EDITORIAL

Era responsable

La convicción por el servicio a nuestras audiencias y la responsabilidad de informar sobre temas que no necesariamente figuran dentro de las tendencias de búsqueda o en las principales preocupaciones de coyuntura nacional, pero que son de importancia vital para todos, fueron los motivos por los cuales a lo largo de 10 meses hemos presentado igual número de informes especiales sobre sostenibilidad ambiental en Guatemala. Se trata de un desafío apremiante, debido al deterioro de los recursos naturales, alteraciones climáticas e impacto de la contaminación del aire, del agua, de los ecosistemas.

Perspectivas ambientales se analizaron a fin de crear cuadros de situación y generar decisiones personales, comunitarias, empresariales y gubernamentales, las cuales tienen impacto en el desarrollo económico, urbanístico y humano. Por increíble que parezca, todavía subsisten posturas negacionistas acerca del efecto dramático de la actividad humana en el planeta; pero, afortunadamente, cada vez son menos y la mayoría de personas, sobre todo las más jóvenes, desean hacer algo y exigen a las autoridades actuar con coherencia para proteger el entorno en el cual vivirán las próximas décadas.

Cuando en 1972 se efectuó la primera Cumbre de la Tierra y se hicieron las primeras advertencias sobre cuidado planetario, hubo descalificaciones y escepticismo. Cincuenta años después, es ineludible el abordaje de un desarrollo sostenible, aunque ya hay marcados deterioros. Hasta la fecha, existen intereses que señalan a los estudios de impacto ambiental como un lastre al crecimiento de la economía y la inversión, pero lo que en realidad deben reconocer es que sin agua dulce, sin biodiversidad, sin aire puro, sin áreas verdes, no hay dinero que sirva.

Para dejar clara esta interacción, con voces científicas, políticas y académicas calificadas se abordaron temas como la defensa de la naturaleza como garantía de sobrevivencia para la humanidad, el manejo y aprovechamiento del agua, la contaminación aérea y auditiva, los paradigmas del reciclaje y la reutilización de materiales para poder reducir los desechos sólidos que hoy por hoy se vierten en cuencas y océanos.

No podía quedar fuera la valiosa participación de las empresas a través de programas de responsabilidad social enfocados en la conservación de ecosistemas o el valioso apoyo de los patrocinadores de esta serie de publicaciones, entre las cuales se incluyó un especial referente a la irreparable desaparición de flora y fauna en el país. Finalmente, se presenta hoy el desafío de las ciudades verdes, una confluencia de los recursos disponibles, la riqueza biológica y las necesidades urbanas contemporáneas que debe ser armónica y con visión de largo plazo. No basta con maquetas o modelos hipotéticos. Deben ser proyectos serios e integrales.

Para la sostenibilidad real no bastan los discursos politiqueros y resulta repudiable todo afán de copar autocráticamente las dependencias ambientales, como se intentó en este gobierno. Se necesita de inteligencias compartidas, experiencias enriquecidas y conocimientos al servicio de las generaciones presentes y futuras de guatemaltecos que, a su vez, deben informarse e involucrarse en una nueva era de responsabilidades compartidas.

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