Afectan a las sociedades en numerosas formas, algunas evidentes y otras conocidas solamente hasta cuando se comienza a pensar en serio respecto a sus causas y soluciones.

ESTADOS UNIDOS DECIDIÓ colocarse en la posición eminentemente jurídica. Los considera sobre todo personas extranjeras llegadas al país sin llenar las condiciones legales. Trata de encarar la crisis humanitaria y la declara así cuando se da cuenta de la imposibilidad de detener esta ola nueva de inmigrantes, cuya diferencia con las demás la constituye el hecho de ser el resultado de ir a buscar trabajo para mantener a sus familias, sino de buscarlas porque por un lado las necesitan y por el otro el futuro en sus países es oscurísimo. No tienen alternativa: en el viaje arriesgan su vida, pero ésta tampoco está segura en las barriadas de los centros urbanos o en las míseras poblaciones de la provincia de donde sus padres emprendieron un viaje parecido.

NOTAS PERIODÍSTICAS HAN señalado un hecho, también esperable: están a punto del colapso los albergues temporales improvisados en instalaciones militares, tanto por la cantidad de refugiados como por la imposibilidad de los servicios para mantener por mucho tiempo más las necesidades de los niños. Se ha informado del caso de California, donde a partir de octubre pasado 47 mil niños lograron pasar la frontera y fueron descubiertos. Las autoridades estadounidenses han sido tajantes en reiterar la posición de no tener un paso libre para los niños o para los adultos. Pese a tales advertencias es clara la imposibilidad de detener el flujo de niños y de indocumentados, con lo cual el problema solo sufrirá un proceso de agrandamiento.

ES DURÍSIMO HASTA PENSAR en el éxodo infantil de esta parte del mundo. Seguramente es el más grande ocurrido en territorios del continente americano. No se trata de una situación abstracta, sino al contrario: es muy concreta: tiene miles de nombres, apellidos, esperanzas y motivaciones, sueños aumentados por coyotes cuyo único interés es cobrar a las familias por llevar a los niños por tierras inhóspitas. La solución es imposible si no se logran desarrollar soluciones pensadas y llevadas a cabo con creatividad, lo cual transita por llevar a cabo planes conjuntos de los países involucrados, con el objetivo de ir deteniendo a los emigrantes en cada una de las fronteras, con la colaboración estadounidense por motivos humanitarios y económicos.

OBVIAMENTE, LA POSICIÓN de los países centroamericanos y de México debe ser conjunta. De hecho, no hay diferencias sustantivas. Estados Unidos necesita comprender su necesidad de actuar así, y no de pasar el problema a quienes proveen a un grupo humano indispensable para mantener precios bajos de determinados productos, sobre todo en el campo y en los servicios poco remunerados, por ello con una relativamente poca demanda en ese país. La presencia del vicepresidente Biden demuestra la importancia otorgada al tema, pero el mayor beneficio de la visita será permitirle tener en claro la posición de sus interlocutores, resultado a la vez de la compleja y sobre todo dura realidad de quienes se lanzan a la atroz aventura.