¿Es posible desarrollar una minería sostenible?
El material que explotamos no es algo que consumimos y después podemos reciclar. Los metales nunca desaparecen y eso es completamente sostenible. Pero lo más importante, es cómo hacer para asegurar que todo el proceso desde el comienzo hasta el fin, y después con el cierre de una mina, se haga de manera responsable y que pueda contribuir a la sostenibilidad de las comunidades alrededor.
¿Cómo puede una mina contribuir al desarrollo? Dando trabajo, apoyando la economía y la formación de la gente y colaborando en proyectos claves para la comunidad. Ser un agente importante durante su existencia y dejar algo positivo cuando termina. Eso es la sostenibilidad minera.
¿De qué manera se puede garantizar ese proceso?
Nuestro programa (Hacia una Minería Sostenible) tiene como objetivo soportar ese proceso y asegurar que la contribución minera sea lo mejor posible. El compromiso como Asociación Minera de Canadá y el de otras organizaciones que están adoptando este programa, como Grenat en Guatemala, es cumplir con lo que llamamos protocolos de desempeño, que abarca varias áreas del
sector minero. Por ejemplo, la gestión de los desechos, el diálogo con las comunidades y la población indígena, la conservación de la biodiversidad y la protección del agua.
¿Qué componentes tiene este protocolo?
En cada uno de los protocolos hay indicadores de desempeño, basados en una escala de cinco niveles y cuando más se sube, hay más criterios por cumplir. Cada uno de los proyectos que participan en este programa realizan cada año una autoevaluación de los 30 indicadores que tenemos y a los tres años, se hace una verificación externa independiente para asegurar la pertinencia de la nota y que no sea simplemente la opinión de la empresa.
Los indicadores son muy rigurosos. Normalmente, cuando una empresa comienza, va a tener buenas notas en algunos indicadores, pero muchas veces tendrá notas más bajas en otros aspectos. La ventaja de nuestro programa es que se pueden ver las brechas, para mejorar.
El segundo aspecto, muy importante, es que cada cámara tiene la obligación de establecer un comité consultor externo. Un panel independiente. Es nuestro caso, tiene representantes de los tres grupos indígenas canadienses, los sindicatos, las organizaciones no gubernamentales y el sector financiero, entre otros. Este grupo está muy implicado en el desarrollo de los indicadores y contribuye a la transparencia del sector.
¿Cómo puede contribuir la adopción del programa a resolver la controversia y conflictividad que genera la minería en Guatemala?
Cuando la Grenat establezca esto en Guatemala, será algo único, porque hasta ahora existe una mesa de diálogo que permite avanzar. Sé que en Guatemala la historia minera no ha sido siempre fácil, ha habido conflictividad, y la única manera de avanzar es con el diálogo, entender a las comunidades, sus expectativas, sus esperanzas; tratar de trabajar con ellas y no ignorarlas.
Según el acuerdo que firmamos con la Grenat, se dispone de cinco años para implementar el programa y establecer un panel independiente, hasta llegar al punto de verificación externa.
¿Cuáles son los resultados en otros países que han adoptado el programa?
Nuestro programa existe en 11 países, abarca a 200 empresas y 600 instalaciones mineras, y ha sido reconocido como uno de los estándares mineros más importantes. Reducir la conflictividad no es algo que se logre de un día para otro. En Finlandia, que fue el primer país donde se adoptó, hace como cinco o seis años, al inicio había mucha tensión por causa de accidentes que se producían en la industria; ahora está en calma y los sectores trabajan en conjunto.
En Canadá, el gobierno apoya mucho al sector minero, algo que no fue así en el pasado. Otro caso es el de Filipinas. Comenzaron justamente porque había una prohibición gubernamental para el desarrollo de las minas a cielo abierto, a menos que las empresas adoptaran los estándares de Australia o Canadá. No sabían exactamente qué significaba eso, pero buscaron información y nos contactaron. Suscribimos un acuerdo para implementar nuestro programa y llevan cuatro años.
El año pasado se eliminó la prohibición a la minería a cielo abierto, porque ahora tienen más confianza en el sector y cómo opera. Es un proceso que requiere paciencia, porque se trata de cambiar la cultura de un área que históricamente ha estado algo cerrada. Muchas veces nuestras operaciones están muy aisladas y lejanas a la gente.
Uno de los aspectos críticos es precisamente la minería a cielo abierto. ¿Se puede eliminar esa práctica?
Cuando se descubre una mina, a veces la industria tiene opciones. Algunos descubrimientos pueden ser el cielo abierto y otros bajo tierra. A veces no hay opciones y el metal solo puede sacarse al exterior. Entonces la única opción es hacerlo con las mejores prácticas para minimizar el impacto medioambiental. También las prácticas de restauración han mejorado bastante.
Entiendo perfectamente por qué algunos pueden tener dudas, pero hemos mejorado y lo seguimos haciendo. Lo importante es tener la oportunidad de tener una conversación abierta y honesta con la gente, para demostrar qué opciones tenemos para minimizar el impacto y que confíen en que lo podemos hacer de una manera responsable.
¿No es contradictorio hablar de minería sostenible?
Para luchar contra el cambio climático, vamos a necesitar más minería. Requerimos de metales para la transformación directa del sector de transporte, los paneles solares necesitan mucho metal, incluso mucha plata. En Canadá, ahora tenemos tres instalaciones mineras que usan puramente vehículos eléctricos. Claro, tenemos la ventaja de que en allá nuestra energía es de las más limpias del mundo, pero cuando usamos vehículos eléctricos también reducimos bastante las emisiones. No es el caso en todos los países, pero es posible avanzar con la minería y al mismo tiempo reducir las emisiones.
En Guatemala ha habido casos de proyectos mineros suspendidos por no cumplir con la consulta previa a las comunidades indígenas…
Es algo que se contempla en los indicadores del protocolo. La consulta previa y el diálogo con las comunidades y la población indígena tiene un alto nivel de compromiso. Aceptamos esa realidad y trabajamos justamente con todos para mejorar y cambiar hasta lograr su implementación.
¿Y qué decir de las regalías mineras?
No conozco el sistema de regalías en Guatemala, pero ahora hay una tendencia en Latinoamérica de revisar ese tema. Lo hemos visto en Colombia, Chile, Perú o Bolivia. Una ventaja que tiene Canadá es la estabilidad de nuestro sistema fiscal, por lo que las regalías no cambian y eso es muy importante para el sector minero. Guatemala y los otros países tienen que tomar en cuenta la importancia de la estabilidad y también la competitividad de su sector.
De las empresas mineras que operan en Guatemala, ¿alguna ya implementa el programa?
Pan American Silver (responsable de la mina Escobal, Santa Rosa, en fase de mantenimiento tras la suspensión de las operaciones en 2017 por una sentencia de la Corte de Constitucionalidad para que se realice la consulta previa), es miembro nuestro y ya está implementando el programa. Hace un año hicieron su primera verificación externa. Creo que Pan American Silver va a ayudar a los otros miembros de la Grenat a avanzar en este programa, porque ya tienen la experiencia.
¿Y cuáles han sido los resultados?
Como yo esperaba. Su desempeño no está al mismo nivel que el de una empresa con 15 años de experiencia. Han obtenido a muchas notas a nivel A, pero también algunos al nivel B. En algunos indicadores obtuvo AA, pero es una mezcla. Es completamente normal para un primer año de verificación externa. Es un proceso que lleva cuatro años de preparación para llegar a ese punto.