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23 pacientes fueron abandonados en el Hospital Roosevelt durante el 2022

Sin que nadie los reclame, el Hospital Roosevelt albergó este año a una veintena de pacientes con síndrome de abandono por varios meses.

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Este año, en el Hospital Roosevelt un total de 22 pacientes sufrieron el síndrome del abandono, pues sus familiares se niegan a cuidarlos. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Este año, en el Hospital Roosevelt un total de 22 pacientes sufrieron el síndrome del abandono, pues sus familiares se niegan a cuidarlos. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Son personas de la tercera edad que ingresaron por una enfermedad o emergencia y sus familiares no volvieron por ellos. Ellos oscilan entre 60 y 80 años.

Ya terminaron su tratamiento, pero no tienen a dónde ir, y tenerlas en el hospital por largo tiempo representa un riesgo para ellas, ya que pueden contagiarse con alguna infección nosocomial y costarles la vida.

Una de las primeras acciones que en el hospital se realizan cuando una persona llega sin apoyo familiar es tratar de ubicar a los parientes con los datos que se tienen, regularmente los pacientes cuando ingresan están desorientados y proporcionan datos aislados de sus allegados lo que hace difícil la localización, aunque hay casos que no tienen quién por ellos.

Por el débil Sistema de Salud Público y la cantidad de emergencias que a diario ingresan al hospital tenerlos en encamamiento impide recibir a otros pacientes. Además, que requieren de atención por parte del personal de enfermería y alimento, ya que deben atendérseles como a los demás internos. Esto representa un costo diario para la institución.

La mayoría de estos pacientes son abandonados porque ingresan con cuadros delicados, algunos no pueden valerse por sí mismos o desvarían y los parientes creen que ya no son “útiles” y toman como una carga el cuidarlos, menciona Carmen Guisella Burbano, trabajadora social de Medicina en el área de Intensivo de Adultos.

Sin embargo, asegura, que con “amor y cariño” la familia puede darles calidad de vida en el seno del hogar.

Los pacientes con síndrome de abandono han encontrado la atención y el cariño que necesitan en el hospital, las enfermeras y los médicos se han convertido en el apoyo emocional que necesita para recuperarse.

Historias de abandono

Por varias semanas un hombre de 85 años permaneció en una de las salas del hospital, con oxígeno. Durante ese tiempo nadie llegó a visitarlo. “Ya no me quieren en mi casa, es por eso que ya no vienen por mí”, eran las palabras que repetía.

El personal del área de Trabajo Social del nosocomio hizo varias llamadas telefónicas a los parientes y nunca respondieron. En un esfuerzo conjunto con distintas instituciones se logró localizar a la hija, que se negaba a recibirlo en su hogar, pero después de conversar con ella accedió.

“Fue satisfactorio porque se le veía en el rostro que estaba feliz de haber regresado a casa con su exesposa e hija”, dijo Carmen Guisella Burbano, trabajadora social de Medicina en el área de Intensivo de Adultos.

Nueve personas más con síndrome de abandono volvieron con sus familiares, en otros seis casos hubo necesidad de trasladarlos a un hogar permanente, mientras que otras cuatro fallecieron en el hospital solos.

Burbano refiere que conseguir un hogar permanente para adultos mayores es difícil, pues las instituciones suelen tener el cupo lleno, además que los requisitos que deben llenar para que los reciban no son tan sencillos de cumplir.

El hospital envía a dichas residencias el informe social, médico y psicológico de cada paciente para garantizar que su salud es estable.

“Si tienen enfermedades crónicas esto se coloca en el informe y ellos (los hogares) deciden si realmente tienen las posibilidades y el tratamiento para seguir medicándolos. Del hospital salen recuperados”, menciona.

Que sus parientes los hayan olvidado afecta la salud mental de los ancianos, que pueden caer en depresión al sentirse solos y una carga para la sociedad.

“Hacemos un llamado a la conciencia de los familiares de que no dejen abandonados a los adultos mayores, que comprendan que son personas para que los dejen tirados en el hospital”, dice Burbano.

De los 23 pacientes que ha registrado este año el Hospital Roosevelt con el síndrome de abandono, dos pacientes podrían pasar allí el Año Nuevo. Recibirán el 2023 en compañía de los demás internos y del personal de salud de turno.

Tomasa Xo pasará el Año Nuevo en el Hospital Roosevelt, pues no tiene familia que se ocupe de ella. (Foto Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytán)

Está el caso de Tomasa Xo, de 97 años, es originaria de Panzós, Alta Verapaz, y desde joven vino a la capital para trabajar, lo hacía en una tortillería. Por su avanzada edad y sin familia directa que se haga cargo de ella, los miembros de la iglesia a la que asiste la han cuidado.

La anciana fue internada el 12 de diciembre por insuficiencia respiratoria, ya está recuperada pero no tiene a dónde ir. Es necesario conseguirle un hogar del adulto mayor en donde puedan darle la atención que necesita por su avanzada edad, pero eso llevará tiempo.

Por fin en casa

René Cabrera, tiene 64 años, ingresó al nosocomio el 11 de diciembre por una falla renal, luego de la atención médica y someterse a hemodiálisis se le dio de alta. Sin embargo, los familiares no respondían las llamadas telefónicas del personal del hospital para que le dieran egreso y lo llevaran a casa.

René Cabrera fue trasladado este 29 de diciembre a su casa, luego de que familiares se negaran a recibirlo. (Foto Prensa Libre. María Reneé Barrientos Gaytán)

Él trabajó por varios años en Estados Unidos y enviaba dinero para construir su vivienda, regresó a Guatemala y ahora que está enfermo sus parientes se rehúsan a recibirlo.

Fue a través de la Policía Nacional Civil que el personal de Trabajo Social del hospital localizó a la familia, con el apoyo de los agentes este 29 de diciembre se logró el trasladó del paciente a su hogar, para que su esposa e hijos se ocupen de atenderlo y le den calidad de vida.

 

 

 

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