IMAGEN ES PERCEPCIÓN

La frustración ante otro proceso electoral

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Estando a pocos días de la convocatoria a las elecciones, es importante que la ciudadanía esté consciente de lo que está ocurriendo en el escenario político nacional. Conocer a profundidad quiénes son los candidatos, qué partidos representan, es una obligación y parte de la responsabilidad cívica que cada ciudadano debería ejercer antes de votar. La percepción de un político en países desarrollados es de auténticos estadistas, con trayectoria profesional, social, terriblemente elocuentes, con una gran personalidad y con una imagen pública coherente. Eso debido a que los votantes son exigentes y con altos estándares de calidad. Pero en Guatemala las cosas son diferentes, aquí no importa ningún factor de estos. Y para muestra, ha llegado al poder en los últimos años toda clase de personajes increíblemente extraños, sin ningún liderazgo, con poca habilidad discursiva, otros frágiles que cedieron el poder a la esposa o a la novia, cómicos que nos hicieron llorar, asesinos confesos, etcétera. Ninguno de ellos hizo nada positivo más que una inmensa fortuna y llevar al país al borde del despeñadero.

' Lo único que se puede hacer, por ahora, es apelar a la razón y los sentimientos de los candidatos.

Brenda Sanchinelli

Una de las grandes dificultades que enfrenta nuestra nación sigue siendo la carencia de líderes genuinos, muchos dicen que ya han perdido la esperanza de tener un buen presidente, alcalde o diputado, decente o al menos aceptable. Pero “la esperanza es lo último que se pierde”. Y para muestra nada menos que el caso de El Salvador, que luego de una retahíla de presidentes corruptos e inútiles consiguieron a Nayib Bukele, un hombre admirado en todo el mundo, que ha cambiado la historia de ese país y que cuenta con el 90% de aceptación ciudadana.

El mayor problema que tenemos aquí es que las personas honorables no quieren participar en política porque el mismo sistema corrupto no les permitiría trabajar correctamente, a menos que se cambiaran ciertas leyes. Y entonces entran en escena los mismos oscuros personajes de siempre, mismos actores y mañas. Es inverosímil que baste solo con ser guatemalteco y tener una buena cantidad de dinero (casi siempre ilícito) en el banco para ocupar un puesto de diputado, alcalde o presidente. Sin importar si el candidato ha estado en la cárcel, tiene vínculos con el narcotráfico, crimen organizado o simplemente no tiene la preparación necesaria para ser un funcionario público.

¿Dónde queda entonces la idoneidad, capacidad y honorabilidad de la que hablan nuestras leyes? Lo más triste es que hay tanta apatía en la ciudadanía que la población ya no exige. En lugar de indignarse, les da risa, sacan memes, y luego los terminan aceptando. Lo lamentable es que este tipo de percepción no viene únicamente de personas sin preparación, sino también de profesionales y empresarios, ignorantes de lo que pasa a su alrededor. Y es justamente por esto que estas personas inmorales e incapaces se aprovechan de la situación.

Los candidatos que van a entrar al ruedo en pocos días, aunque no nos gusten, es lo que tenemos, lamentablemente. Y lo único que se puede hacer es apelar a la razón y los sentimientos de estas personas. Ellos deben definirse como una marca, especificar su propuesta de manera sencilla y entendible. Para que las promesas sean realizables y medibles, y no únicamente estar repitiendo mentiras baratas. Pero, sobre todo, amar verdaderamente a Guatemala, y llegar con el firme propósito de cambiar la historia, no como un ladrón más, que tuvo la suerte de llegar a un puesto público, y al hacerlo saquear el país, sino como un hombre o mujer que fue capaz de luchar contra el sistema, corregir las cosas y poner en alto el nombre de nuestro país.

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.