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Baja inflación a costa de crecimiento económico es el dilema al cierre del 2022 e inicio del 2023

La estabilidad de precios al final de este año y durante el 2023 es el objetivo de las medidas que ha implementado la Junta Monetaria, aunque el costo puede ser un decrecimiento de la producción.

Inflación en Guatemala

La persistencia de elevados precios externos podría continuar exacerbando las presiones inflacionarias, sobre todo del lado de combustibles y alimentos, es uno de los riesgos de la inflación hacia el alza. (Foto Prensa Libre: AFP)

Las expectativas de un posible evento recesivo mundial, sobre todo por el curso de la economía estadounidense y la guerra entre Rusia y Ucrania, están pesando en las decisiones de los agentes económicos en Guatemala.

De hecho, ya variaron las proyecciones sobre el comportamiento de la inflación a nivel local y en los principales socios comerciales, así como las previsiones del crecimiento del producto interno bruto durante el año en curso y el siguiente, según se muestra en el informe de la Política Monetaria a septiembre que publicó recientemente el Banco de Guatemala (Banguat). Además, se enumera una serie de riesgos que pueden contribuir a la baja del indicador.

Inflación, fuera de la meta

Para el 2022, las proyecciones y expectativas de inflación sugieren que en Guatemala se ubicará en alrededor de 9%, muy por encima de la meta de 4% más/menos 1% planteada inicialmente, lo que las autoridades atribuyen especialmente a choques externos.

A octubre último, el ritmo inflacionario fue de 9.7% (6.74% más que en el mismo mes del año anterior), en lo que han pesado los precios internacionales de los energéticos y de los alimentos, a consecuencia de problemas logísticos y encarecimiento de muchas materias primas.

El documento expone que ya hay efectos de segunda vuelta en otras divisiones de gasto, a lo que comúnmente se le conoce como “efecto contagio”, así que la inflación tiene una influencia relevante en las divisiones de gasto: alimentos y bebidas no alcohólicas (13.60% a octubre) y transporte (15.2%), aunque en los últimos meses se observaron alzas significativas en muebles y artículos para el hogar (9.27%); restaurantes y hoteles (9.72%); bebidas alcohólicas y tabaco (7.63%); vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (4.78%).

Para el caso de alimentos y bebidas, el aumento se explica por el incremento en los grupos de hortalizas, legumbres, y tubérculos, debido a los factores estacionales, y a los mayores costos de transporte; en pan y cereales, por el aumento de insumos como el gas propano, el maíz y el trigo; y para las carnes, por el alza de la carne de res y de pollo.

Hay una particularidad observada para la división de transporte, vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, que se asocia al encarecimiento de los combustibles y las tarifas de energía eléctrica.

“Las proyecciones de inflación anticipan que la total se ubicaría en 8.75% en diciembre de 2022, arriba del límite superior de la meta, pero en diciembre de 2023 se situaría en 5%”, indica el apartado.

Según el informe, la previsión de la inflación para 2022 estaría fuera de la meta determinada, como sucederá a nivel mundial, debido a las presiones inflacionarias de origen externo, o sea la inflación importada. En relación con la inflación subyacente, se pronostica que para diciembre de 2022 se ubicará en 5.5% y en diciembre del 2023, en 4.75%.

En ambos pronósticos, se considera la evolución del precio de los alimentos en función de la estacionalidad de la producción agrícola, precios internacionales del maíz amarrillo y del trigo, así como del comportamiento de los combustibles como gasolina, diésel y gas, acordes a la evolución del precio internacional del petróleo, que también podría afectar el precio del servicio de electricidad.

 

Posición reactiva

Para contener las presiones inflacionarias, la Junta Monetaria (JM) decidí incrementar la tasa líder de interés, luego de analizar el balance de riesgos. Fue así como en febrero, marzo y abril, se decidió mantener la tasa en 1.75%, mientras que, en mayo, junio, agosto y septiembre se incrementó hasta  3%, con base en análisis internos y externos.

El documento oficial señala que “en el entorno macroeconómico mundial aún existe riesgos que podrían afectar la trayectoria de la inflación, lo que seguirá incidiendo en las proyecciones y expectativas para el presente año y el próximo, y se incluirían en el balance de riesgos de inflación, para orientar las decisiones de política monetaria (…) de mantener la estabilidad en el nivel general de precios”.

Pero también, se consideraron algunos factores externos e internos derivados de la coyuntura actual, que, si llegaran a materializarse, podrían desviar la senda prevista.

