El reino ultraconservador, vecino de Qatar, abrió sus puertas a los turistas extranjeros en 2019, en su intento por reducir su dependencia económica del petróleo, que supone casi la totalidad de los ingresos de la monarquía.
Hasta entonces, el país solo otorgaba visados a los extranjeros que lo solicitaban por motivos de negocios, de trabajo o religiosos, como la peregrinación a La Meca.
Desde entonces y con la intención de atraer turistas, las autoridades de Arabia Saudí han iniciado una serie de megaproyectos y ha abierto las puertas de la joya arqueológica de Al Ula, región en el noroeste del país habitada desde hace 7 mil años que cuenta con construcciones similares a las de Petra, en Jordania.
Asimismo, las autoridades saudíes han impulsado una serie de reformas aperturistas con el mismo objetivo, si bien ONG internacionales han cuestionado si es éticamente correcto hacer turismo en un país como Arabia Saudí, que cuenta con un pésimo expediente en materia de derechos humanos.
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