RINCÓN DE PETUL

Periodismo en los tiempos del éxodo

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Me llamó la atención una nota publicada en este diario en enero pasado, titulada “EE. UU. investiga caso de explotación laboral en Nebraska y Minnesota, donde habría niños guatemaltecos”. Me reavivó una preocupación sobre la capacidad de la profesión periodística en Guatemala para abordar el fenómeno migratorio nacional hacia el Norte, cuando este termina en territorios lejanos, extranjeros, desconocidos e inaccesibles a los periodistas llamados a investigar. La nota se refiere a un escandaloso caso en el que niños paisanos habrían sido víctimas de contratación laboral indebida, y quizás hasta de trata. Un caso que fue investigado por autoridades estadounidenses desde agosto pasado y en el que nuestra misión consular debió tomar acción inmediata, pero uno que nadie fiscalizó y del cual nadie se enteró siquiera hasta que Telemundo lo difundió en noviembre último. Solo un par de medios nacionales lograron dar un seguimiento escueto y tardío.

La capacidad de cobertura es modesta, aunque casos como este rebalsen de un dramatismo que merece darse a conocer, no solo por las características de la explotación en las que vivían estos menores (ilegales y extenuantes trabajos en jornadas nocturnas, con exposición a sustancias tóxicas), sino, en una apreciación personal, porque podemos adelantarnos a pensar que no es un caso aislado. Más bien una recurrencia, en especial en las industrias carniceras, que jalan a tanta población nacional. Por tanto, son situaciones del interés del público guatemalteco. Pero, insisto, que ocurren en lugares extranjeros, cuyas características propias gritan pistas y luces solo a quienes los conocen, mas no a profesionales que trabajan a distancia, con preparación limitada sobre el terreno extranjero, y prácticamente a control remoto, con nulo acceso al campo real.

' ¿Cómo proyectan el futuro del periodismo los formadores profesionales?

Pedro Pablo Solares

No soy periodista, pero en otras temáticas he visto que, para compensar la lejanía, los medios acceden a corresponsalías ubicadas estratégica y geográficamente, y también a agencias internacionales que cuentan con amplios aparatos. Sin embargo, para el caso de nuestra migración, aún no he visto que se hayan formado cadenas de corresponsales en los territorios donde existen amplias dinámicas guatemaltecas. Ante la falta de ese recurso, se recurre, entonces, ya sea a agencias periodísticas internacionales, débiles para investigar lo indígena y rural guatemalteco, o se acude a fuentes trilladas que se repiten. Estas, además, tienen graves limitaciones, como el carecer de una formación profesional para investigar, para trasladar la información. Tampoco cuentan con recursos para viajar por aquel vasto territorio y lograr cercanía con lo que en él ocurre.

Nuestro país es distinto al de hace tan solamente 20 años. Hoy, más de un quinto de la población nacional radica en territorios extranjeros. Muchos sectores del país no se han actualizado a esa realidad, y creo que el periodismo no escapa a ese rezago. La tarea no es fácil, pero puede ser un espacio para jóvenes que busquen campos no explorados. Según un artículo de la Fundación Gabo, el periodismo se trata de “llevar información de aquí y de allá”. Me pregunto, sin embargo, ¿cómo podría esto lograrse si la actividad gremial se proyecta en exclusiva solo desde aquí? La emigración es la actualidad de millones de personas. Y la aspiración de un buen trozo de la juventud. Un pilar de la economía, teñido de drama humano. Hay que llegar a conocerlo para darlo a conocer. ¿Cómo proyectan el futuro del periodismo los formadores profesionales? ¿Y los medios de comunicación? ¿Acaso igual que en el pasado, cuando aún no ocurría el gran éxodo?

ESCRITO POR:

Pedro Pablo Solares

Especialista en migración de guatemaltecos en Estados Unidos. Creador de redes de contacto con comunidades migrantes, asesor para proyectos de aplicación pública y privada. Abogado de formación.