CON OTRA MIRADA

La Semana Santa chapina, Patrimonio Mundial

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La conmemoración de la pasión, muerte y resurrección del Nazareno es parte de la herencia cultural que España dejó en América durante la imposición de la religión católica.

' Se trata de ciclos de la vida, celebrados en torno al dolor y la muerte.

José María Magaña Juárez

En Guatemala, semejante acontecimiento fue objeto del ineludible proceso de sincretismo religioso, al incorporar valores y tradiciones de las culturas ancestrales que incluyen la decoración urbana para los recorridos procesionales, alfombras de flores y serrín de colores; música, gastronomía de temporada y un largo etcétera, que varían de una región a otra con sus importantes particularidades, y que son parte de nuestra identidad cultural, más allá de la expresión religiosa por sí misma. Conmemoración que la naturaleza se encarga de complementar con la magia de los colores primaverales y su espléndido aporte de enredos, buganvilias y jacarandas en flor.

De ahí que el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, durante su XVII reunión celebrada en Rabat, Marruecos, el 30Nov2022, la inscribió en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Formar parte de esa lista significa reconocer las tradiciones y costumbres del país, la importancia de la diversidad cultural ante el actual proceso de globalización, y entender que el patrimonio cultural intangible fomenta el diálogo intercultural junto al mutuo respeto a las diferentes formas de vida, cuya riqueza, a lo largo de la tradición y la historia, es transmitida de una generación a otra.

Los cortejos procesionales son organizados por las correspondientes cofradías y hermandades religiosas que, a lo largo del año, se dedican a su planificación, diseño de ornamentos y recaudación de fondos. Se suman a la planificación y ejecución del proyecto feligreses, artesanos, músicos y vecinos. Es a estos últimos, a cuyo cargo tácito queda el arreglo del paisaje urbano, es decir, la renovación de pintura y adorno de ventanas y portadas de sus casas.

Las alfombras —arte efímero— que diseñan, preparan y fabrican a media calle, durante una larga y extenuante jornada de trabajo, serán destruidas en los pocos segundos que dura el paso del cortejo sobre ellas. La variedad de colores, texturas y olores que ese rico proceso trae consigo viene acompañado de la unidad familiar y de amigos cercanos que se suman al proceso.

La conmemoración de la Semana Santa es una de las dos ocasiones, dentro del marco religioso-festivo-conmemorativo, que reúnen a la familia, estrecha sus vínculos y aglutina a los guatemaltecos. El otro es la conmemoración del día de los muertos, el 1 de noviembre, cuando luego de la visita a la tumba de los ancestros, en casa se reúne la familia entera a comer el fiambre.

En otras palabras, se trata de ciclos de la vida celebrados en torno al dolor y la muerte que, a pesar de su aparente contradicción, nos unen y representan la esperanza de un mañana mejor.

Hasta hace poco tiempo el hombre reconoció como parte de su patrimonio cultural los bienes muebles e inmuebles. Junto a su valoración aparecieron las listas de Unesco para aquellos bienes de valor excepcional como patrimonio de la humanidad. En ese contexto, el concepto de Patrimonio cultural intangible surgió en los años 90.

En 2003 fue acordada una definición junto a la creación de una convención para su protección que entró en vigor en 2006. Incluye prácticas y expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados como tradiciones orales, artes escénicas, rituales, actos festivos, conocimientos y ritos relativos a la naturaleza, las costumbres; producción de alimentos, gastronomía y artesanías tradicionales.

ESCRITO POR:

José María Magaña

Arquitecto -USAC- / Conservador de Arquitectura -ICCROM-. Residente restauración Catedral Metropolitana y segundo Conservador de La Antigua Guatemala. Cofundador de la figura legal del Centro Histórico de Guatemala.