Según el informe de REN21 – Renewabls in cities 2021 Global Status Report, tan solo el 25% de la población mundial vive en una ciudad en la que se desarrollan y ejecutan políticas y planes hacia una transición verde y las ciudades son el hogar de más de la mitad de la población. Desde Naciones Unidas, su secretario general Antonio Guterres señala: “Las ciudades son ese lugar donde la batalla climática se ganará o se perderá en gran medida”.

Países como los nuestros, con fuerte dependencia energética en fuentes no renovables, deberían legislar en favor de la energía renovable. En lugar de proponer constantes subsidios al gas, al combustible y la energía eléctrica, los cuales erosionan el erario nacional sin un beneficio claro hacia el país, y que son de corte populista, en el Congreso, deberían proponerse y aprobarse leyes que impulsen este tipo de energía. El dinero invertido en esos subsidios puede utilizarse en incentivos para infraestructura de generación en formas no convencionales.

La producción de energía solar es una alternativa viable y excelente, ya que el sol es una fuente importante de energía que desperdiciamos a diario. Imaginemos una ley que propicie, y obligue la producción de energía solar en todos los tejados con potencialidad de producir energía solar, por ejemplo, en los techos de las casas, de centros comerciales, parqueos, industrias, infraestructura pública como escuelas, hospitales, edificios púbicos, etc.

Este tipo de ley podría producir una cantidad mesurable de energía, la que permitiría bajar la factura energética, crear empleos, reducir emisiones de efecto invernadero, y volvernos más independientes energéticamente. Podrían los mismos consumidores/productores instalarlo por su propia cuenta, acceder a ayudas ambientales, o alquilar su tejado para la producción. Una ley como esta y otras que podrían proponerse permitirían complementarse con otras existentes.

En el país la ley permite inyectar energía a la red eléctrica, y pagar únicamente el consumo neto más el transporte, al obtener un contador de energía bidireccional, que registra el consumo y también la producción, esto hace que el almacenamiento que es costoso, no sea indispensable, ya que el consumidor inyecta energía en el día, cuando la está produciendo y consume en cualquier hora, especialmente en las noches cuando no produce.

El decreto 52-2003 es una ley de incentivos para el desarrollo de energías renovables, que tiene como principal objetivo establecer incentivos fiscales, económicos y administrativos para el desarrollo de proyectos de recursos renovables (hidroenergía, geotérmica, energía eólica, energía solar y energía biomásica). Esta ley vuelve atractivas las inversiones, al permitir la generación de más utilidades, que además debería propiciar la producción de paneles solares.

Hay países en donde se han aprobado leyes que estimulan la producción renovable, Francia, por ejemplo, aprobó recientemente una legislación que obliga a todos los aparcamientos al aire libre con más de 80 plazas a cubrirse con paneles solares, tanto los nuevos como los ya existentes. Con esto el objetivo del gobierno francés es generar por lo menos 11 gigavatios de electricidad, equivalente como ejemplo a la potencia de 10 reactores nucleares al año.

Francia dispone de 56 reactores, aunque varios inactivos, el objetivo conseguirá el equivalente a incrementar en un 20% sus centrales nucleares. Una ley así podría ser beneficiosa para el país, al producir energía a bajo costo. La energía solar es la que más potencial tiene entre el catálogo de energías, por su fácil obtención y por su contribución a la transición energética.

La cantidad de luz solar que llega a la tierra en una hora y media es suficiente para hacer frente a las necesidades energéticas del mundo entero en un año. Puede ser utilizada para producir electricidad, así como calor. La producción de paneles solares en forma industrial es posible y estimularía la generación de energía solar.