El polémico dirigente llegó a la titularidad de la AFA nombrado a dedo por el vicealmirante Carlos Lacoste, presidente del Ente Autárquico Mundial 78 creado por la última dictadura militar (1976/83) para organizar el máximo certamen del balompié.
Desde entonces fue reelecto cada cuatro años, sobrevivió a todos los gobiernos democráticos, cualquiera fuese su signo y todos negociaron con él debido al tremendo poder que acumuló, apoyado casi incondicionalmente por más de 22.000 clubes de todo el país.
Durante su gestión produjo las mayores reformas de la historia del fútbol argentino y la selección albiceleste obtuvo el Campeonato Mundial de México-86, dos medallas de Oro en Juegos Olímpicos (Atenas-2004 y Pekín-2008) y las Copas Américas de 1991 y 1993.