PLUMA INVITADA
La genialidad y rareza de ChatGPT
Como la mayoría de los nerds que leen ciencia ficción, he pasado mucho tiempo preguntándome cómo recibirá la sociedad a la verdadera inteligencia artificial, si algún día llega. ¿Entraremos en pánico? ¿Comenzaremos a adular a nuestros nuevos amos robots? ¿La ignoraremos y seguiremos con nuestra vida cotidiana? Es por eso que ha sido fascinante ver a la “Twitteresfera” intentar darle sentido a ChatGPT, un innovador bot conversacional de inteligencia artificial (IA). Es, simplemente, el mejor de IA jamás lanzado al público general. Fue construido por OpenAI, la compañía de IA de San Francisco también responsable de herramientas como GPT-3 y DALL-E 2, el innovador generador de imágenes que salió en 2022. Igual que esas herramientas, ChatGPT —cuyo nombre significa conversación transformadora preentrenada generativa— causó gran impacto a su llegada. En cinco días, más de un millón de personas se inscribieron para probarlo, según Greg Brockman, presidente de OpenAI. Cientos de capturas de pantallas de conversaciones de ChatGPT se volvieron virales en Twitter y muchos de sus primeros fanáticos hablan sobre él con un tono de asombro y grandiosidad, como si fuera una mezcla de software y brujería. Durante la mayor parte de la última década, los bots conversacionales de IA han sido terribles. Solo han sido notables si eliges meticulosamente las mejores respuestas y descartas el resto. En los últimos años, algunas herramientas de IA se han vuelto diestras para realizar tareas limitadas y bien definidas, como escribir textos de mercadeo, pero todavía tienden a fallar cuando se les saca de sus zonas de confort. (Observen lo que sucedió cuando mis colegas Priya Krishna y Cade Metz utilizaron GPT-3 y DALL-E 2 para crear un menú para la cena del Día de Acción de Gracias).
' Sin indicaciones específicas es difícil obtener una opinión fuerte de ChatGPT sobre debates políticos intensos.
Kevin Roose
Pero ChatGPT se siente distinto. Más inteligente. Más raro. Más flexible. Puede escribir chistes (algunos realmente graciosos), programar código informático y redactar ensayos de nivel universitario. También puede adivinar diagnósticos médicos, crear juegos de texto de Harry Potter y explicar conceptos científicos en múltiples niveles de dificultad. La tecnología que lo impulsa no es, estrictamente hablando, nueva. Se basa en lo que la compañía llama “GPT-3,5”, una versión mejorada de GPT-3, un generador de texto de IA que provocó una oleada de entusiasmo cuando salió en 2020. Aunque la existencia de un supercerebro lingüístico altamente capaz podría ser noticia vieja para los investigadores de la IA, es la primera vez que una herramienta tan poderosa se pone a disposición del público general a través de una interfaz web gratuita y fácil de usar. Muchos de los intercambios de ChatGPT que se han vuelto virales hasta ahora han sido peticiones estrafalarias y creativas. Un usuario de Twitter le pidió que escribiera “un versículo bíblico al estilo de la Biblia del rey Jacobo sobre cómo extraer un sándwich de mantequilla de maní de una videograbadora”. Otro le pidió que explicara “la alineación de la IA” pero que escribiera cada oración “con el estilo de hablar de un tipo que no puede evitar irse por la tangente para presumir sobre el enorme tamaño de las calabazas que cultivó”. Pero los usuarios también han encontrado aplicaciones más serias. Por ejemplo, ChatGPT parece ser bueno para ayudar a los programadores a detectar y corregir errores en su código. También parece ser ominosamente diestro para responder los tipos de preguntas analíticas abiertas que aparecen con frecuencia en las tareas escolares. (Muchos educadores han predicho que ChatGPT y herramientas similares marcarán el fin de las tareas y los exámenes para llevar a casa).
Tal vez esto sea, como han postulado algunos, el principio del fin de todo el trabajo intelectual ejecutivo y un precursor del desempleo masivo.
*c.2022 The New York Times Company