Fue el 5 de junio último cuando hizo su última aparición pública, cuando recibió el pin de socio honorario otorgado por la ACD. “Estaba muy contento por este reconocimiento, el cual le elevó el ánimo; incluso aparecieron en su rostro algunas lágrimas. Tuvo que irse temprano, por cuestiones de salud”, relata Álvarez.
Además de periodista era ingeniero y nunca faltaron sus valiosos consejos para los reporteros jóvenes, pues él no sabía lo que era la envidia. “Nos decía que teníamos que ser correctos siempre. Era una persona muy buena. Nos aconsejaba, nos decía qué debíamos corregir en nuestro trabajo y nos apoyaba para hacerlo cada vez mejor. Nos deja muy buenos recuerdos”, añade.
“Era una persona muy cordial, atenta, responsable y servicial. Tenía gran facilidad para hacer amigos. Su labor era muy eficiente y labró grande su nombre en el periodismo a escala nacional e internacional”, explica Marco Vinicio Velásquez, uno de sus mejores amigos.
Tenía amigos a caudales, como le dijo en una ocasión Julio Trejo Pineda: “A usted, por su don de gente y desempeño periodístico le llueven los amigos a torrentes, como los aguaceros de tal magnitud que inundan en esta época grandes extensiones de terreno, por la demostración de fuerza de la naturaleza”.
“Era muy jovial, todo el mundo lo estimaba y tenía una forma agradable para comentar sucesos o recordar anécdotas. Tenía un conocimiento amplio de todo lo que sucedía en el mundo. Nos deja un gran vacío y vamos a extrañarlo mucho”, agrega Velásquez.
VIDA FAMILIAR
“Fue un gran hombre, padre, esposo e hijo. Fue muy responsable con todos sus deberes. Nos sentimos orgullosos de que haya sido apreciado y conocido, porque dejó huella en este mundo por ser periodista de corazón”, expresa su hija Ana María.
“Le gustaba mucho cantar. En su juventud practicaba muchos deportes como el futbol o basquetbol. Por eso se le conocía como el Plato, al compararlo con un platillo volador, porque siempre se aparecía en todos lados”, recuerda su hija, quien añade que era muy buen cocinero. “Grababa las recetas que transmitían en la televisión y luego las preparaba. Le apasionaba cocinar y agradar a la familia”, refiere.
Monzón estuvo casado durante 49 años con Emma Lidia Miralles de Monzón, con quien procreó a Ana María, Patricia y Francisco. Deja un nieto, Gabriel.
Seguramente desde las alturas le describe lo mejor de este mundo terrenal al Creador y ahora funge como cronista de los cielos.
Antonio Edelman Monzón recibió un pin d esocio honorario de la Asociación de Cronistas Deportivos, el 5 de junio último. (Foto Prensa Libre: ACD)
ALGO DE SU TRAYECTORIA
Antonio Edelman Monzón nació el 21 de agosto de 1934, en Retalhuleu.
Era conocido en el medio como el Plato Monzón.
Fue uno de los primeros reporteros de Prensa Libre.
Trabajó como corresponsal de varias agencias de noticias.
Fue presidente de la Asociación de Cronistas Deportivos en 1964. Trabajó en la Cancillería como jefe de Prensa por 26 años.