la plataforma pierde hielo, y en las últimas dos décadas se desplazó aproximadamente doce kilómetros tierra adentro.
Los nuevos descubrimientos aparecieron en dos artículos de Nature: Davis fue el autor principal de uno de ellos, y Britney E. Schmidt, una geofísica de la Universidad Cornell, fue la autora principal del otro.
Los investigadores se instalaron sobre el hielo durante el verano de la Antártida de 2019-20, con condiciones casi siempre extremas de frío y viento, y usaron agua caliente para perforar varios agujeros a través de 609 metros de hielo hacia el océano debajo, no lejos de la línea de conexión a tierra.
Davis y su equipo bajaron al agua los instrumentos para medir su temperatura, salinidad y otras características. Aunque descubrieron que el agua estaba muy por arriba del punto de congelación, la corriente lenta y la superposición de agua con distintos niveles de salinidad evitaron que se formara una mezcla que habría hecho que subiera más el calor y se derritiera más hielo.
Alastair Graham, un oceanógrafo de la Universidad del Sur de Florida que ha estudiado la disminución del hielo del Thwaites a través de la historia pero que no participó en estas dos investigaciones comentó que el trabajo del equipo de Davis demostraba que “sube mucho calor a la zona de tierra del Thwaites”.
“Sin embargo, no todo ese calor del océano se convierte en deshielo”, afirmó.
La estrella del espectáculo fue el robot submarino llamado Icefin, el cual fue diseñado, construido y manejado por Schmidt y su equipo. Es un cilindro de 22 centímetros de diámetro y de aproximadamente 3,6 metros de largo que transporta cámaras, sonar y otros instrumentos, así como propulsores para desplazarse. Schmidt “manejó” lentamente el dispositivo mediante un cable largo que trasmitía señales desde la superficie.
Icefin exploró grietas y terrazas escarpadas en el lado inferior del hielo y descubrió que ahí había un rápido deshielo debido a que la orientación casi vertical de los costados permitía la mezcla y traía más calor sobre el hielo.
A veces Icefin dejaba que los investigadores midieran lo que estaba sucediendo a unos cuantos centímetros del hielo. Era asombroso ver de cerca esas caras del hielo y su orientación, comentó Schmidt “y tratar de descifrarlo ha sido una gran parte de la historia”.
Al igual que Davis, Schmidt afirmó que los hallazgos ofrecían un contexto importante de lo que está ocurriendo en el glaciar Thwaites. “No es ‘agua tibia igual a X cantidad de deshielo’”, explicó. “Es ‘agua tibia más proceso X implica deshielo’”.
Debido a que en general hay menos deshielo en el lado inferior, pero el Thwaites sigue inestable, “esto significa que en realidad se requiere mucho menos de lo que pensábamos para desequilibrar las cosas”, comentó Schmidt.
“Esto no significa que las cosas estén mejor”, añadió. “Significa que las cosas son diferentes”.