Unos cuantos niños salen a jugar a las calles de tierra y, cuando llueve, se divierten con las correntadas de agua, otros juegan al escondite en los espacios vacíos.
Los días transcurren y no reciben la visita de las autoridades ni tampoco les han dicho cuándo les entregarán las viviendas prometidas.
Íngrid Chacón, encargada del albergue, dijo: “Por ahora, somos 23 familias las que vivimos en el lugar. Al principio, éramos 75, pero poco a poco la gente se retiró al ver que pasaba el tiempo y no contamos con una casita segura”.
Las viviendas del albergue, construidas de lona con parales de madera y techo de lámina, se han deteriorado por lo frágil de los materiales.
Hay familias que han preferido alquilar o viven con otros parientes, porque las condiciones del albergue no son adecuadas. Cinco ATU habitados se derrumbaron sobre quienes se encontraban adentro, sin consecuencias lamentables.
Chacón indicó que hay más de 95 niños que viven en condiciones inhumanas y muchos de ellos padecen tos y enfermedades gastrointestinales y en la piel.
Mayra González, madre de ocho niños, señaló que la lluvia se cuela en los ATU y los niños se enferman.
Hace un año, la minera San Rafael llevó a cabo una jornada médica y desde entonces no han recibido más atención en salud.
González agregó que la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) les dio frazadas y la comuna local les provee electricidad y agua.
Proyecto
Durante cinco meses, vecinos y la comuna de Cuilapa prepararon el terreno donde el Fondo Nacional para la Vivienda y la Embajada de Taiwán construirían 75 viviendas, pero desde el año pasado el proyecto quedó suspendido, porque aún se espera el desembolso del Ministerio de Comunicaciones.
Renato Echeverría, delegado de la Conred, detalló que las familias que están en el albergue fueron las más afectadas por los desastres naturales del 2011 en Cuilapa. Agregó que la segunda fase es donarles una vivienda segura, pero el proyecto está en proceso.