Riesgos al alza:

  • La persistencia de elevados precios externos podría continuar exacerbando las presiones inflacionarias, sobre todo del lado de combustibles y alimentos.
  • La prolongación de los choques de oferta en algunos sectores y la lenta normalización de las cadenas mundiales de suministros retrasarían la desaceleración de la inflación.
  • El dinamismo del ingreso de divisas por remesas familiares y del crédito bancario al sector privado, podrían inducir un aumento mayor del consumo privado.
  • El elevado nivel de los precios de los energéticos y la exposición de los alimentos a choques de oferta podría provocar efectos de segunda vuelta.
  • Prolongación del conflicto entre Rusia y Ucrania, así como el surgimiento de otros focos de tensiones geopolíticas a nivel mundial, podrían presionar el nivel de precios al alza.
  • El aumento de las expectativas podría impactar negativamente sobre el nivel de inflación en el horizonte relevante de política monetaria.

Riesgos a la baja:

  • Incertidumbre que aun genera la evolución de la pandemia, así como el aparecimiento de nuevas variantes que podrían desacelerar la actividad económica mundial.
  • Las condiciones de elevada incertidumbre en el entorno externo podrían tener un impacto mayor en el crecimiento y la confianza económicos.
  • Las condiciones financieras cada vez más restrictivas, impactarán en el desempeño de la actividad económica mundial.
  • El precio internacional del barril de petróleo podría registrar presiones a la baja derivado del riesgo de una desaceleración en el ritmo de crecimiento de la economía mundial, lo cual podría incidir en los niveles de inflación interna.
  • Los pronósticos de crecimiento para la economía mundial se han ajustado a la baja, lo cual podría incidir en la confianza económica y afectar las expectativas de crecimiento económico interno.

Aun así, hay control

Para Fernando Estrada Domínguez, director de la Comisión de Estadísticas de la Cámara Guatemalteca de la Construcción (CGC), la posición de Estados Unidos es la que marcará la referencia para Guatemala en el tema de inflación.

Recordó que, en el mes pasado, la inflación ya marcó una leve reducción en EE. UU., luego de que durante todo el año mostró un incremento, y eso muestra que ya hay signos de que se empieza a controlar, debido en buena medida a la posición de la Reserva Federal (Fed) para bajar el indicador.

Aunque ya se está logrando controlar la inflación, lo que se provoca es una desaceleración de la economía por el encarecimiento del crédito. No obstante, el alza general de precios ha sido estacional y “por picos” y aunque ya se estabilizó, uno de los productos que quedó afectado fue el diésel.

Aclaró que este es un fenómeno global, y no solo en Guatemala, ya que, en EE. UU., no hay suficiente refinamiento, a pesar de que hay disminución de precios del petróleo y las gasolinas. “El diésel es flete, transporte público y mercancías, que sí golpea y es lo que más preocupa es que no está bajando”.

“En términos generales, la inflación empezará a bajar y no vamos a ver cifras del 9%, pero sí de 5% a 6%. Los fletes hacia China ya están empezando a bajar y la Fed seguirá subiendo tasas hasta que logre controlarla inflación”, puntualizó.

Estrada Domínguez, afirmó que la gran pregunta que se está formulando ahora es ¿habrá recesión o no? Y hay preocupación, a pesar de que la economía de EE. UU., está creando empleo y hay crecimiento. Pero la lógica es que, si la Fed sigue subiendo las tasas de interés, entonces es posible que cause una recesión al restringir la liquidez, y “entonces, se puede controlar la inflación, pero a costa de qué”.

Signos para Guatemala

Al hablar sobre el caso local, el directivo explicó que Guatemala tiene una economía sólida y el ingreso de divisas por remesas y exportaciones sigue creciendo, mientras que las tasas siguen siendo bajas en Guatemala y no tienen ninguna correlación con la Fed.

A la pregunta de si es buen momento para invertir, Estrada aseguró que sí lo es porque la estabilidad económica del país es resiliente y no habrá ninguna inestabilidad cambiaria, una inflación tan alta o un decrecimiento fuerte.

Por lo pronto, las proyecciones de crecimiento económico de la banca central guatemalteca se ubican en torno a 3%, al igual que en el resto de Centroamérica, mientras que la economía mundial crecería solo 2.7%; las economías avanzadas, 1.1%; América Latina y el Caribe 0.17%

Durante un foro de Prensa Libre en el que participó el presidente del Banguat, Álvaro González Ricci, enfatizó que no habrá recesión en el país porque e trabaja en tres líneas de acción para frenar la inflación: aumento de tasa líder, estabilidad del tipo de cambio y control de expectativas.

En tanto que el presidente del sector empresarial organizado, Hermann Girón, indicó que en el 2023 habrá oportunidades de inversión en construcción, exportación, nearshoring, comercio, banca y finanzas, pero es necesario capacitar al recurso humano “y trabajar unidos para que no haya recesión”.

¿Cómo será el 2023 para la economía de Guatemala? Regístrese sin costo al webinar Perspectivas Económicas 2023: Rutas posibles para Guatemala, organizado por Prensa Libre.

ESCRITO POR:

Urias Gamarro

Periodista especializado en macroeconomía, finanzas públicas e infraestructura, con 20 años de experiencia en medios radiales, impresos y digitales.