CABLE A TIERRA
Una ley y un ministerio innecesario
¿Necesitamos un ministerio de planificación para que mejore la planificación en el país? Con toda certidumbre y experiencia les puedo decir que no, no hace falta. Los problemas que tiene la planificación en Guatemala no son porque la Segeplán sea una secretaría técnica de la Presidencia y no un ministerio.
El verdadero problema es que la “real politik” en que se desenvuelve la gestión de Estado está divorciada totalmente del mandato constitucional de procurar el bien común, para lo cual la planificación sí sería una herramienta fundamental. Pero como la finalidad real no es el desarrollo, sino el botín político y de los recursos, la planificación de Estado se torna en una redundancia. Ahora le quieren dar estatus de ministerio para satisfacer a saber qué megalomanía.
Si quisieran que la planificación funcionara en el país, lo que habría que cambiar es la lógica con la que opera la inversión pública, uno de los principales mecanismos por medio de los cuales se perpetua y sostiene y amplifica la corrupción y la captura del Estado. También se haría una verdadera descentralización, fortaleciendo las sedes departamentales de Segeplán, para que sean más efectivas para apoyar a las munis y a los Codede. Pero no, mejor ponerle el nombre pero que todo lo demás siga igual, y por supuesto, que no se entrometa en cómo se realiza esta función neurálgica de Estado. ¿A quién le sirve, entonces, cambiar la Segeplán por un ministerio en estos momentos? A nadie; por el contrario, las limitadas funciones que todavía tiene en materia de inversión pública y de planificación seguramente se verán menoscabadas, especialmente por la amplificación de la penetración del clientelismo político en su estructura técnica, ya de por sí sumamente debilitada.
' A nadie le sirve cambiar la Segeplán por un ministerio.
Karin Slowing
Por otra parte, los ministerios son, en la Ley Orgánica del Organismo Ejecutivo de Guatemala (LOE) del 1997, unidades ejecutoras de las políticas públicas y tienen la rectoría de Estado en la materia/sector de su competencia. ¿Cuando le pongan el nombre de Ministerio de Planificación, se va a meter a ejecutar los planes? A menos, claro, que sus promotores tengan la intención oculta de concentrar poder y funciones en este nuevo ente, creando un supraministerio que regente a todos los demás ministros y opere sobre la rectoría sectorial de cada ministerio y en clara competencia con el mandato de la presidencia, delegado en el vicepresidente. Además, porque también lo que realmente quieren es un ministerio de control social y no uno de planificación para el desarrollo y el bien común, incluyendo la relación con la comunidad internacional y su cooperación con el país.
Denota, además, poca comprensión (o poco interés) sobre cuáles son los verdaderos problemas que tienen los ministerios, Codedes y municipalidades para cumplir su mandato, así como qué es lo que verdaderamente impide la articulación plan-presupuesto, que es la narrativa con la que quieren justificar el cambio. Seguro no les interesa, porque si les interesara no perderían el tiempo en destruir algo que medianamente ha funcionado dentro del Ejecutivo por algo que ya sabemos que será otro botín de captura. Otro ministerio más, corporativo, clientelar y excluyente, con el que no ganaremos nada como sociedad, pero sí podemos perder lo poco que va quedando.
Podrán argumentar que en otros países la función de planificación se hace en entidades denominadas ministerios, y es cierto. Hay varios. Pero también son Estados más fuertes, con mejor fiscalidad y con mayor coherencia interna con el mandato constitucional, que acá ya no queda nada de eso. Por eso, todo se queda nada más en documentos que se ven bonitos, pero que están más y más divorciados de la realidad y de los verdaderos y profundos problemas que tiene la institucionalidad pública para realizar sus funciones.