Los tres triunfos de Argentina en Brasil-2014 llevaron su marca: una diagonal tremenda contra Bosnia en el debut, un tiro exquisito desde afuera del área en los descuentos ante Irán, un bombazo tras un rebote y un tiro libre perfecto frente a Nigeria.
La “Messidependencia” de la Albiceleste es quizás más evidente que nunca, ya que de seis goles convertidos por el equipo, cuatro los hizo la estrella del Barcelona, uno el defensor Marcos Rojo y el otro fue en contra.
Con un equipo que por el momento no ha respondido como se esperaba, toda la presión está sobre las espaldas de Messi, que parece decidido a cumplir su sueño mundialista contra viento y marea.
Antes de Brasil-2014, Messi llevaba un gol en ocho partidos por mundiales. En Sudáfrica incluso se había ido con su cuenta a cero tras cinco encuentros.
Ahora marcó cuatro en tres juegos y comparte la cima de la tabla de goleadores con su compañero del Barcelona el brasileño Neymar y el alemán Thomas Müller.
Como siempre ocurre con Messi, hay que reabrir los libros de historia para encontrar acciones o números parecidos.
La Pulga es el primer jugador argentino desde el mítico Orestes Omar Corbatta y Suecia-1958 en marcar goles en los tres partidos de primera fase.
También es el primer albiceleste en anotar de tiro libre desde que Daniel Passarella convirtiese en la derrota 2-1 contra Italia en la segunda fase de España-1982.
Momento de definiciones
Messi ha hecho mucho hasta ahora, pero sabe que un Mundial no es recordado por la fase de grupos, sino por los partidos de eliminación directa que llevan a la final.
Suiza el martes en Sao Paulo será el nuevo escalón de Messi en su camino hacia la finalísima del 13 de julio en el Maracaná.
La comparación con su compatriota Diego Maradona y la conquista de México-1986 es inevitable.
Maradona marcó cinco goles en México, cuatro de ellos entre cuartos de final contra Inglaterra (2-1, con La mano de Dios y El gol del siglo) y semis ante Bélgica (2-0), llevando al equipo casi por sí solo al partido decisivo con Alemania.
Allí no marcó pero dio el pase decisivo a Jorge Burruchaga a seis minutos del final para el triunfo 3-2 frente a un rival que había levantado un 0-2 y amenazaba con una remontada histórica.
Si Maradona y 1986 es el punto de referencia, no debe olvidarse el caso de Mario Kempes en el primer título albiceleste en casa en 1978.
El Matador hizo seis goles, todos a partir de la segunda fase: los dos a Polonia (2-0), dos en la polémica goleada a Perú 6-0 y otros dos en la final contra Holanda (3-1), el segundo de ellos en una épica jugada en la que luchó y superó a los cuatro defensores naranjas y su arquero.