La terminal de Samsung, que se comenzará a comercializar este mes, tiene una pantalla Super Amoled de 4.5 pulgadas —la del Galaxy S5 es de 5.1 pulgadas—, con una resolución de 1.280 x 720 píxeles —muy alejada de los 1.920 y 1.080 píxeles del modelo superior—.
Lo que sí consigue el aparato es evolucionar de manera sustancial a su versión anterior, ya que su pantalla ofrece una resolución HD en comparación con la qHD del Galaxy S4 Mini.
Además, tiene una cámara trasera de 8 megapíxeles con flash LED y una delantera de 2.1 megapíxeles, creada con esa calidad especialmente para las videollamadas y autofotos (selfies).
Una de las grandes diferencias respecto del buque insignia de la firma surcoreana se encuentra en su interior. El procesador es un Quad Core de cuatro núcleos a 1.4 Ghz, cifras muy alejadas del chip Snapdragon 801 Quad Core a 2.5 GHz que integra el Galaxy S5.
Como no podía ser de otra manera, toda su maquinaria funciona con el sistema operativo Android 4.2.2 KitKat —la misma versión que utiliza su hermano mayor—.
Entre los aspectos que mantiene intactos y ofrece al igual que el Galaxy S5 está el lector de huellas dactilares y el sensor de frecuencia cardiaca. La compañía también optó por dotarle a esta versión la resistencia al agua y al polvo, la cual, sin duda, se convertirá en una característica estándar de los próximos smartphones.
El nuevo móvil compacto del gigante de la electrónica, cuyo aspecto es casi idéntico al del Galaxy S5, estará disponible en cuatro colores: blanco, negro, azul eléctrico y dorado.
PUNTOS A EVALUAR
Características específicas suman puntos al Galaxy S5 Mini.
Es resistente al polvo y el agua —certificación IP67—. Solo el Xperia Z1 compact soporta líquidos —IP5—.
Tiene lector de huellas dactilares.
Integra un sensor de pulso cardiaco.
Es de los más ligeros y delgados del mercado, junto al iPhone 5 y el Huawei Ascend P6.
Su funcionamiento se desarrolla bajo el sistema operativo Android KitKat 4.4.