En esa masacre murieron hombres, mujeres y niños, y resultaron 47 heridos.
Relató que todo comenzó cuando llegaron cinco supuestos abogados del Instituto Nacional de Transformación Agraria (Inta) y solicitaron a la población el pago de Q175 anuales, durante 20 años —Q3 mil 500 en total sería el valor de las tierras— para legalizar la propiedad comunal.
Muere mamá Maquín
Recordó que el día de la masacre, él junto a su madre y otros vecinos de las comunidades Sebcoch y Cahaboncito llegaron a la Municipalidad de Panzós para intentar hablar con el alcalde de esa época, Wálter Overdick García, padre de Wálter Overdick, alias el Tigre, durante la gestión del expresidente Kjell Eugenio Laugerud García, para entregarle la nota del Inta.
Pero cuando llegaron a la comuna, esta ya estaba rodeada por militares. El jefe edil no les abrió la puerta y al volver a tocar salió Overdick García, recibió el sobre e ingresó en el edificio, entonces, se escucharon balazos.
“Vi que se cayó mi mamá, y salí corriendo empujando a otro señor. Di vuelta por la iglesia, y corrí hasta encontrar unos lugares pantanosos, donde me escondí. Por eso me salvé”, dijo Maquín Caal, en q’eqchi’. Su declaración fue traducida al español por un intérprete.
Cuatro años después de haber vivido en la montaña, sobreviviendo a base de hierbas y agua, con el pelo largo y casi semidesnudo, encontró a un campesino, y fue así como se reintegró a la comunidad Soledad, donde reside actualmente.
Relató que un día la población realizaba una ceremonia en el lugar en donde fue inhumada su madre, allí encontró a un amigo, José Choc, quien le preguntó si él era don Juan. Respondió que sí.
Entonces, Choc le manifestó que tuviera cuidado, porque no lo querían en la comunidad. Lo orientó para que denunciara el caso en un juzgado.
Cuando uno de los abogados lo interrogaba, Maquín Caal rompió en llanto. Fue consolado por Aura Elena Farfán, de Familiares y Amigos Desaparecidos de Guatemala, y un hijo del testigo.